Valoraciones acerca de una obra que evidencia la superación artística de Delso Aquino y Amílcar Salatti

Cuando me pidieron que presentara el telefilme “A solas”, escrito por Amílcar Salatti y dirigido por Delso Aquino, muchas ideas vinieron a mi mente.

Recordé cómo conocí a Aquino, cómo he seguido su carrera, desde “Pateando la lata”, y cómo lo he visto crecer, obra a obra, por su trabajo constante.

De Amílcar Salatti solo habría que decir que, hoy por hoy, el audiovisual cubano tiene en él a uno de sus mejores y más laboriosos guionistas.

 

Pero me satisface mucho poder decir hoy que “A solas” es un trabajo de madurez para ambos. Se trata de una comedia, género últimamente ausente de nuestras pantallas, con la falta que nos hace reír, pero no es una comedia tonta como las que inundaron el espacio de telefilmes en los años finales de la década de los 90.

Luego de ver “A solas”, todos vamos a reflexionar inevitablemente sobre la urgencia ante la falta de comunicación entre los miembros de nuestras familias y sobre la necesidad de que los padres confiemos más en las capacidades de nuestros hijos y los eduquemos, no sobreprotegiéndolos, sino dándoles responsabilidades y libre albedrío sobre sus propias vidas.

Ese es el súper objetivo de este telefilme, transmitido en el espacio Una calle mil caminos, acompañado por una revista con opiniones de jóvenes y especialistas sobre el tema.

Pero aunque hay una frase que se le endosa a varios creadores, de que en una película lo más importante son tres cosas: el guion, el guion y el guion. El casting y la dirección de actores de “A solas” demuestra que lo que se escribe hay que decirlo bien para que funcione.

Y los actores jóvenes, sobre los que recae la mayor parte de las escenas de esta obra, tienen resultados muy buenos.

Gabriel Wood demuestra que tiene madera de gran actor y saca su personaje con un encanto y una profesionalidad que ojalá no se le “suba pa´la cabeza”.

Custodiado por Ernesto Escalona, que ya conocíamos de Habanastation, Eileen Acosta y el debut de Yanara Oliva, se logra un cuarteto de actuaciones sin estridencias, en el tono justo, y demuestran que no hay que ser vulgares ni exagerar en la gestualidad para lograr verosimilitud y parecerse a los jóvenes de la Cuba de hoy.

Los adultos padres que los acompañan también merecen un comentario. Yasmín Gómez y Néstor Jiménez no dejan de asombrarnos presentándonos personajes nuevos que caminan con destreza en el peligroso tono de la farsa.

Carlos Luis González, quien nos resulta muy convincente en UNO todas las semanas como policía, ahora nos deleita con un bandolero nada estereotipado.

Gelliset Valdés nos muestra que es una actriz muy versátil que puede hacer más que humor y Massiel de la C. Dueñas, Maikel Amelia Reyes, Yenifer Villanueva y Denis Ramos tienen desempeños muy loables en pequeños y medianos personajes.

Paula Alí, como el Rey Midas, convierte en oro todo lo que toca y borda una vecina chismosa, “metiche” pero entrañable.

Se me queda Patricio Wood, el padre de la criatura, para quien no hay papel pequeño, pues con su inteligencia siempre le saca lasca a todo.

Pero aunque siempre digo que una obra de ficción depende en gran parte de su guion y de sus actuaciones, las especialidades que adornan esta película solo hacen que se cuente mejor la historia en un lenguaje contemporáneo, que va a lograr una alta empatía con los públicos.

Hablo de la fotografía de Roberto Mera, de la banda sonora de Gustavo Caraballoso, de la edición de Maykel Román, de la música de Dagoberto Pedraja, de la dirección de arte de Luis Lacosta, del diseño de vestuario de Elio Vives y de la producción de Joannys Labrado, quienes merecen elogios por los resultados artísticos, en tiempos en que, como todos sabemos, producir una película cuesta alma, corazón y también vida.

Quiero referirme a la importancia de que obras como esta se produzcan por nuestra televisión. Efectivamente pueden resultar costosas, pero sin dudas son necesarias.

Cuando mañana la vean miles de televidentes, estaremos haciendo un aporte a nuestra sociedad, necesitada de que se hable de este tema y de otros como la violencia, el creciente alcoholismo en los adolescentes y jóvenes, el embarazo en edades tempranas, etcétera.

Muchos se asustan porque estos temas estén en pantalla y asumen que si de ellos no se habla puede soñarse que no existen, sin tener en cuenta que no hay mejor fuente de inspiración para nuestros creadores que la propia realidad y lo mejor, cuando hay problemas, es abordarlos y analizarlos para entre todos encontrar las soluciones.

Aseguro con toda responsabilidad que para eso no hay mejor camino que el arte. Por eso, bienvenidas sea “A solas” y otras obras que puedan producirse con el nivel artístico que tiene esta.

 

 

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