Cuando en Cubadebate, el 13 de enero, publiqué Conducta: un filme de Ernesto Daranas que hará época, tenía total certeza de que sería ese el destino final de la cinta, pero mis expectativas han sido superadas con creces. De las numerosas apreciaciones que he leído pocas apuntan a los defectos del filme. Como los centenares de personas que hacen colas en los cines para ver la película, la mayoría de los textos críticos aplauden las actuaciones, la fotografía, la música y, por supuesto, la historia que cuenta.

Creo que ni Daranas —un hombre con tanta modestia auténtica que apabulla— se esperaba esta reacción casi unánime  de parte del público  y de la crítica.

Primero la vi con un grupo de amigas y amigos, maestros incluidos, antes de la premiere. Sería el 11 de enero, y fui testigo de sollozos, aplausos, comentarios, risas, pero igual sucedió en el Multicine Infanta durante las tres oportunidades que asistí después del estreno para observar la reacción del público.

 

Incluso personas que la han visto en su casa —Conducta merece verse en el cine—tienen la misma reacción por una cinta que sabe apelar a los sentimientos humanos.

No sé cuál será el defecto de Daranas —¡alguno debe tener!, ¿acaso ser industrialista? — porque escribe en buena prosa sus guiones para radio y para televisión y hasta hace análisis económicos; dirige excelentes documentales, teledramas y películas… Los dioses rotos fue su ópera prima; Conducta es su segundo filme; y profesa un amor profundo a La Habana, que es decir a Cuba.

Creo que esas cualidades como realizador le permitieron unir un equipo de creación que respondió muy bien a cada una de las acciones dirigidas a filmar Conducta. Si la película nació con el guión; su crecimiento fue vital al realizar el casting, primero con miles de niños, luego siete estudiantes de la FAMCA visitaron escuelas de varios municipios capitalinos más, por supuesto, el trabajo de Mariela López. Se habla mucho de Armando Valdés Freire en el papel de Chala. Y sí, tiene todos los aplausos, pero si no estuviera rodeado de un grupo de niñas y niños que jugaron a hacer una película, Conducta no sería lo que es. No me imagino a otra actriz que no sea Alina Rodriguez haciendo de Carmela; ni a otra Sonia que no sea Yuliet Cruz.

Alejandro Pérez fue un maestro en la Fotografía, bordó las escenas; pero Pedro  Suárez en el Montaje hizo maravillas, como ese tren andando con los niños debajo de los rieles y la caída de chapillas semejante a lluvia de estrellas, o en la escena de la  muerte del perro de Chala.

La música de Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, con el diseño de banda sonora y mezcla de Osmany Olivare y la dirección artística de Erick  Grass, más el diseño de vestuario y maquillaje de  Vladimir Cuenca, parecen ensartados como perlas que logran un collar para el gusto más exigente.

Falta hablar de la forma de producción que regentada por Joel Ortega, director de RTV Comercial, fue atípica y de eso conversaré otro día con Daranas, luego de que salga de los preparativos de su próximo filme: una comedia, según me dijo.

Inteligentemente, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) prolongó la exhibición de la cinta por varias semanas. Conozco a un profesor de preuniversitario que ha ido al cine tres veces porque quiere “aprender de Carmela”. En fin, para saber algo de lo que se piensa sobre este filme —“un puñetazo estético en el mentón” —, hice una suerte de encuesta entre diversos profesionales. Les pedí un párrafo, algunos (o algunas) se pasaron, pero aquí está el mosaico de…

OPINIONES:

 “Con su segundo largometraje, Ernesto Daranas confirma no sólo el pleno dominio de la narración cinematográfica, sino su penetrante sensibilidad para abordar los espacios más complejos de nuestra realidad. En momentos en que los cineastas cubanos estamos enfrascados en proponer profundas transformaciones en nuestro sistema de producción y exhibición, Conducta es el más auténtico ejemplo de cómo el audiovisual cubano incide, dinamiza, expresa y enriquece –como corresponde al discurso del arte– el pensamiento y el espíritu de nuestra nación”. (Fernando Pérez, cineasta)

“Un filme conmovedor que escapa de los clichés al uso en nuestro cine. Realizado con el tino y la ternura de los clásicos; con unas ganas inmensas de que en él, quizás con la misma honestidad del filme, nos encontremos para tratar de ser mejores  ciudadanos y seres  humanos”. (Gerardo Fulleda León, dramaturgo y director de teatro)

