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Aunque se ha movido también en el documental deportivo o el audiovisual de fusión, el realizador brasileño Joao Wainer prefiere, al menos en lo fictivo, enfocar ambientes turbios y marginales, como ha plasmado en títulos anteriores tales como La aula o La reina, y repite en su nuevo filme Bandida, la número uno, que ocupa el espacio De nuestra América este miércoles. 

Libremente inspirado en el libro autobiográfico de Raquel de Oliveira, quien, vendida desde los nueve años por su abuela a un poderoso narcotraficante de la favela Rocinha, al sur de Río, llega a convertirse en toda una líder que se abre paso, tras varias circunstancias, en medio de pandillas rivales, droga, lucha por el poder y traiciones. 

Desarrollada en los años 80 del siglo pasado, la obra —que acertadamente se filmó en un formato que reproduce la textura de los videos, soporte típico de la época— sigue el rastro de mujeres empoderadas en el mundo de la droga y el crimen, al estilo de La Reina del Sur, de México, o la colombiana Rosario Tijeras, mientras se suma a la saga que, dentro del propio Brasil, enaltecen obras como Ciudad de Dios o Tropa de élite, en cuanto a reflejar el conflicto entre pandillas dentro de las favelas y todo lo que ello genera: violencia, contubernios con la policía corrupta y guerras intestinas por el control de la droga y el crimen. 

Lamentablemente, no llega al nivel de complejidad y excelencia artística de estos referentes, pues, si bien la ambientación se consigue, el guion y los personajes resultan demasiado planos, sin desarrollo suficiente, los cuales se plasman con más pena que gloria en una puesta llena de lugares comunes y situaciones predecibles. 

Y aunque algunas actuaciones secundarias descuellan dentro de su amplio elenco, resulta evidente la falta de carisma y gracia de la actriz protagónica María Bomani. 

La impronta documental, más el aludido método de filmación imitando la imagen audiovisual de la época en que transcurren los hechos, confieren, no obstante, un pertinente aire de realismo a la película, que en su banquete de adrenalina y acción puede, no obstante, motivar a quienes gustan de este tipo de filme.