Quienes hemos dedicado una buena parte de la vida a tratar de hacer la mejor y más moderna televisión en Cuba, vemos con preocupación el número reiterado de errores de todo tipo, evitables si los realizadores que los cometen y los decisores ponen en práctica una sistemática atención.

Esos asuntos no son nuevos. Contra ellos luchamos con las normas establecidas, los monitoreos para detectarlos, la capacitación personal y el justo señalamiento y la crítica.

Pero nada. Reverdecen como la verdolaga, sobre todo en las nuevas incorporaciones y otros que no estudian ni leen lo establecido  para dar buenos resultados.  

Aún no tenemos en cuenta la dimensión de lo que un error de cualquier tipo, por mínimo que sea, perjudica  la credibilidad y la seriedad del medio ante la población.

¿Qué pudiera hacerse? Esa conciencia y responsabilidad hay que fijarla de una vez como norma en todos, en quienes se presentan ante una cámara de televisión y en los cuadros y funcionarios que la dirigen.

Un desliz puede borrar en segundos la mejor imagen y opinión sobre un trabajo, una emisión, programa, canal o programación.

Por desgracia, de inmediato los televidentes centran los comentarios sobre el fallo y se olvidan de las cosas buenas del día o la noche.

No somos, tal vez, el mejor exponente para criticar estos defectos, pero quizás sí por los golpes y los señalamientos sufridos.

Los ejemplos constituirían un pesado legajo de la Real Academia. Ya es muy normal oír decir por animadores, presentadores, periodistas y hasta por dirigentes políticos, ´´tal persona jugó un papel¨, cuando lo correcto es sustituir jugar por desempañar; los papeles se desempañan, no se juegan.

“Un nuevo aniversario”, es otro error, todos los aniversarios son nuevos.

O “los resultados alcanzados”, si son resultados ya fueron obtenidos; nos cuesta trabajo decir los resultados regulares o buenos y continuar.

Estas frases se convierten en muletillas que se pegan como el chicle, y a muchas personas les cuesta trabajo eliminarlos.

Ahora les propongo un análisis: ¿A cuántos de los que se expresan así algún televidente le ha dicho no estar de acuerdo con ver lo que le propone?

Esa forma de expresión sutilmente se convierte en una subestimación a los receptores, cuando se supone que son espectadores, en su mayoría, inteligentes.

“Saludos reiterados”. Sobra la palabra reiterado, si ya lo hizo por qué recordarle al televidente que lo está volviendo a saludar.

De igual manera, el exceso de Gracias o Buenas Noches, entre personas que hacen un mismo programa, tras un proceso profundo de creación, se percibe falso.

Se supone que los presentadores principales de un programa o emisión saludan a los televidentes al inicio y al final, en nombre de todos los del equipo, por tanto, no es necesario hacerlo por los que presentan segmentos o espacios dentro de ese programa.

Y cuando uno de ellos se despide de los televidentes y no de los presentadores principales, diciendo buenas noches, es irracional que los que conducen le respondan buenas noches para ti también, porque les quita la comunicación con el público al que se han dirigido y sin sentido lo asumen para ellos.

Entonces, por qué públicamente se saludan si desde horas antes han estado trabajando juntos y han tenido tiempo de verse y conversar.

Otra incoherencia apreciada diariamente es en la pronunciación de forma distinta de nombres extranjeros, en otros  idiomas que no es el español. Cada uno los pronuncia como entiende.

Para resolver el asunto, todos los medios, incluyendo los nuestros, tienen normas que unifican la forma de pronunciarlos. Unos no pueden decir, refiriéndose al presidente ruso, Vladimar Putin e inmediatamente que otros digan el mismo nombre con otra pronunciación.

La relación de términos y asuntos a rectificar sería interminable, pero más importantes aún son los contenidos en los cuales también debemos poner mucho cuidado, profundizar y exponer las sutilezas pues, por el contrario, aún hay, lamentablemente, muestras de superficialidad o ignorancia.

Nuestra intención no es criticar por criticar, solo llamar la atención sobre estos asuntos, echarles una mirada para mejorar algo que depende solo de nosotros y los cuales estamos en la obligación de resolver.

(Ovidio Cabrera García fue director del NTV e Irma Cáceres Pérez es Premio Nacional de Periodismo José Martí)

 

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