A 40 años de creado, el Centro de Operaciones Internacionales del Instituto Cubano de Radio y Televisión mantiene su misión de llevar los acontecimientos políticos, culturales y deportivos más importantes del mundo a cada uno de los hogares de la Isla.

La historia de la Humanidad no puede ser contada al margen del desarrollo de la tecnología. Fruto del ingenio y la tenacidad de hombres como el ruso Paul Gottlieb Nipkow y el escocés John Logie Baird, la aparición de la televisión en la primera mitad del siglo XX hizo posible la emisión de imágenes en movimiento. Al igual que otros inventos como la imprenta, el telégrafo y el motor de combustión, el medio de comunicación televisivo cambió la vida cotidiana de hombres y mujeres en diferentes partes del mundo.

Basada en un sistema electromecánico en sus inicios, la televisión fue perfeccionada poco a  poco con el paso del tiempo. Por ejemplo, en la década de los 50, en los Estados Unidos, las imágenes en blanco y negro empezaron a ser desplazadas por la magia del color. Ya con un funcionamiento completamente electrónico, las mejoras alcanzadas en el medio televisivo no detuvieron el espíritu de ingenieros y técnicos de adaptar cada vez más las características del invento a las necesidades de la sociedad.

Con el propósito de explorar terrenos hasta el momento desconocidos por el hombre, el 4 de octubre de 1957 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lanzó el primer satélite artificial de la historia conocido como Sputnik 1. Un tiempo más tarde, en 1962, Estados Unidos puso en órbita el Telstar 1, el cual abriría el camino de la televisión satelital en el mundo. La Estatua de la Libertad en Nueva York, la Torre Eiffel en París, un mensaje del presidente John F. Kennedy y un partido de béisbol entre los Philadelphia Phillies y los Chicago Cubs, fueron las primeras imágenes televisivas transmitidas vía satelital.

Sin embargo, la hazaña de la televisión satelital no dejaría su huella en Cuba hasta el 7 de noviembre de 1973. El recién creado sistema de comunicaciones satelitales de la Unión Soviética, conocido como Intersputnik, permitió que miles de cubanos pudieran ver el Desfile  Militar de la Plaza Roja de Moscú con motivo del Aniversario 56 de la Gran Revolución de Octubre. Para Sofía Ulianova Vallejo, ucraniana radicada hace 50 años en la Isla, aquel fue un día histórico para la nación caribeña.

“Intersputnik nació de la firma de un contrato entre los países socialistas del Consejo de Ayuda Mutua Económica. La recepción en Cuba del desfile militar de la Plaza Roja de Moscú ocurrió a las dos de la madrugada, mientras que en la capital soviética eran las dos de la tarde. Aquel fue un día memorable. Hasta el momento la Isla permanecía ajena a lo que sucedía en el mundo desde el punto de vista de la imagen”, afirma Ulianova, quien fuera una de las impulsoras de la televisión satelital en la nación cubana.

A más de 40 años de aquel desafío tecnológico, las imágenes satelitales continúan irrumpiendo en los hogares de millones de cubanos. Los partidos de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid, las ediciones de los Juegos Olímpicos y el acontecer noticioso de televisoras como Telesur y Russia Today pueden ser vistos hoy en la pequeña pantalla gracias a la televisión satelital. Sin embargo, el desarrollo de esta tecnología en Cuba no sería posible sin el esfuerzo de los ingenieros, técnicos e informáticos del Centro de Operaciones Internacionales (COI), perteneciente al Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt).

Estación Terrena Caribe, el comienzo de la televisión satelital en Cuba

En la década de los 70 del siglo XX, el mundo solo contaba con dos satélites. El primero, el Intersputnik, de la URSS, pensado para los países del campo socialista y el segundo, el Telstar, de los Estados Unidos, el cual era utilizado por las naciones capitalistas y Yugoslavia. Como resultado de las relaciones cordiales con la Unión Soviética, Cuba crea en 1973 el Centro de Telecomunicaciones Internacionales (Estación Terrena Caribe), ubicado en el Parque Escaleras de Jaruco, en la actual provincia de Mayabeque. Según Sofía Ulianova, la antena parabólica instalada en tierra cubana fue entregada de manera gratuita por los soviéticos.

“La antena de la Estación Terrena de Caribe para Intersputnik tenía 12 metros de diámetro y podía ser movida de forma manual, automática o previamente programada. Los formatos básicos para la transmisión en color eran SECAM, PAL y NTSC. Actualmente, este recurso tan importante para la comunicación satelital continúa brindando servicios en el país”, señala Ulianova.

En alianza con la Estación Terrena Dubna, ubicada en un poblado soviético de igual nombre, la ubicada en la Isla hizo posible la primera trasmisión televisiva vía satelital emitida desde La Habana hacia Moscú. Era el 2 de enero de 1974. El pueblo cubano participaba en un Desfile Militar en la Plaza de la Revolución José Martí. Para Sofía Ulianova aquel día puso de manifiesto la destreza de los ingenieros y técnicos cubanos.

“Había una multitud de personas en la Plaza de la Revolución. Desde el emblemático lugar fue enviada una señal por microonda al máster del Instituto Cubano de Radio y Televisión; luego, desde allí se transmitió a la Estación Terrena Caribe por cable coaxial. Eso hizo posible que la imagen de Cuba saliera por primera vez de las fronteras del territorio nacional”, rememora Ulianova, quien hace 42 años labora en el Icrt.

