Temas
- Detalles
- Escrito por: Sahily Tabares Foto: Jorge Valiente
- Categoría: Temas
- Visto: 1734
Reflexiones sobre puestas ficcionales que abordan puntos de vista, conflictos y personajes, del complejo mundo contemporáneo
La primera actriz Coralita Veloz, galardonada recientemente con el Premio Nacional de Televisión, interpreta a la jueza Ana en De amores y esperanzas.
En el mundo interconectado prevalece el desplazamiento progresivo de la televisión por las redes sociales –medio que se utiliza de manera recurrente para obtener información–, no obstante, telenovelas, películas, series, telefilmes, mantienen el estatus de conquista sobre los públicos, quienes demuestran su interés en relatos y adversidades de la vida.
En opinión del profesor Jesús Martín-Barbero: “Lo popular es lo que encuentra en lo masivo mediático un lugar donde exhibir sus gustos, estéticas y saberes”. Este criterio confirma el auge de producciones favorecidas con buenas historias de guionistas que emigraron del cine y aprovechan la repercusión de productos audiovisuales en el incremento del consumo en la pequeña pantalla o por Internet.
La programación televisual presenta películas y temporadas de series estadounidenses, las cuales han logrado establecer un hábito en audiencias participativas, pues sobre todo en tiempos de distanciamiento físico por el bien social, la familia es la intermediaria fundamental. Entusiastas seguidores “vigilan” en el canal Multivisión los horarios de las series Chicago P.D., Enfermeras, Houdini y Doyle, en las que no todos los contenidos y aparentes edulcoraciones son inocentes. Puede impresionar un héroe-tipo capaz de llevar sus acciones hasta las últimas consecuencias, por esto hay que prestar atención a sus bocadillos, procederes, actitudes –a lo que dice y lo que hace–, justo en ese tránsito, la puesta visibiliza códigos de poder y demanda de la teleaudiencia una interpretación exhaustiva, en lugar del mero disfrute o la tranquila complicidad. Los realizadores pensaron la intencionalidad de cada plano concebido para seducir al espectador, alimentar sus expectativas durante tantos capítulos y temporadas como lo decidan canales y productores interesados en mantener la preferencia. De hecho, invirtieron con el propósito de retenerlos frente al televisor.
Por su parte, los policíacos cubanos al estilo de Tras la huella aportan fábulas, moralejas, provocaciones que suelen motivar incluso a los internatuas. Basada en hechos reales, cada historia del referido espacio denuncia conductas delictivas de índole diversa: asesinatos, robos, violaciones, corrupción, tráfico y consumo de drogas, prostitución, malversaciones; fenómenos nocivos de repercusión social.
- Detalles
- Escrito por: Luis Casariego
- Categoría: Temas
- Visto: 2016
Con el triunfo de la Revolución, a partir de 1959 la TV cubana comenzó a perfilar su programación al servicio del pueblo
El primero de enero de 1959, a través de la pequeña pantalla, llegó a todos los hogares cubanos las trasmisiones de la señal televisiva en función de informar la realidad cambiante del país. Espacios informativos y educativos fueron ocupando la mayor parte de la parrilla de programación.
A partir del Noticiero de CMQ-TV surge la Revista Semanal del Noticiero Nacional por el canal 6, para mantener informada a la población. El 6 de agosto de 1960 todas las plantas de la radio y televisión pasarían a integrar el entonces fundado Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR).
Lee más: Evocaciones en el aniversario 70 de la Televisión en Cuba (VI)