Gina Caro ha recibido el Premio Omar Valdés por la Obra de la Vida, como reconocimiento a su trayectoria artística. Conocer los entresijos de la carismática actriz es un disfrute para quien la quiere y la admira. Ese es el porqué de este diálogo cómplice.

Gina, ¿dónde naciste?

-Nací en La Habana, pero crecí en Cienfuegos por razones de familia. Mi abuelo era un hombre erudito que me motivó hacia el mundo cultural. Al integrar la primera formación de aficionados del Teatro Tomás Terry de Cienfuegos, comencé a actuar guiada por los directores argentinos Isabel Herrera y Alberto Panelo, quienes tanto aportaron al movimiento teatral cubano.

¿Cómo entras al mundo profesional?

-En 1970 recibo un curso de dos años, impartido por el director Armando Suarez del Villar, e integro el Centro Dramático de Cienfuegos como actriz profesional, interpretando el repertorio de clásicos cubanos. En ese colectivo permanecí 16 años, junto a compañeros queridos de los que me es imprescindible mencionar a Generoso González, director artístico con quien tanto aprendí.

Del Centro Dramático pasas a integrar el grupo Teatro Escambray, ¿qué connotación tuvo ese colectivo en tu carrera?

-Teatro Escambray incidió mucho en mí pues esa agrupación se orientaba hacia un teatro antropológico, por lo que fui permeándome de herramientas investigativas que me acompañan en mi trabajo como actriz y estudiosa del teatro. El haber convivido y trabajado, de manera tan cercana, con Gilda Hernández, destacada teatrista, la cual, junto a su hijo, Sergio Corrieri, y un reducido grupo de actores, crearon ese antológico colectivo en las montañas del Escambray, me motivó a escribir el libro: Fidel y Gilda en el Escambray, que muy pronto será publicado por Ediciones Alarcos.

Al concluir tu relación con Teatro Escambray, llegas a la capital para integrar la Compañía Rita Montaner y, después de ocho años, formas parte de otros colectivos como: Teatro D´ Dos, Vital Teatro, Pequeño Teatro de La Habana y Teatro del Puerto, mientras participas en proyectos de la televisión nacional, ¿puedes referirte a tu labor audiovisual?

-Como miembro de Teatro Escambray formé parte de: La Semilla Escondida, Lucha Contra Bandidos y Juicio Oral. Ya en La Habana he actuado en diferentes producciones como las series: Los pequeños fugitivos, Flores con Patricia, Rompiendo el silencio, De amores y Esperanzas, en tres temporadas, Tras la Huella, cuentos, teleplays, y en las telenovelas Más allá del límite y Santa María del Porvenir.

Concluiste recientemente las grabaciones de la telenovela Asuntos Pendientes, dirigida por Felo Ruíz y Tamara Castellanos, ¿cuánto te aportó ese trabajo?

-Me interesó mucho el superobjetivo de la serie, la idea central de la telenovela me gustó porque es una defensa de la mujer. Considero que el director Felo Ruíz es un pedagogo que va guiando a los actores y al equipo técnico con las mejores maneras, de forma asentada, intercambiando ideas; por lo que encaré ese trabajo con mucha tranquilidad. Le agradeceré eternamente a los directores el haberme confiado el personaje de Zenaida, una mujer que también fue víctima del machismo y que trata de preservar el matrimonio de su hijo, el cual ve deshacerse.

Además de actuar en teatro y televisión has tenido experiencias cinematográficas como: De la Luna a Montevideo, Martí o El Ojo del Canario y Bolívar, además de colaborar con los estudiantes de la EICTV y la FAMCA, ¿de qué manera adaptaste tu expresividad teatral al cine y la televisión?

-Todos los medios tienen sus características y sus especificidades, yo soy una persona que hablo con todo, el rostro, el cuerpo, por lo que adaptarme a la televisión y al cine fue un proceso difícil, incluso sigue siéndolo. Me tuve que adaptar, y tuve que observar cómo los actores, avezados ante la cámara, empleaban la gestualidad a partir del conocimiento técnico de los planos y el minimalismo gestual sin alarde de recursos, lo cual me ha llevado a estudiar técnicas de televisión también, no solo la expresividad gestual sino también la proyección sonora, la cual requiere ser modulada de acuerdo al medio que emprendes.

¿Qué método utilizas para construir tus personajes?

 -Aunque conozco la teoría actoral, busco los personajes en la calle y con eso te quiero decir que observo constantemente los comportamientos humanos. Siempre escribo la biografía de los personajes para entender el porqué de las acciones que realizan en la trama, sus motivaciones. Me considero una autodidacta con mucha necesidad de aprender.

“Lamento no haber estudiado en el Instituto Superior de Arte pues considero que esa Universidad de las Artes es un logro de la Revolución que ha dado muchísimos artistas talentosos, al igual que la Escuela Nacional de Arte y la de Instructores de Arte. He tratado de completar mi formación a través de diferentes talleres y postgrados que han contribuido a mi superación personal, entre ellos el taller radial ofrecido por el Premio Nacional de Radio Iván Pérez, en Radio Progreso”.

Has trabajado con dramaturgos como Héctor Quintero, José Milián y Gerardo Fulleda León, quienes, además, dirigieron sus propios textos, ¿de qué forma te relacionas con el texto dramático?

-Si tengo algún cuestionamiento me dirijo a los escritores con mucho respeto, argumentando sólidamente mi propuesta cuando he propuesto una idea o la transformación de un parlamento, pensando siempre en el beneficio de la puesta, ya sea en teatro o en televisión. Siempre he recibido la comprensión de mi punto de vista.

¿Puedes referirte a los reconocimientos que has recibido por tu labor actoral?

-Me fue otorgado el Premio Fernandina de Jagua en 1975, el Premio Mejunje en 1994 y la Mención de Actuación Especial en el Festival de Camagüey en el año 2000. También recibí la Medalla Raúl Gómez García y la distinción de Vanguardia por el Sindicato de Trabajadores de la Cultura, en varias ocasiones.

Desde 2015 te desempeñas como profesora voluntaria en las Aulas del Adulto Mayor y eres Presidenta del Club Martiano “NORSTRAND” de La Fragua Martiana, de la Sociedad Martiana Nacional. ¿Por qué te has involucrado en esas tareas?

-La necesidad de saber me ha conducido siempre, participé en la Campaña de Alfabetización y al impartir clases continúo aprendiendo. Esas actividades me complementan.

¿Qué trascendencia tiene para ti recibir el Premio Omar Valdés, otorgado por la UNEAC?

-Pude conocer a Omar Valdés en los festivales de teatro y compartimos variados momentos en los que pudimos confraternizar, lo admiré mucho y es un honor recibir un premio que lleva su nombre. Agradezco inmensamente al comité de selección por pensar en mí y esta expresión de respeto hacia mi obra artística.

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