Acerca de la importancia del sonido en los espacios dramatizados, musicales y variados ofrecieron sus valoraciones dos profesionales con gran experiencia en los medios de comunicación audiovisual.

El sonido es un elemento fundamental en cualquier producción audiovisual. Desde la Academia se reconoce su importancia a la hora de crear ambientes, a través de la música, efectos sonoros y diálogos. De igual manera es vital para generar emociones y ayudar a construir experiencias dramáticas efectivas para los espectadores. Sin embargo, en los últimos tiempos los televidentes cubanos han notado dificultades en la calidad del sonido en productos televisivos, muy seguidos por los públicos, como por ejemplo las telenovelas y los musicales.

Algunas de las problemáticas que atentan contra la comprensión de los diálogos de los personajes en una obra audiovisual están asociadas con los ruidos de fondo excesivos, falta de sincronismo entre la imagen y el sonido, el mal balance entre diálogos y efectos sonoros así como el volumen de la música, demasiado alto en relación con los parlamentos. Otros factores que afectan negativamente el disfrute de un audiovisual pueden estar relacionados con los cambios en la infraestructura y en los equipos utilizados para la transmisión y recepción de la televisión digital terrestre.

En aras de tener una visión más integral sobre la temática conversamos con el realizador Bruno Suárez Romero, director de radio y televisión quien por muchos años fuera profesor de la asignatura sonido en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca), donde se han formado varias generaciones de especialistas en esa materia.

“En primer lugar, quiero destacar mi profundo respeto por el trabajo de mis colegas sonidistas, en especial de aquellos que se dedican sistemáticamente a la producción de telenovelas y musicales. Su labor es esencial para lograr un resultado final que cumpla con las expectativas del público”, dijo Suárez Romero.

El experto comenzó su intervención especificando cuáles son las especialidades dentro del sonido: la microfonía, la grabación y la mezcla. Dentro de la ficción, existen otras especializaciones como el editor de diálogos, el editor de ambientes y el ingeniero de masterización.

Poca cultura sonora

“En mi opinión, es esencial que todos los miembros del equipo conozcan las rutinas productivas y tecnológicas de la especialidad de sonido para así lograr una producción audiovisual exitosa”, afirmó el profesor y apuntó que “cuando se está trabajando la fotografía, la ambientación, la escenografía de un audiovisual, se genera un diálogo espontáneo con muchas personas del equipo, algo que sucede, en menor medida con el caso de los sonidistas. El fotógrafo dialoga con los asistentes de dirección, el director, los asesores, los actores y el diseñador de luces porque existe un vínculo más directo entre todas esas especialidades que tributan, fundamentalmente, a la imagen”.

Advierte que en un set los sonidistas pueden enfrentarse a algunos inconvenientes durante la grabación. Cita como ejemplos los problemas con el eje de los micrófonos (su parte más sensible debe estar alineada con la fuente sonora o con la voz del actor) y agrega: “Tiene que haber mucha sensibilidad por parte del director para percatarse de esos detalles. Por lo general, todos se centran más en la imagen”.

El rol del boom man en la captura de sonido

El boom man, o microfonista, desempeña un papel crucial en la grabación de sonido en producciones audiovisuales. Su responsabilidad principal es seguir la fuente sonora, para que el micrófono esté siempre en eje con la persona que habla.

“Por ejemplo, si un personaje se gira de espaldas, el microfonista debe ajustar su posición para mantener la direccionalidad del sonido. Si se graba fuera de eje, esto puede generar problemas durante la posterior reproducción”.

Para paliar cualquier imprevisto, el profesor recomienda que, adicionalmente, haya un micrófono inalámbrico escondido dentro de la vestimenta del actor.

En el contexto de la televisión, Suárez Romero ha observado que algunos microfonistas han perdido las buenas prácticas del oficio tradicional.

“A menudo, no utilizan audífonos y entonces no pueden ser conscientes de cómo su micrófono está capturando el sonido. En situaciones donde dos personas están dialogando, es esencial colocar el micrófono en una posición en la cual se recoja el sonido simultáneamente.

“A veces el sonidista tiene que moverse con la escena, y eso implica que el fotógrafo cambie el plano para que no se vea el micrófono o para eliminar la sombra del boom en las paredes. El consenso del equipo, muchas veces, es alejar el micrófono, en parte por subestimación de la importancia de registrar, en ese momento, un sonido de excelencia”.

Uso del micrófono boom y micrófonos inalámbricos

Dos de los principios básicos para proteger la calidad del sonido son el patrón de direccionalidad del micrófono y su respuesta de frecuencia. Ambos garantizan que no se capten sonidos parásitos y que la fuente sonora se registre en su rango de frecuencia ideal.