“Desde Fresa y Chocolate no alcanzaba una película cubana tal impacto. No hablo solo del sabio público que llena las salas. Como en aquella película, hace 20 años, los diversos públicos descubren una mirada descarnada de la realidad social, que se  hace desde el arte. Esa noción es ni más ni menos, para mí, lo esencial que nos ofrece Ernesto Daranas y que nos regala Conducta porque aún atreviéndose con el melodrama, en todos y cada uno de los conflictos abordados no concede nada, y a través de sus actores nos obliga a pensar y reflexionar; a volver la cabeza al entorno y hacernos miles de preguntas. Que un filme cubano en este momento  consiga ese estremecimiento me parece una felicidad. (Rebeca Chávez, cineasta)

“Adecuado a estos tiempos, real sin la crudeza de otros, crítico y objetivo tocando temas sensibles como las relaciones humanas, la educación en Cuba, tópicos que son candentes, difíciles de reflejar y que enfoca magistralmente su director. Dejó en mí una agradable sensación de esperanza en el ser humano y sus sentimientos, es un merecido homenaje a los buenos maestros que tanta falta hacen hoy en nuestro país. (Alfredo Martirena, caricaturista)

“Oportuna y valiente, devela las sombras de una sociedad que se proclama luminosa. Lo más importante es el debate que ha generado, que espero sirva para quitar las telarañas no solo en el sistema nacional de enseñanza, sino en otros ámbitos de la realidad cubana. Cuando vi la cinta, inmediatamente, y salvando las distancias, recordé a Fresa y chocolate, una obra que fue un revulsivo social. Daranas ha demostrado ser un realizador que siempre da en el blanco, no solo con el contenido, sino también en lo formal, por eso creo que su más reciente realización tendrá un espacio entre los clásicos del cine nacional” (Raúl Menchaca, periodista)

“Película valiente e inteligente… pero muy triste. Con un guión bien estructurado, hace un homenaje a los viejos maestros, y nos muestra con agudeza una realidad, para dejarnos un mensaje urgente en el rescate de la ética social y los valores morales. Una necesaria película para que todos reflexionemos: ¿En qué fallamos?, ¿cuánto hemos perdido? y ¿hacia dónde vamos? (Natalia Bolívar, etnóloga)

“Me conmovió profundamente. La dirección de actores, en particular de los más pequeños, es asombrosa: sin experiencia escénica en su mayoría, se desenvuelven a través de complicados estados de ánimo y sortean transiciones con un verismo que diríase documental y que envidiaría más de un actor de carrera. La fotografía es estupenda, sólida la dirección de arte, esencialmente correcto el guión y hermosa la música. Conducta es una película necesaria desde cualquier punto de vista. (Eduardo del Llano, escritor y cineasta)

“Pone al descubierto las diversas aristas de una cruel realidad que viven hoy, en pleno siglo XXI, muchos cubanos lamentablemente. Yo, con 67 años, nacida en Maternidad Obrera y residente durante todo mi vida en La Habana, me enfrenté a zonas que por momentos pensaba eran simple escenografía, porque no podía imaginar un entorno vivencial tan sórdido, oscuro y, por momentos, sin salida para Chala y Jeni, su amiga y enamorada del aula, ‘palestina’. El centro, Carmela, una educadora de las que hoy poco o, simplemente, NO existen en nuestras escuelas y un niño que las circunstancias en las que vive lo obligan a distanciarse de las motivaciones e intereses de su edad al tener que asumir responsabilidades que no le corresponden: ser el sustento de un hogar, o mejor dicho, de un NO HOGAR que él no buscó ni seleccionó cuando lo trajeron al mundo, por eso cuida perros y busca en el cuidado de las palomas (parte también de su sustento) el oxígeno que necesita para distanciarse, al menos por momentos, de su realidad. Carmela y Chala son apenas la punta del iceberg. Daranas se ha consagrado con este segundo filme y ya hay que contar con él cuando dentro de unos años se hable de la Historia del Cine cubano del siglo XXI. Su sensibilidad, ética y sabiduría le permitieron —junto con el equipo que le acompañó— hurgar en esa realidad económico-social y política de la que no se habla en nuestros medios y obvian en sus discursos quienes integran la alta dirección de nuestro país”. (Rebeca Galán, publicista)

“Película dura, honesta y revolucionaria. Un drama que nos hace pensar sobre la realidad cotidiana y la gran deuda adquirida socialmente por la Revolución… con el temor de que cada año haya más Chalas y menos Carmelas. Técnicamente una joya en todos los parámetros, de lo mejor hecho por la cinematografía cubana”. (Humberto Saínz, doctor en Medicina, profesor consultante e investigador auxiliar)

