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- Escrito por: Ivón Peñalver / Fotos: Cortesía de Leyber Gómez
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Desde una sala a otra, separados únicamente por la pantalla chica, se entrelazan en armonía la entrega de un equipo de trabajo exigente y los sentimientos de agradecimiento y respeto compartidos por los numerosos seguidores de la revista de facilitación social De tarde en casa.
Dos miradas hacia el entretenimiento con sentido y rigor confluyen para que, desde la tranquilidad de cualquier hogar cubano, resuenen los aplausos ante los veinte años que cumple este espacio televisivo.
Complicidad, empatía y respeto se tejen tras la señal de esta revista donde público y creadores conforman un equipo sólido, basado en la más plena confianza.
Para comentar cómo se presenta el programa ante su vigésimo aniversario, conversamos con su director, Yeidel Hernández Suárez.
¿Cómo defines hoy a De tarde en casa?
«Para suerte de todos los que intervenimos en él, lo siento como un programa vivo y necesario que, aun con veinte años al aire, sigue contando con la preferencia del público cubano. Es innegable que la revista tiene una audiencia alta y muy fiel, que la ha acompañado durante todo este tiempo. Creo que ahí radica su principal fortaleza.
También resalta la estabilidad del equipo de trabajo, en el que permanecen fundadores y otros con más de diez o quince años de labor. Somos una gran familia».
¿Cuánto ha ganado el espacio?
«Tenemos la suerte de formar parte de un programa que crece día a día. Primero, por mantener ese público fiel; y segundo, por contar con un equipo de especialistas en diversas ramas del saber, así como con invitados que caracterizan y enriquecen cada emisión.
«La revista ha dado a conocer importantes profesionales de la medicina, el arte, la psicología... y ha logrado establecer vínculos estrechos con instituciones que tributan y colaboran regularmente, aportando temas, análisis, reflexiones y resultados de investigaciones que, sin duda, enaltecen el valor informativo y comunicativo del programa.
«Además, como carta de éxito, sobresale la conducción del espacio, liderada por Raquel Mayedo y Leyber Gómez».
A propósito de este aniversario, ¿qué nuevas secciones incluyen y cuáles proyectan?
«La revista mantiene varias de sus secciones más antiguas: la jurídica, modas, sexualidad y sociedad, corte y costura, y el libro y la lectura. No obstante, se han ido incorporando otras muy bien acogidas por el público, como manicure, fotografía, peluquería, autocuariofilia y, más recientemente, dibujo. En estos momentos trabajamos en la inserción de nuevas secciones, más acordes con las exigencias de los tiempos actuales».
Un aniversario más, ¿qué nuevos desafíos implica?
«Creo que el mayor desafío de la revista es mantenerse en la preferencia del televidente. Sostener un programa en vivo de una hora, con cinco emisiones semanales, constituye sin dudas un gran reto. Aun así, nuestro equipo no cesa en la búsqueda de temas de interés para la familia cubana, con el fin de ofrecer un producto televisivo que informe, eduque, entretenga y recree.
«Hace aproximadamente dos meses logramos un anhelo largamente acariciado: la nueva escenografía con la que hoy contamos. Diría que ese ha sido el principal regalo para la revista en sus veinte años».
De seguro, los televidentes celebrarán este aniversario con alegría, deseando salud, fuerza y la prosperidad del alma creativa que no puede faltar cuando de informar y educar se trata. Gracias, joven director, por mantener en pie a este equipo de soñadores que hoy, con veinte años al aire, sueñan y sonríen como la primera vez.
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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
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El jueves 17 de julio, a las 2 de la tarde, tuvo lugar en el cine Chaplin la premier del telefilme Raíz, escrito y dirigido por Yul Martínez, y que será estrenado para la televisión en la revista juvenil Una Calle, mil caminos, este sábado 19 de julio.
La premier sirvió para conocer a través del director del filme y de sus protagonistas las dinámicas productivas y de creación de un material audiovisual sensitivo, donde muchos temas pertinentes en el debate social se posaron con mayor o menor acierto, pero eso sí, tratados desde la raíz.
Raíz nos presenta la historia de Caleb, un adolescente de 15 años, dividido entre el amor por la danza, los prejuicios de un pueblo pequeño, la enfermedad del hombre que lo ha criado y las marcas de un abuso no declarado. El conflicto va de menos a más, como si de una pieza coreográfica se tratase, y el aparente estatismo visual y narrativo de los primeros 20 minutos es devorado por el dramatismo de una historia fragmentada, sugestiva, llena de puntos ciegos que la hacen más inquietante y cercana al espectador.
Yul Martínez, en su doble calidad de guionista y director, logra articular un relato maduro, que por momentos renuncia a una narrativa estrictamente aristotélica, para mostrar fragmentos puntuales de la vida de este adolescente y su familia. Martínez reescribe su guion desde la puesta en escena con el buen empleo de especialidades como la fotografía, el montaje y la banda sonora. Esta última, a cargo de Rubén Bárzaga , retrata a cabalidad los estadíos emocionales del protagonista, sus más profundas angustias y sus momentos de felicidad y realización.
El trabajo coreográfico, aunque contenido y más visual que técnico, está en correspondencia con el propósito artístico de la obra: mostrar un camino de sanación a través de la danza; caminos insipientes, discretos; esos que forjan para siempre el carácter y la calidad humana.
El joven actor Darío Rivero, borda con hilos de oro su interpretación de Caleb, un adolescente rebelde, inconforme con su realidad y marcado por un terrible secreto que lleva a sus espaldas como si de una carga pesada se tratase. El actor convence desde el primer plano; es orgánico, dúctil, sensitivo y con un conocimiento de su cuerpo admirable. Caleb en Darío, es un ser que constantemente danza, hasta en los momentos de inmovilidad. Su cuerpo todo se hace a la escena y la cámara capta hasta sus más imperceptibles expresiones.
Néstor Jiménez nos entrega una de sus interpretaciones más memorables y emotivas. En Raíz el veterano actor interpreta a un hombre enfermo de cuerpo y espíritu, apaleado por la vida y provisto de corazas emocionales que poco a poco ha de quebrar para reconectar con su hijastro.
No es Raíz un relato con final complaciente, triunfalista. El guionista propone un desenlace audaz, donde las prioridades y el agradecimiento pasan a un primer lugar, dejando claro que la vocación yace dentro de uno, como una raíz, dispuesta a brotar en el momento en que estemos preparados para el reto.