Silvia Maritza Rosales Pomares (Cienfuegos, 10 de septiembre de 1929 - La Habana, 14 de febrero de 2013) a fuerza de talento, esfuerzo y trabajo se convirtió en una de las personalidades imprescindibles de las Artes Escénicas y la Comunicación del siglo XX cubano e iberoamericano y en una de las artistas más queridas de nuestro país.

El arte le llega del abuelo, director de escena y de teatros; de su madre cantante y de su padre, periodista. Paso a paso consolida una formación que le abre las puertas de los más diversos escenarios.

Aprende ballet en la escuela de Alicia Alonso, matricula Ciencias Comerciales en la Universidad de La Habana y se adentra en la declamación con Enriqueta Sierra.

 

Cuando el predio universitario inaugura el seminario de Arte Dramático —más conocido como Teatro Universitario—, se reencuentra con el arte. Allí, deviene destacada alumna que enmascara su adolescencia con su exuberante anatomía, y dirigida por Ludwig Schajowicz interpreta Edipo Rey, Nuestra Natacha, El mercader de Venecia y Electra en la Academia de Arte Dramático municipal —ADAD—, El Patronato del Teatro y la Compañía Farseros. Muy pronto deviene primera figura de las tablas y desplegará por decenios un intenso ejercicio teatral que la hará transitar por el teatro La comedia, la compañía de Miguel de Grandy —junto a Arturo Artalejo—, las salas Arlequín, Talía, Tespis, Idal y, finalmente, la Hubert de Blanck, donde protagoniza por dos años consecutivos Marea baja, y el Teatro Martí. No satisfecha con sus conocimientos, durante 1945, recibe seminarios de arte griego y del teatro de Shakespeare.

En paralelo, irrumpe en el ámbito mediático. Durante 1946, debuta en la emisora CMZ del Ministerio de Educación y concursa en el Movimiento de Voces Nuevas de la RHC, Cadena Azul capitalina. Cuando en 1947 se funda Unión Radio, deja a un lado su experiencia y sin titubear, bolear para esa planta, donde debuta con Tras la noticia, producido por González Regueral. (1) Desde 1948, reitera esa práctica en RHC, Cadena Azul y tres meses después, Amado Trinidad la contrata como artista exclusiva para Sucedió en Cuba. Será allí, durante 1949, cuando Tú me hiciste perversa —radionovela del espacio habitual Mujeres indefensas, de esa cadena— le proporcione su primer protagónico, en dueto con Raúl Selis, que impactara su trayectoria actoral. Le siguen: Amor en primavera, Entre las sogas y, ya en 1950, El barón, Gran Teatro y La Habana es así.

Su labor se expande hacia Radio Progreso, pero será la cadena nacional CMQ Radio quien la catapulte a la popularidad en importantes novelas, aventuras como Leonardo Moncada y humorísticos como Tota y Pepe, su primer personaje cómico —bobalicón y aniñado— que genera simpatía en su pareja con Manolín Álvarez.

Incansable, como una verdadera dama de la escena y la comunicación cubanas, alterna las tablas, y en los medios electrónicos actúa, hace locución o modelaje comercial en más de cien anuncios filmados en kinescopio.

En 1950, en su rol de Delia —bailarina casada con un cantante famoso—, asume su primera película: Siete muertes a plazo fijo. Allí revela su indiscutible madurez como actriz protagónica junto a Alejandro Lugo y Raquel Revuelta. (2)

En la televisión, Maritza deviene fundadora múltiple. Unión Radio TV (Canal 4) inició operaciones en octubre de 1950 y, dos meses después, lo hace CMQ TV (Canal 6). En ambas la Rosales construye un periplo creciente y perenne, entre el drama y la comedia, que le brindan prestigio.

En 1951, debuta con Los guantes de Gino, en Tensión en el Canal 6, junto a Alejandro Lugo y deviene, al lado de German Pinelli, coanimadora del programa de participación Aquí todos hacen de todo y de su similar, Como a Ud. le gusta. Ya en abril, actúa para El teatro del Canal 4 y desde julio, en este mismo género, para Estudio l5 del Canal 6. En estas televisoras, por dos años consecutivos, trabaja habitualmente para: Philcodrama, El humo del recuerdo, Historias de amor, Teatro del domingo, Pantalla dramática, Grandes comedias del mundo/Teatro del hogar, Un romance cada jueves, Su programa Fab, Teatro en TV y El Spirit.

Cuando en 1952 Radio Televisión El Mundo S.A adquiere el Canal 4 y Unión Radio, asimila sus frecuencias de emisión, sus artistas, especialistas y hasta los programas más exitosos que transitan hacia el flamante Canal 2, inaugurado oficialmente en febrero de 1953 y finalmente operado por Telemundo S.A.

Allí, un trimestre después, ella interpreta en Un romance cada jueves una novedosa versión de Séptimo cielo, donde hace elenco con el mexicano Carlos Navarro y los cubanos Antonio Vázquez Gallo, Ernesto de Gali y Maruja García, todos bajo la dirección de José de San Antón. En agosto, le sucede El mundo en que vivimos, de Félix Pita Rodríguez, donde Fela Jar, Adela Escartín, Reinaldo Miravalles, Sergio Dore, Enrique Montaña, Jorge Marx y ella comparten actuaciones con grandes figuras como Pilar Mata, Rosa Felipe y Emilio Gandero —en la locución— bajo la producción-dirección de Alberto Vilar.

Entre 1954 y 1955, alterna en los canales 4 y 2, viejas y nuevas propuestas: Historias del puerto, Teatro del hogar, Su programa Fab, Un romance cada jueves, Drama con Velia, el sabatino Historias de amor, El gran teatro del Canal 4, de los domingos, con la dirección de Sirio Soto. Muy pronto, interpreta a Doña Inés en Don Juan Tenorio junto a Manolo Coego y Guillermo Palomar y participa en Esta noche a las ocho, de Vázquez Gallo; a la par que, junto a Enrique Almirante, asume el protagónico de Samarkan, el indomable, nuestra primera aventura heroica audiovisual.