“Me sentí reconocida e identificada con Carmela. Reafirmé la importancia de mi labor para el mejoramiento humano en alumnos, maestros jóvenes y directivos; que la supremacía de los valores humanos ha sido mi brújula para la acción pedagógica; el valor de la experiencia y la importancia y consecuencia de la anti rigidez pedagógica en mi labor cotidiana. También ratifiqué que etapas pasadas de organización, de masificación de la enseñanza a todos los niveles, hizo más flexible la labor de los maestros; actualmente se trabaja para no perder lo logrado, pero con excesivas normativas. Al final, Conducta grita que la escasez material cuando va unida a la del alma lo destruye todo. A los maestros actuales hay que darles ‛tranquilidad pedagógica’ para poder actuar”. (Ileana Peña, licenciada en Historia, maestra de secundaria básica y preuniversitario)

“Los valores de Conducta ya han sido relatados por muchos y muchas, me sumo a ellos pero… Me gustaría referirme al error cometido con la película una vez que la han exhibido a los estudiantes de primaria en sus escuelas. ¿El filme no es acaso para mayores de doce años? ¿Donde están los psicólogos y especialistas del ministerio de educación? ¿Creen que son los niños los que deben cambiar la ‛conducta’, o son los padres, profesores, dirigentes, el propio ministerio, la sociedad toda los que debemos cambiar muchas cosas? ¿Acaso no entendieron nada del filme o es que intentan romper la cuerda por el lado más flojo? Me gustaría saber la respuesta”. (Juan Carlos Travieso, director de audiovisuales)

“Entre los valores del filme, para mí, el principal es su honestidad y su ausencia de concesiones. Vale decir entonces, su coherencia. Junto a Suite Habana, de Fernando Pérez, Conducta de Ernesto Daranas sostiene un discurso consecuente de inicio a fin, a pesar de que el centro mismo de su historia, la escuela como representante de la educación cubana, es uno de los ámbitos más sensibles de la historia cubana de los últimos cincuenta y cinco años y uno sobre los que mayor censura y dogmatismo existe. Felicidad y euforia me provocó su discurso, por vernos, al fin, reconocidos como tantos queremos; por ver reivindicados principios inalienables para poder contar con una sociedad sana, como son la honestidad y el valor para responsabilizarse con lo que se hace y se dice”. (Esther Suarez Durán, escritora y pedagoga)

“Representación grafica de la realidad que vivimos todos los días y que es muy difícil describir con palabras, en que las normas se hacen hormas de las que no podemos deshacernos por la vigilancia y amenaza de los hormadores sin tener en cuenta, en este caso en particular, que cada individuo es único e irrepetible. Esta formadora de hombres, Carmela, conoce cada uno de los problemas que afectan a estos niños y trata de suplir las deficiencias que existen en el hogar de ellos, fomentando sentimientos y conductas que no pueden recibir en sus casas, que es el pilar principal en la formación del ser humano, además de instruirlos”. (Nery González, gastroenteróloga, investigadora y profesora auxiliar)

“Llegué al periodismo procedente de Educación, sector al cual dediqué casi dos décadas en distintos niveles, pero siempre en la docencia. Incluso como periodista no he abandonado el ejercicio pedagógico sistemático porque —debo confesarlo— educar es el oficio que prefiero y por el cual ejerzo el periodismo. Así, Conducta me causó una favorable impresión y removió numerosas anécdotas en mi memoria. Si algo tuviera que objetarle al guión de Daranas es haber recurrido a la joven Raquel (una funcionaria férreamente dogmática, demasiado influyente y, al parecer, poderosa) para establecer la contrapartida de Carmela, pues de ese modo se vale de un procedimiento manido que es posible hallar en cualquier filmografía, para tratar un tema tan necesario y no tratado sobre nuestra realidad. Si Alina Rodríguez sobresale cuan grande es, no menos meritoria es la actuación de Yuliet. La dirección de arte consigue los escalofríos que demanda la trama”. (Alberto Ajón, pedagogo y escritor)

“Cuando salí del cine, no sabía precisar si sentía preocupación, decepción, frustración, pero sí salí convencida de que había visto una excelente película. Alina Rodríguez no sorprende, es una actriz gigante; pero Juliet Cruz me impactó. Su actuación es de premio. Y los niños, sobre todo Chala, son una revelación. La película es una fotocopia desgarradora de nuestra realidad actual. Así se lo manifesté en un correo a Ernesto Daranas”. (Caridad Martínez, directora de radio)

“El ser humano no escoge la familia, sencillamente es la que le tocó. Surgen entonces los grandes problemas que algunos presentan al llegar a la edad escolar, producto de un hogar disfuncional; es ahí donde entramos nosotros a jugar nuestro papel, los que escogimos esta hermosa profesión, brindándoles nuestro apoyo emocional, el amor, la seguridad unida a los conocimientos que deben recibir en su programa de estudio, mitigando los conflictos hogareños para que se sientan igual al resto de los educandos. Por ello que me vi reflejada en la maestra Carmela”. (Julia Piloto, licenciada en Educación, maestra de preescolar)

