Las diversas plataformas digitales que en el mundo contemporáneo existen han sido creadoras “accidentales” de una manera muy particular de hacer contenido desde otros contenidos: la video-reacción. Este formato tan popular en YouTube, permite a los “digitals influencers” dialogar con sus públicos sobre temas, productos o individuos en tendencia.
Trailers de películas y series, cámaras ocultas, entrevistas, videos de belleza o manualidades son algunos de los contenidos reinterpretados por las video-reacciones, que en muchos casos logran ser más virales que el contenido original. La música pop ha tenido una atención privilegiada en las reacciones de analistas musicales, vocal-couches o simples espectadores con un gran poder entre las manos: la democratización de la información y las tecnologías.
Y si en los inicios del Internet la televisión era el referente más cercano para producir materiales audiovisuales, ahora la rueda ha girado un tanto, y lo que en las redes se genera puede incidir en concepciones más modernas de hacer audiovisual. Precisamente eso es lo que ha logrado el realizador Luis Abel Oliveros Matos con Estudio Reacción, programa juvenil que todos los viernes a las 6 de la tarde nos convida a reinterpretar la música pop más actual en la compañía de artistas y especialistas de primer nivel.
Desde un lenguaje diáfano, pero con ciertos tecnicismos propios de la música, los invitados al programa establecen interesantes debates sobre el artista protagonista de la reacción, su estilo musical, el resultado sonoro y tecnológico de su obra, los nuevos caminos de la industria, entre otros tópicos para nada ajenos a nuestra juventud.
El acertado uso de una cantautora joven en el rol de conductora permite que los invitados aterricen sus comentarios desde la comodidad. Liana Milanés es una comunicadora cálida, coloquial, que conecta en instantes con su invitado, del que saca el mejor partido posible desde la entrevista.
Para reforzar algunos aspectos sobre producción musical e ingeniería de sonido, el programa cuenta en cada emisión con la presencia de Bosito, ingeniero, productor y grabador, devenido un excelente comunicador, que le imprime viveza y cierta contraparte dramatúrgica a la conductora principal. Bosito no teme diferir en opinión con la Milanés, ni esconde su predilección por un artista o la falta de interés en otro. Eso hace más cercano al proyecto, más real a los ojos del espectador, pues ahí radica la esencia de la video-reacción: construir opiniones desde la espontaneidad y el respeto.
Quizás la elección del equipo de grabar en el estudio de televisión del centro A+ espacios adolescentes, le haya quitado esa esencia minimalista e imaginera que caracteriza a las reacciones de YouTube; grabar en un espacio más cerrado, con un mejor uso de la iluminación y el diseño gráfico le hubiera dado al proyecto mayor apariencia de programa multimedial.
Aun así, el programa funciona gracias a la apropiación estilizada del concepto de video-reacción. El formato llega en un momento donde a la televisión cubanab-en especial Cubavisión- le va faltando programas musicales de corte pop, que dialoguen en el lenguaje de ese público joven al que se quiere llegar. Estudio Reacción le ha dado la vuelta a la tele, desde un objetivo que ningún proyecto debe perder de vista: educar a las audiencias desde el entretenimiento.