Entre La Habana y Moscú solo había seis horas útiles de comunicaciones, pues la señal se perdía cuando el satélite geo-sincrónico Molnia-1, a una altura mínima de 400 km y una máxima de 39,500 km, pasaba sobre el continente africano.

Departamento Órbita- 1, los primeros pasos del COI

Con su Centro Técnico instalado en Praga, la Organización Internacional de Radio y Televisión (OIRT) tenía como uno de sus fines el intercambio de producciones entre los países socialistas. Las televisoras de cada nación debían crear un departamento para procesar los materiales recibidos vía satelital, los cuales hasta el momento eran enviados por correo aéreo en cintas de 16 y 35 milímetros. De esta manera, en 1977, el Instituto Cubano de Radio y Televisión inaugura el Departamento Órbita-1, que bajo la dirección de Israel González Peña ayudó a conectar a Cuba con el resto del mundo. Según Sofía Ulianova, quien ocupó el cargo de asesora y directora de programas en el nuevo espacio, la televisión cubana a partir de entonces comenzó a recorrer otros horizontes.

“La televisión en la Isla no solamente era en blanco y negro, sino también puramente nacional. Desde el Departamento Órbita-1 logramos que poco a poco los cubanos tuvieran una referencia de acontecimientos políticos, deportivos y sobre todo culturales sucedidos en otros países. Cuba necesitaba ver y escuchar al mundo”, apunta.

La creación de un variado de música extranjera con las voces de las cantantes soviéticas más exitosas del momento como Ala Pugachova y Sofía Rotaru y, al mismo tiempo, la transmisión de programas como El mundo de los animales, La llamita azul y Viajando por el mundo, le permitieron al Departamento Órbita -1 abrir una nueva ventana dentro de la televisión nacional. Sin embargo, tendría una vida breve, ya que la demanda de contenidos para nutrir la televisión nacional era cada vez mayor para un equipo de solo cuatro trabajadores. De ahí que en plena década de los 70, cuando la Organización Internacional de Radio y Televisión había orientado a cada uno de los países miembros crear un departamento, llamado Intervisión (para el campo socialista), y otro Eurovisión (para las naciones capitalistas, el Icrt funda el 18 de agosto de 1979 el Centro de Operaciones Internacionales (COI).

Un centro para mostrar la realidad de Cuba en el mundo

Con la dirección de Francisco Bernardo de Zayas, el Centro de Operaciones  Internacionales continuaría la labor desarrollada por el Departamento Órbita-1, pero esta vez con un personal más amplio. Sus primeros trabajadores serían el ingeniero Alberto Martínez, el técnico Omar Becerra y la propia Sofía Ulianova, en el rol de especialista del  intercambio de  eventos internacionales.

“El Departamento Órbita-1 no era suficiente para la enorme responsabilidad que teníamos en nuestras manos. Debíamos crecer en cantidad y preparación de los trabajadores. Nuestra misión no era tarea fácil. Debíamos brindar una información constante e inmediata a miles de cubanos”, puntualiza Ulianova.

Con el paso del tiempo, el centro incorporó en su filas a ingenieros y técnicos de una elevada preparación profesional, como Mario Chao, Migdalia Domínguez, Carlos Hernández, Ramón Chile, Juan Aldama, Ángel Simo, Carlos Comezañaz, entre otros.

Con el compromiso de contar la verdad de Cuba en el mundo, el COI firmó un contrato con los países socialistas y capitalistas. Desde su ubicación en el Icrt, el centro recibía y enviaba dos bloques noticiosos, uno de ellos EVN, en idioma inglés, y el otro, IVN, en lengua rusa. Según el ingeniero Mario Chao las informaciones eran breves. “De lunes a viernes ocurría el intercambio noticioso. Después de ser concebido el texto de la información, la misma era transmitida de 9:00 a.m. a 9:15 a.m. por la llamada Red de Programación o PKN. Eran materiales cortos de unos dos o tres minutos de duración. Eso sí, la comunicación era constante”, asegura Chao, quien hoy ocupa el cargo de director del COI.

Con la voz de Sofía Ulianova en la transmisión del texto en ruso, las noticias en inglés eran enviadas a un buró de traducciones desde el cual la traductora Marta Ceballos lo hacía comprensible para los televidentes cubanos. Resalta Mario Chao que el intercambio informativo no hubiera sido efectivo sin el famoso canal de comunicación de voz conocido como 4 hilos.

“El canal de voz 4 hilos nos permitía emitir y escuchar mensajes de manera directa. Con una calidad increíble, este medio de comunicación nos ayudaba a mantenernos en contacto con las televisoras de los países pertenecientes al bloque socialista. Aunque tenía determinado costo a la hora de su montaje, el circuito era más operativo que una llamada telefónica internacional. Era un sistema punto a punto instalado en la propia red de programación. Compuesto por dos vías de transmisión y dos de recepción, el equipo hoy continúa siendo útil en el medio radial y televisivo”, afirma Chao.

Con el uso de los teletipos, o sea, aparatos telegráficos con teclado parecido a la máquina de escribir, el Centro de Operaciones Internacionales comenzó su labor en los tiempos de la televisión en color. Sin embargo, las imágenes recibidas vía satelital eran monitoreadas en televisores de tubos de rayos catódicos o convencionales. Asegura Mario Chao que los recursos tecnológicos del COI han avanzado a la par de los nuevos tiempos.

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