“Muchas veces he pensado en las personas que me ayudaron a ser lo que soy en la vida, en los primeros maestros que tuve en mi escuelita rural, en mis padres, en mis tíos, maestrazos con una pedagogía y sapiencia estremecedora… Puedo vanagloriarme de haber tenido excelentes maestros: frases, anécdotas y consejos aún hoy me acompañan. Con ese sentimiento de gratitud fui a ver Conducta. Pero la película desbordó mis expectativas y también mis emociones. Fui del llanto a la sonrisa y de la sonrisa al llanto no sé cuantas veces… Cada escena es una obra de arte capaz de captar los detalles, amargos y dulces, de la gente común y de una ciudad herida pero viva que brinca todas las dificultades. Pienso en las Carmelas y Carmelos que tuve en mi vida, en los dogmas que tanto daño hacen y en la necesidad imperiosa de un futuro mejor para toda Cuba pero muy en especial para nuestros maestros”. (Laya del Carmen Rabasa, ingeniera informática)

Al terminar el filme me quedé muchos días pensando en todos los problemas que se abordan en él, fue como si me mostraran la punta de un iceberg, pues hay otros muchos problemas de los que he oído hablar y que se ocultan cotidianamente debido al secretismo, mal que nos acompaña aún. Soy madre de un hijo varón y fue una descarga emocional ver la hermosa actuación de Armando-Chala, desde el Chicuelo de Chaplin son pocas las actuaciones infantiles que realmente me han llegado al corazón. Este ‛actorazo’ que Daranas descubrió para bien del cine cubano, es a la vez pillo, buen amigo, enamorado, guapo, cuida de su madre (al revés de como debería ser) y sobretodo defiende a su maestra, la inmensa Carmela-Alina. Va a recibir muchos premios este filme y, en mi opinión, ha superado a mis otras películas cubanas preferidas, que eran hasta ahora Memorias de Subdesarrollo y Suite Habana. Felicito a Daranas por esta magnífica obra que ha sacudido La Habana. No podemos vivir indiferentes nuestras propias vidas, pensando solo en nuestros asuntos, cuando hay tanta tristeza de niños en mi país, en mi ciudad”. (Marta Martínez Carballo, oftalmóloga, profesora auxiliar)

Conducta ha demostrado que abordar temas complejos de nuestra realidad ayuda a comprenderla mejor. Es una excelente película pero lo más importante es que la respuesta del público ha dicho lo necesaria que es. Permite ver la importancia que nuestro pueblo da a la educación, a cómo se forman las nuevas generaciones, lo importante que es la familia, los valores, la tradición para la formación del individuo. Eso, para mí, es el mérito mayor que tiene el filme”. (Lourdes de los Santos, cineasta)

“La mejor película cubana de los últimos tiempos. Excelente guión, actuaciones memorables, sobre todo las de los niños, vi reflejada en ella problemas que están en aumento en nuestro país y que de alguna manera hay que reflejarlas. Tocó mis sentimientos más profundos”. (Osvaldo Díaz Fundora, promotor cultural)

“Puso un nudo en mi garganta de principio a fin y me hizo llorar, no tanto por el curso de la conmovedora ficción, sino por la evocación de tanta realidad dolorosa experimentada a nivel personal, familiar y social. Para muchos de nosotros, este filme es un documental enmarcado en el sufrimiento, los vacíos y las asperezas de la ‛no ficción’. Quiera Dios que esta película sea motivo de reflexión sobre la Cuba que tenemos y esa otra que soñamos con mirada esperanzadora y que hemos de construir a golpe de inteligencia y voluntad. Una patria devenida enorme aula en la que todos hemos de aprender (y sobre todo de vivenciar) los valores del diálogo, la inclusión, la tolerancia y la reconciliación”. (Aldo Miguel Santos, doctor en Medicina, cardiólogo y escritor)

“Noche de premiere… (4 de Febrero): Daranas, preferí no esperarte, había personas que deseaban hablarte, pero no quiero dejar de agradecerte por 104 min de placer. En tiempos donde escasean las buenas actuaciones y la organicidad, Conducta es una tabla de salvación. Estoy contento, aun siento el puñetazo estético, lograste filmar un fragmento de nuestra pintoresca pobreza con un impresionante aliento artístico y te fuiste del lugar común, demostrando que la PANTALLA es la que nos permite participar, otra cosa son solo palabras. La película caminará por ella misma, créeme, es lo que más deseo. Te felicito”. (Rudy Mora, realizador de cine y televisión)

(Tomado de El Caimán Barbudo)

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