Virulo conversa sobre lo que ha sido gran parte de su creación artística en tiempos de pandemia

Pareciese que tiene siempre a flor de labios la respuesta precisa, mesurado, tranquilo, buscando hacerse entender de manera clara y atinada. Virulo conversa sobre lo que ha sido gran parte de su creación artística en tiempos de pandemia. Esta dramática situación por la que atraviesa Cuba y el mundo ha sido motivo temático para ocupar su tiempo y volcar su ingenio en esa reflexión necesaria que nace, en su caso, a partir del humor, su arma favorita para valorar al hombre y su entorno.

¿Por qué el humor para abordar este flagelo?

–Creo que a través del humor se puede ayudar a que las personas pierdan el miedo ante una situación tan terrible como esta de la covid-19, y perder el miedo no significa perder la óptica del peligro. Es decir, la música y el humor pueden servir para que seamos más conscientes del peligro, de lo que representa este flagelo y para que asumamos las cosas de una manera más racional. El miedo puede tener como consecuencia que la gente ignore lo que está pasando, o sea, se instale en la negación de todo lo que está sucediendo, y eso les ocurre a muchos y por eso se despreocupan. Es como si esto nunca les fuera a pasar a ellos.

“Por otro lado, el miedo provoca igualmente que la gente se paralice y no haga nada. Y esto requiere que nosotros no nos paralicemos, sino que entendamos y hagamos entender del peligro que trae consigo la covid-19. Por tanto, cualquier esfuerzo que se haga en ese sentido es poco, venga del modo que venga”.

El tema de la covid-19 le ha llevado a asumir colaboraciones con otros artistas, cuéntenos de la experiencia.

–A mí siempre me ha gustado trabajar en colectivo, desde los primeros tiempos del Conjunto Nacional de Espectáculos, aquella compañía que yo dirigía en el Teatro Karl Marx. Por entonces, las propuestas se lograban en colectivo. Yo escribía los guiones junto con Héctor Zumbado y Jorge Guerra, el chileno que estaba con nosotros. Carlos Luis de la Tejera opinaba todo el tiempo y así también el resto del grupo. Esto indudablemente ayudaba al mejor desenvolvimiento de los espectáculos.

“Todos tenían participación y, bajo esa premisa, trabajé con los músicos. Recuerdo hacerlo con Formell y los Van Van, Adalberto y otros muchos más músicos e intérpretes, muy reconocidos, por cierto, para concebir la música de las puestas. Del mismo modo trabajaba con los coreógrafos, los escenógrafos, y esta ha sido una experiencia vital para todo lo posterior que he seguido realizando.

“A partir que comencé a escribir estas canciones por la covid-19 y que la Egrem se interesara en realizar un disco con ellas, de inmediato comenzaron a ayudarme con las producciones. Hasta el momento las ha estado llevando Yoel Martínez, integrante de Buena Fe, que me ha ayudado muchísimo porque conoce a mucha gente, y así hemos ido viendo y decidiendo con quien grabamos cada canción.

“En ese sentido, mi idea del disco es trabajar cada canción con un grupo diferente. La primera canción, “Dale candela”, se grabó con el Septeto Nacional; “Pórtate bien”, con Buena Fe; “Sal de las colas”, con Kelvis Ochoa. Ahora vamos a hacer “La pegasón”, que habla del distanciamiento necesario en las colas y los tumultos. Aún no está definido con quien se grabará esta última, pero se ha pensado que sea con una agrupación cubana muy importante, pero, bueno, no me puedo adelantar hasta que no esté realizado, y así quiero ir trabajando con colectivos cada una de estas canciones.

“En el caso de “Con Cuba no te metas”, que también forma parte de este disco, constituyó un trabajo colectivo mayor. Participó la Sinfónica Nacional, el Coro Entre voces, dirigido por la Maestra Digna Guerra, Pupy y los que Son Son, encargado del arreglo musical, la Conga de Los Hoyos y todos los cantantes que intervinieron. En ese sentido, creo que estuvo muy bien representada la música popular cubana con intérpretes muy populares como Yumurí, Mayito, María Victoria, Ricardo Leyva, Israel Rojas.

“Este colectivo importante de artistas se ha sumado, entre otras razones, porque esta canción es una respuesta a las agresiones de Donald Trump contra Cuba y su política criminal hacia nosotros. Yo espero que sigamos haciendo canciones donde participen otros importantes artistas.

“Y justo esta es la producción en la que me encuentro inmerso ahora mismo, auspiciada por la Egrem. Ya se han escuchado algunas de las canciones que he compuesto, quedan otras y espero que gusten tanto como estas que han tenido muy buena acogida por parte del público.”

Ciertamente estos tiempos no lo permiten, pero una vez vista la luz al final de este túnel, ¿cuál sería la presentación que quisiera protagonizar Virulo?

–Me gustaría presentar un espectáculo en el Teatro Karl Marx con todas estas canciones y poder estar acompañado por las agrupaciones que han intervenido, por supuesto que habría situaciones hilarantes que se escribirían a propósito del tema.

“Hace tiempo he estado escribiendo un libro que se llama Mis memorias antes de que se me olviden, y tomando esto como referente tal vez pudiera concebirse que este espectáculo se llamase «Las memorias de la covid-19». Sería una especie de Decamerón cubano”.

En medio de proyectos y de una labor creativa que afortunadamente no ha cesado, ¿Virulo ha podido reconsiderar aún más su compromiso con el humor?

–Sigo pensando en la utilidad del humor. Es un arma y una forma de expresión, como mismo existen otras como las musicales, las literarias, las danzarias, las pictóricas. El humor es una manera muy especial de contar la realidad, que a veces puede resultar mucho más amable a través de él. Y esa es una de las características fundamentales que posee: hacer un poco más amable la vida. Porque una sonrisa puede ayudar a que sigamos adelante, a mantener nuestro ánimo en alto y estos son aspectos muy necesarios en estos tiempos.

“Hace falta música para mantener a la gente animada, humor para que nos podamos levantar cada día con deseos de vivir y hacer nuevas cosas, más ahora que estamos en cuarentena, guardados hace un año prácticamente y haciendo una vida que es, digamos, contra natura, porque los seres humanos somos seres sociales, y estamos cada quien metido en casa para protegernos del virus.

“Y para nosotros los cubanos es una situación aún más dura porque estamos acostumbrados a abrazar y besar a todo el mundo y ahora no se puede. Además, hay costumbres que han quedado de este tiempo –que aún no acaba– que van a permanecer por un buen tiempo enraizadas en la conciencia. Es muy difícil esta situación, por eso en esta, como en otras circunstancias, mi compromiso con el humor lo es y será siempre tratar de ayudar a mis semejantes”.

Tomado de la revista EnVivo

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