Una de las voces autorales más reconocibles y eficaces de la tele-dramaturgia cubana, acaba de partir a otro plano existencial, dejando un profundo vacío en quienes hallamos en sus guiones, monumentales universos creativos, llenos de sutilezas, intelecto y una emotividad desbordante. Yamila Suárez, deja con su partida física una obra fértil, compleja y pletórica de guiños culturales, que hacían de sus melodramas piezas incisivas, entre la tradición y la transgresión.
El interés por detectar los dobleces psicológicos y morales de los seres humanos, hizo de Yamila una autora atípica en el medio, fundamentalmente en el género que más la dio a conocer: la telenovela.
Si bien telefilmes de singulares poéticas como Desiré, Invierno y Otoño, la ubicaron sin dificultad en el mapa audiovisual de la isla, sus melodramas seriados le brindaron a nuestra televisión caminos representacionales muy bien definidos y opuestos a las más tradicionales tendencias.
La otra esquina, su primera telenovela, conjugó el buen empleo de nuestras realidades insulares con las fórmulas del folletín clásico, sin que la partitura dramática adoleciera de profundidad ni de la necesaria dosis de entretenimiento.
Por su parte, en Vidas Cruzadas, la ingeniosa guionista, echó mano de una premisa cercana a los culebrones mexicanos, pero aderezada con personajes muy bien diseñados, soluciones más realistas y subtemas álgidos, desafiantes.
Asuntos Pendientes, su última telenovela, fue seguramente, la entrega más arriesgada de Yamila Suárez. Contar una historia con claras posturas feministas en un país donde el machismo aún se aloja en los más pequeños detalles, representó un acto de valentía y compromiso social que nunca debe faltarle a nuestros autores y materiales audiovisuales.
Se extrañará de Yamila esa sobrenatural virtud para construir universos, para darle voz a criaturas periféricas, invisibles, pero presentes en el entramado social del que formamos parte. Se echará en falta el amor y el compromiso artístico de una mujer que vio en el guion televisivo una zona ideal para hablarle a su tiempo.