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Giancarlos Gala, quien es el jefe de máquillaje de TÚ ? nos cuenta todos los detalles al respecto ???

Desde la preproducción de la novela comenzamos a pensar los cambios estéticos que sufrirían los personajes. Lo primero que teníamos pensado para el personaje de Tomás era que llevara una barba que escondiera una cicatriz de lo que le había pasado tiempo atrás.

En un principio Leo no iba a interpretar el papel de Tomás. El personaje seleccionado al final no pudo, y fue que se pensó en Leo. El con mucho gusto aceptó. La barba que teníamos pensada no encajaba en la apariencia de Leo Benítez, debido a que podía verse ficticia. Entre Lester y yo pensábamos cada día que podíamos hacer. Fue a él a quien se le ocurrió hacer algo parecido a la cicatriz que tiene Scar, el león que era tío de Simba en el Rey León. Pensamos en una especie de arañazo o cicatriz. Al final nos quedamos con un queloide, producto de la cicatrización de aquella herida de varios años atrás.

Desde el principio la imaginé en la ceja, y que se extendiera hasta la parte del pómulo, después de que termina el ojo. Por ahí fue que se marcó. Yo marqué donde iba a colocarse el queloide.

El proceso de rodaje fue largo, y eso conllevaba a que teníamos que estar midiendo siempre la posición de la cicatriz, que coincidiera con la posición del plano anterior. En eso nos ayudó mucho la Script, quien se encargaba de la continuidad de la novela.

Para hacer la cicatriz utilizamos naturo, que es como una cera que se puede moldear a deseo. Sirve para quitar imperfecciones de la piel pues tiene un color parecido a esta. Se usa mucho en maquillaje. Nosotros lo pegamos a la piel de Leo con pez rubia, una resina que se usa como adhesivo. Al principio Intentamos pegar el naturo directo a la piel sin más nada, pero se corría, se levantaba, Leo sudaba…pasamos mucho trabajo al comienzo.

Luego indagamos y lo pegamos con la pez rubia. Tenía que tener el mismo tamaño, grosor, volumen y color desde el principio hasta el final de la novela. De hecho, tuvimos que ir a casa de otro maquillista muy reconocido por los efectos especiales que hace con los maquillajes, su nombre es Darwin Valenzuela. Nos ayudó…nos hizo hasta una cicatriz postiza con gelatina sin sabor. Le quedó bastante bien, pero no llegaba al realismo que podía alcanzar el naturo en la piel de Leo.

La covid fue muy dura, paramos por mucho tiempo, y cuando tuvimos que volver, todo tenía que coincidir. Era bastante duro lograr los mismos aspectos que tenían los personajes meses atrás, donde había otras dinámicas. Éramos tres jóvenes maquillistas, que teníamos poca experiencia en telenovelas, por lo menos esa era mi primera experiencia de ese tipo. Yo era el especialista principal y era mi primera telenovela. Fue muy difícil. Me exigían más de lo que yo creo que podía dar en ese momento, debido a la inexperiencia que tenía. Al final logramos sacar la novela.

Trabajar con Lester fue algo muy bonito. Teníamos que cambiar el aspecto de los actores, sacarlos de su área de confort y cambiarles completamente su imagen. Leo que siempre tenía una rutina normal en cuanto a maquillaje en Tras la Huella, le rompimos su esquema para Tú. La gente lo ve por la TV y se sorprende porque se ve realista la cicatriz.

El naturo también lo usamos para otras cicatrices que se verán en la novela. Lo teníamos guardado como oro molido, ya que hoy en día muy pocas personas tienen ese producto aquí en Cuba. Le doy gracias a otros maquillistas de fuera de la novela que nos ayudaron a conseguir dicho producto. Magalis Pompa, Darwin Valenzuela y Pedro Oramas, maquillistas de la vieja guarda que nos apoyaron mucho.

Quiero agradecer también al propio Leonardo Benítez por lo firme que estuvo durante los rodajes. Las grabaciones en casa de Tomás e Ivette eran las más complicadas. Nos pasábamos ahí días enteros grabando, y Leo con un producto extraño en su rostro todo el día. Era terrible. En el horario de almuerzo se lo quitábamos para que pudiera comer tranquilo, pero luego había que volvérselo a poner en la misma posición de la mañana. Era complicado. El público pensará que es fácil, que es solo ponerlo y ya, pero no, era ponerlo, darle la forma, el tamaño, que te quede igual que antes. El público es muy crítico, y por eso teníamos que ser exactos con respecto a la cicatriz.

Cuando terminamos el rodaje, pude ir un par de veces a casa de Lester Hamlet a ver algunas escenas, sobre todo las partes de Leo que eran las que más me preocupaban. Al final las vi muy bien, ante la cámara quedó bien. Lester me dijo: “Trabajos no te faltarán”. Son palabras que nunca se me van a olvidar.

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