Enrique Bueno no es Marcos, por más que nos haya convencido a base de talento, pero este queridísimo actor cubano agradece la oportunidad de encarnar un personaje polémico y que entre críticas, memes, bromas y también afectos, ha puesto el dedo en una llaga por la que no dejamos de sangrar en Cuba: el machismo.

«Sin duda alguna, después del ataque psicológico que le hizo el personaje de Marcos al personaje de Yaquelín, con el tema este del rock and roll de Nirvana bien fuerte, por supuesto que todo el mundo pensaba que el desenlace iba a ser lo que a veces suele suceder en una pareja donde alguien es infiel, sobre todo si es la mujer; mucha gente esperaba que hubiese violencia física o verbal, y creo que una de las enseñanzas que pudimos dar es que estas cosas suceden, son muy usuales, y que no justifican recurrir a la violencia.

«Creo que tenemos mucho camino que recorrer en cuanto a los cánones machistas que existen en la isla todavía, en Latinoamérica en general, sobre este tipo de situaciones, y hace falta comprender que el desenlace no debe ser la violencia, aunque haya errores; puede haber un desenlace pacífico y de entendimiento, así que me parece muy importante que se tocara este tema y que el desenlace haya sido justamente este».

—¿Nos cuentas alguna anécdota con el público?

—Por supuesto, en la calle he tenido muchas anécdotas. Las personas con respeto, eso lo admiro y lo voy a agradecer siempre, pero el cubano tiene esa característica, es jocoso, es simpático; lógicamente, me sacaron varias veces sonrisas, a pesar de que no comparto el machismo que manifestaban en las cosas que decían y unos cánones absurdos que todavía hay en el país respecto a las relaciones de pareja.

«Me decían "fuiste flojo", "oye, te aflojaste al final", "yo le hubiera dado una cantidad de pescozones al muchachito del pelito largo...", pero también hubo quien se acercó y lo vio desde otro punto de vista. Otra cosa que me gustó mucho fue que, a pesar de que el desenlace les resultó inesperado, la mayoría de las personas me halagaron por la actuación que tuvimos los dos, tanto Lili Santiesteban como yo. Creo que hubo credibilidad en la escena y al público le llegó de esa forma». 

—A última hora, Marcos y «la delegada» como que se robaron un poco el protagonismo en la telenovela...

—Es un personaje al que le estoy muy agradecido. Efectivamente, en los capítulos finales esta pareja tomó niveles protagónicos, que nunca nos lo esperamos y, por supuesto, a pesar de lo polémica que fue, sí tuvo buena aceptación.

—¿Eres de los que no creen en personajes menores?

—Yo cuando voy a decirle sí a un personaje que me propongan, siempre tengo en cuenta que hay personajes que durante todo el transcurso del audiovisual pueden mantener un discurso o una trayectoria leve, pero hay personajes que tienen una, dos o tres escenas, por las que vale la pena hacerlos. 

—¿Es el caso de Marcos?

—Sí, Marcos yo sabía que tenía escenas muy buenas, que actoralmente yo podía defender, que podían aportar a mi carrera otros valores, permitir que las personas vieran otras partes de Enrique Bueno como actor, y sí, ese es uno de los atractivos de Marcos, a pesar de que estuvo en la sombra, vamos a decir, durante muchos capítulos, pero sabía que iban a llegar las escenas en las que yo iba a poder defender el personaje y demostrar las dotes actorales.

—Pero, a pesar de la popularidad de Marcos, para muchos sigues siendo Leroy (La cara oculta de la luna)...

—Si ya a estas alturas, después de 17 años, sigo siendo Leroy, yo estoy convencido de que voy a seguir siendo Leroy, aunque haga cien películas, cien telenovelas más...

—¿Y eso no te molesta, no sientes que te encasilla de algún modo?

—Eso me satisface. Yo creo que somos pocos actores los que tenemos ese tipo de reconocimiento que, a la vez, también pudiera ser una desventaja, porque obviamente Leroy me puso el listón alto, pero, al mismo tiempo, son pocos los actores que el público identifica, para toda la vida, por un personaje. Ahí están el caso de Fernando Hechavarría con Nacho Capitán, Luisa María Jiménez con la Tojosa, Albertico Pujol con El Tabo, en fin, han hecho cosas geniales después, yo podría decirte que hasta mejores, pero ellos siempre van a seguir siendo esos personajes. Yo, orgulloso de entrar en esa categoría de actores que te identifican por un personaje; por supuesto que no me molesta, para nada, lo veo como un honor que el público me ha dado.

—¿Proyectos inmediatos?

—Tengo una obra que se estrena ahora, el día 2 de septiembre, en la sala Adolfo Llauradó, con Vital Teatro, que es mi grupo hace 15 años. La pieza se llama Cuarentena, es del dramaturgo Ulises Rodríguez Febles. Va a ser el estreno mundial de esta obra, cuyo texto ya está publicado, existe ya el libro impreso y nosotros vamos a hacer el estreno mundial. La semana siguiente iremos a Matanzas y tendremos dos funciones en Matanzas, donde nació la obra, para el público matancero, en el teatro Sauto.

«Hay una película, una novela, que no quiero adelantar mucho, pero sí, hay varios proyectos, gracias a Dios».

TOMADO DE CUBASI

 
 

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