“Si estás cerca de una ventana y utilizas un micrófono omnidireccional, capturarás todos los sonidos del entorno. En cambio, un micrófono cardioide te ayudará a reducir la entrada de ruidos no deseados. El sonidista debe estar alerta siempre porque puede darse el caso de que llegue al set de edición y escuche en la grabación un ruido indeseado. En ese caso, podría optar por bajar el volumen para minimizar el impacto del ruido de fondo pero eso contribuirá a que el diálogo se escuche más bajo durante la transmisión”.

En cuanto a las ventajas de utilizar el boom en un audiovisual aclara el profesor que ese tipo de micrófonos “permite ajustar las posiciones y ejes en función del encuadre de la cámara y así se crea una condición más natural en los planos sonoros algo que no sucede de la misma manera con los micrófonos inalámbricos ocultos, en los cuales, además, el vestuario de los actores puede provocar la sensación de un filtro de frecuencia no deseado”.

Otros recursos necesarios para la grabación del sonido

Al usar un boom resulta fundamental contar con todos los recursos necesarios, señala el realizador: “Si grabas en exteriores, debes tener un windshield (protector contra viento) y peluches (dispositivos que se colocan alrededor de los micrófonos para minimizar el impacto del viento fuerte). La ausencia de alguno de esos accesorios puede afectar significativamente la calidad del sonido.

“Hay ocasiones en las que el entorno no es ideal para grabar sonido. En tales casos, puede ser necesario recurrir al doblaje. Esto es especialmente relevante en producciones como telenovelas, donde hay un fuerte compromiso con la puesta en pantalla y se graban muchos minutos de contenido en poco tiempo”.

Acerca del proceso de edición de ambientes, diálogos y la masterización

Los sonidistas desempeñan un papel crucial en cada uno de esos procesos que demandan tiempo y respeto por la labor realizada. “Deben grabar ambientes en los lugares de filmación o buscar alternativas artificiales que complementen la atmósfera deseada. La edición de ambientes es un momento clave en el trabajo de la banda sonora”.

Al terminar la grabación directa del sonido se requiere pasar a un proceso de edición de diálogos y, simultáneamente, por la edición de ambientes. Suárez Romero resalta que “aunque se haya capturado un ambiente en directo, es necesario realizar una edición adicional para ajustarlo a la narrativa. Es que cada historia tiene secuencias específicas que requieren atención particular”.

Por su parte, Angie Hernández Sánchez, sonidista graduada de la Famca y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, explicó que a la hora de mezclar el sonido para la televisión se deben tener en cuenta parámetros técnicos como: la ecualización, el nivel de la señal y la dinámica.

Puso como ejemplo las normas Loudness que consisten en medir los niveles de audio, de forma parecida al funcionamiento de nuestro oído y calcular un nivel promedio de escucha según el medio de comunicación en que se manifiesta. “Esas normas intentan igualar niveles de sonido de diferentes fuentes o características sonoras (diálogos y música), sin provocar molestias de saltos de volumen en contenido variado”.

La experta, –recientemente premiada en la categoría de mejor sonido por la película “La mujer salvaje, en el Festival Iberoamericano de Cine de Ceará (en Brasil) – expresó que la ecualización es determinante “porque hay frecuencias específicas que pueden crear saturaciones o provocar la inteligibilidad de los diálogos. También es importante que los sonidos no se enmascaren entre ellos. Esto debe tenerse en cuenta desde el montaje de los distintos elementos sonoros: saber cuáles sonidos se van a poder escuchar bien según las frecuencias que los componen y los medios de reproducción donde van a ser escuchados”.

Acerca de la función del compresor-limitador del sonido señaló que su objetivo es lograr que “ningún elemento de la banda sonora deje de escucharse a la hora de la reproducción: desde los sonidos que tienen baja presión sonora (como ambientes) hasta los que son más percutivos y con mayor presencia (los diálogos, los efectos y la música)”.

Otra recomendación de Angie es que la hora de realizar una mezcla “el mezclador pueda monitorear con una bocinas acordes con el medio para el cual está trabajando. De este modo tendrá una idea más cercana de cómo va a funcionar el sonido en los hogares de los espectadores y así podrá ecualizar, dar niveles, comprimir, limitar y expandir los elementos, en función del producto final”.

Desafíos en la transmisión y grabación

Para nadie es un secreto que la transmisión electrónica del sonido implica una serie de pérdidas debido a la compresión de la señal por antena y en la transmisión satelital. En esa ecuación hay que incluir la caja decodificadora. Todo ese proceso conduce a una pérdida de la señal. Aunque esas pérdidas, vistas de manera aislada, puedan parecer mínimas, su acumulación afecta significativamente la calidad del audio final, puntualiza el profesor Suárez Romero.

Los dos expertos entrevistados coinciden en que se debe garantizar la transmisión de los conocimientos, de generación en generación, a partir de talleres y conversatorios.

A manera de comentario final, queremos subrayar la necesidad de que se creen estrategias más integrales para capacitar tanto a los sonidistas como al resto del equipo de realización para así lograr un mejor sonido en los productos televisivos.

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