Meses o algunos años atrás, el paso del tiempo es…, tuve la oportunidad de entrevistar a Abel Ponce y no lo hice. Tenía mucho trabajo, podía ser en otro momento, en fin, cualquier justificación que me llevó a no conversar con uno de los pilares de la televisión cubana. Entonces ¡me lo perdí! porque ahora no lo puedo localizar.
Se por Jesús (Chucho) Cabrera que fue muy buen camarógrafo y que entró a la tv a mediados de los años cincuenta, y comenzó a dirigir un tiempo después. Ponce realizó dramáticos, teatros, cuentos, musicales e impartió cursos para la formación de camarógrafos, del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
A él se debe una buena cantidad de programas Día y Noche de aventuras como Vacaciones peligrosas, Cuando bajen las estrellas, y varios Sector 40, El pueblo y sus leyes, algunos teledramas, la serie De cubano a cubano y la de Yo si puedo, una de las últimas que realizó en Cuba y centroamérica.
Premio nacional de televisión, Ponce también ha recibido las medallas Servicio Distinguido del MININT y Raúl Gómez García., la condición de Artista de Mérito del ICRT, catorce premios Caracol de la UNEAC y una mención en el Festival de la televisión de Japón, por una de las emisiones del espacio televisivo Nuestros Hijos.
Entrevistado en una oportunidad dijo sobre el ICR: “Para nosotros, la creación del ICR fue un paso tremendo y un sustento espiritual. Teníamos que estar más tiempo aquí que en la casa. Por suerte, la mayoría de aquellos fundadores estamos aquí. Ernesto Piñero (camarógrafo, director): Antes del ICR, no se había consolidado una conciencia obrera de carácter colectivo. Había incluso una especie de aristocracia. Por entonces, si no pertenecías al gremio, no podías trabajar. Tenías que estar colegiado.”
Mientras Natalia Herrera dijo sobre él “Formé parte del show de los carismáticos actores humorísticos Garrido y Piñero. Posteriormente, el realizador audiovisual Abel Ponce me llevó al set de filmación para que interpretara papeles dramáticos, porque —hasta ese momento— solo había desempeñado el papel de mulata sensual en programas humorísticos, donde —además— trabajé en el espacio Cachucha y Ramón, que transmitía CMQ Radio y Televisión”.
Y Rudy Mora al explicar cómo se formaron directores de su generación comentó “Es importante que te diga que no existe una formación específica y que muchos de los resultados, los buenos por ejemplo, han salido de la experiencia de otros y de la tradición que sin dudas ha sido la escuela principal, directores importantísimos como Antonio Vázquez Gallo, Garriga, Abel Ponce, en esas generaciones, después Eduardo Macías, Eduardo Moya, Miguel Sanabria, entre otros, han sido mucho de nuestros maestros al menos a través de sus obras. Desgraciadamente no existe ningún lugar en Cuba donde se estudie como dirigir una telenovela, como tampoco existe como te decía antes el know how necesario para hacerla.”
No he hablado de una obra que justificaría con creces una entrevista y decenas de textos sobre Abel Ponce. Se trata, por supuesto, de Su propia guerra, con guión de Nilda Rodriguez y Tony Joaquín González, serie que ha sido trasmitida en tres oportunidades por la televisión cubana y que siempre, incluso en la reciente programación veraniega, ha tenido un alto índice de teleaudiencia.
Gran mérito de esta obra se debe a su guion que humaniza a los personajes como Tavo, interpretado por Alberto Pujol, pero Ponce fue el Midas que tomó esa materia prima y la convirtió en una propuesta que sigue emocionando y sentando al televidente cubano. Si solo hubiera dirigido ese policiaco, su director se merece cualquier reverencia.
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