Su profusa actividad en la televisión no le impide, desde febrero de 1954, actuar para El Patronato del Teatro, multiplicarse en las doncellas de las novelas de CMQ Radio: La culpa de la otra, de Aleida Amaya, con Marina Rodríguez y Alberto González Rubio y Más fuerte que el amor, con Charito Carvajal, Raquel Revuelta y Manolo Coego en Radio Progreso y, finalmente, protagonista de Su Programa Fab. Para entonces, comienza a actuar esporádica y recurrentemente en el unitario Conflictos humanos, del Canal 6, donde se mantendrá hasta 1959. En noviembre de 1955, comparte con Otto Sirgo el protagónico del Don Juan Tenorio en el Teatro Martí. Esta fecundidad le vale, ese año, el premio anual de la crítica como Mejor Dama Joven.

Al culminar su contrato con Telemundo, la Rosales obtiene la exclusividad de la famosa y poderosa jabonera Crusellas, quien le autoriza en su tiempo libre del domingo a actuar en una telenovela que hará época. La obra en cuestión es Historia de tres hermanas, novela histórica de Mercedes Antón, donde comparte roles protagónicos con Violeta Jiménez, Josefina Rovira y Enrique Santiesteban.

Pese a su juventud, Maritza poseía amplia experiencia en personajes sensuales y malvados y eso le permite hacer de su memorable Reina Milanés, un hito actoral y un fenómeno comunicativo nacional. De esta manera, en esos últimos años de la década del cincuenta, la actriz alcanza el pináculo de su fama y se roba el show.

Pero Maritza no es solo una excelente artista, su éxito profesional estaba a la par de su sensibilidad social. Así, siendo toda una estrella de la Industria Cultural cubana, se integra al núcleo artístico que durante la insurrección popular contra Fulgencio Batista, participa de forma activa en el Movimiento 26 de Julio. Su pujanza y audacia es tal que sufre registros e interrogatorios. En el último de ellos, el tristemente célebre sicario Ventura Novo, le advierte que ni la fama del personaje de Reina le salvaría en la próxima oportunidad.

Con similar pasión, durante 1959, denuncia la transferencia de los fondos de CMQ hacia el exterior y el arrebato del derecho autoral de nuestros artistas, cuando se difundían en otros países los programas donde ellos participaban. (3) Por ello no extraña que en octubre de 1960, junto a Violeta Casals —la locutora insurrecta de Radio Rebelde en la Sierra Maestra— y Raquel Revuelta, integre el grupo de actrices que demandan la intervención estatal del Circuito CMQ.

En 1961, dirige en el Instituto de radiodifusión —ICR— un movimiento teatral sui generis. Se trata de TELÓN 23: sala de teatro que en horarios alternos a la producción mediática usaba el Estudio 2 para promover el teatro universal, interpretado por jóvenes talentos.

Este proyecto, precursor de los proyectos teatrales comunitarios, funcionaba como una cooperativa donde artistas no profesionales recibían, además de esta oportunidad, el sustento financiero que provenía de las ganancias de taquilla, el beneficio del entrenamiento, el contacto directo con el público y las clases de actuación gratuitas impartidas por grandes figuras como Maritza Rosales. Así, por casi un semestre, se sucedieron diversas puestas, montadas y realizadas por otros artistas del Instituto, quien proveía la escenografía y el local.

Con energía juvenil, sapiencia y prestancia recorre una y otra vez la radio y la televisión. ¿Cómo olvidar su famosa Verena de la telenovela Rancho Luna, de Dora Alonso, sus continuas presentaciones en el Teatro ICR o La Comedia del domingo y sus apasionadas y singulares protagonistas de las novelas literarias de todo el orbe en Grandes Novelas?

Las décadas del 60 y el 70 presencian su plenitud actoral en la pantalla chica, dirige puestas teatrales en las tablas y en la radio, y en Radio Liberación —antes CMQ Radio— coordina y dirige espacios de teatro universal; el último fue en 1983, Yerma, donde también actuó. Por añadidura, en 1977, egresa de la Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana.

En febrero de 1987 Maritza pasa a retiro, pero no abandona la actuación. En 1994 retorna a su querida pantalla en presentación especial para el humorístico Gracias, Doctor.

Un año más tarde, sella con broche de oro su profusa y fértil carrera con su último personaje, la insuperable Nenita Pubillones de la telenovela El año que viene, creada y dirigida por Héctor Quintero, donde brinda una extensa y contundente clase magistral de actuación.

Así, de principio a fin, Maritza Rosales se sembró en el corazón del pueblo de Cuba. (3) “Desde que abrí los ojos al mundo quise ser actriz y a ello me dediqué. La actuación es toda mi vida”.

 

 

 

 

NOTAS:

(1) En 1947, productor radial en Unión Radio. Más tarde, productor y asistente de dirección cinematográfico y periodista.
(2) Le siguen: Cuba canta y baila (1951), La única (1952) y Hotel tropical (1954). Mares de pasión (1959), de Colombia.
(3) Maritza Rosales Pomares ostentaba las mayores condecoraciones de la Televisión y el Instituto Cubano de Radio y Televisión; las medallas Frank País, la de la lucha clandestina y la Raúl Gómez García; así como la Distinción Por la Cultura Nacional. Cuando en el 2003 se celebró la primera edición del Premio Nacional de la Televisión de servicio público cubana, ella estuvo en el privilegiado grupo que lo recibió por vez primera.
 

 

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