Massiel Dueñas es una actriz peculiar. Canaliza sus energías de mil formas, en un constante hacer.

Graduada de actuación en la Escuela Nacional de Teatro en el 2008, trabaja actualmente como profesora de expresión corporal en la Universidad de las Artes, labor que también realizó en el grupo teatral La Colmenita y que propició su colaboración en la creación de agrupaciones similares, en Venezuela y Colombia. Al regresar a Cuba, fundó el Grupo Teatro Abril, de niños y adolescentes, en el año 2012. Este colectivo radica en el Centro Loyola del municipio Centro Habana y además de los talleres de actuación para jóvenes que ofrece, fusiona música y baile en sus espectáculos, para lo cual ha contado con la indispensable ayuda de egresadas del ISA y de la ENA en el montaje musical y trabajo de voces.

Los integrantes del grupo aportan propuestas en la selección de la música y Massiel, acompañada por su esposo y co-director Alexis Martín, asume las puestas y coreografías. Una de las líneas de formación de la agrupación, es la actuación para televisión y cine. Ese esfuerzo ha encontrado reconocimiento en directores como Magda González, Mariela López, Fernando Pérez y Arturo Soto, quienes han integrado los novatos de “Abril” a sus elencos.

El que los niños del grupo crecieran, se unieran otros pequeños y dar clases en la Escuela Nacional de Teatro, condujo a la actriz, a especializarse en casting de niños y jóvenes y dirección de actores, dominando un selecto catálogo. La serie Calendario, de Magda González Grau, fue una de las producciones, en la que sus propuestas de casting, fueron tomadas en cuenta. En ese proyecto, realizó dirección de figurantes, extras y además actuó. Ahora mismo dos de sus chicos, participan en el telefilme Buena Estrella, dirigido por Armando Toledo.

Massiel elige trabajar con niños mayores de 10 años porque entiende que a esa edad, deben saber leer muy bien y ser receptivos al gusto por la lectura, lo cual considera imprescindible para disponer de un léxico amplio e interpretar los textos, factor esencial en la actuación. Al superar los 10 años, pueden desarrollar opiniones sobre una situación dramática cercana a la realidad y a sus vivencias, por lo que las obras en que los involucra, abordan temas y situaciones que pueden comprender e interiorizar. En cuanto al trabajo de mesa que realiza con sus alumnos, consiste en sumar a la lectura del guión, conversaciones sobre la obra, el autor, apreciar y discutir audiovisuales relacionados con la temática que se aborda, escuchar música e incluir toda información que pueda contribuir a la comprensión del conflicto.

Al indagar sobre su método de trabajo, afirma:

 “Me parece clave que los niños y jóvenes entiendan qué están diciendo y lo que sucede en la historia. No les marco los tonos, los invito a buscar asociaciones con las situaciones dramáticas. Lo ideal es que no vicien el texto recitándolo de memoria, por lo que resulta mejor, cuando el director ofrece cierta libertad para que el niño se sienta cómodo con sus parlamentos. En eso es de mucha ayuda la familia, que puede colaborar a un mejor entendimiento. Les propongo buscar sinónimos de la palabra que no comprenden, para que se apropien de los términos y los expresen con sinceridad. Para el pequeño, es muy valioso el tiempo que pueda pasar con los actores que interpretaran roles familiares, pues esa relación se respira en escena y pantalla”.

La directora del Grupo Teatro Abril, expresa sus ideas de esta manera:

“Es importante inculcarles el compañerismo, la responsabilidad del oficio, la ética, el respeto y la compenetración con el equipo de trabajo en general. Cuando asumo niños menores de 10 años, prefiero que propongan las acciones de su personaje, pues aportan verdad y frescura. En la práctica profesional se genera una tensión que no debe implicar al infante, al adolescente. Para ellos la actuación es un juego, cuando se convierte en un trabajo pierde su esencia. En ocasiones comparten escena con grandes figuras y sí sumas a eso, el ambiente lleno de personas, cámaras, luces, micrófonos, la presión es muy grande. Por lo que hay que motivarlos, incentivarlos, guiarlos. Por ello, me parece esencial la dirección de actores como especialidad, ya que no siempre el director general cuenta con el tiempo para hacer esa labor”.

Sobre el trabajo de Massiel Dueñas con los niños expresó la destacada directora Mariela López:

“Sus alumnos están muy bien preparados, tienen herramientas para enfrentar los procesos creativos, es impresionante como les da alas para que vayan por sus sueños y expresa su admiración concluyendo que no hay mayor responsabilidad que formar a niños y adolescentes para dotarlos de herramientas para la vida”.

Me resulta admirable el empeño de Massiel Dueñas. Su compañero de Sopa de Palabras, el experimentado actor Carlos Treto, la define” como una joven actriz con mucho potencial, dominio de la técnica y por el sentido de verdad que expresa en cada escena”.

Ha integrado los elencos de la segunda temporada de UNO, Rompiendo el Silencio, el teleplay A solas y Tras la huella en los casos: Cuentas Claras y Cuestión de Negocios y ¿Quién controla? En este último interpretó el personaje protagónico y compartió escena con Luisa María Jiménez y Leo Benítez. La historia fue dirigida por Loysis Inclán y recibió muy buena aceptación por parte del público.

Sobre su interpretación en ¿Quién controla?, afirmó la directora Inclán: “Massiel es de esas actrices a la que una le confía un personaje y lo hace crecer de manera extraordinaria. El personaje de este caso, Rosa, estuvo matizado por la duda y la incertidumbre. Su actuación fue creíble, precisa, sensible y austera. Fue el personaje en el que creímos y al que fuimos dando forma y ahí está el resultado”.

Podremos verla actuar próximamente, en la serie Promesas, en el teleplay de Pepe Cabrera Por culpa de las gallinas y en la telenovela Asuntos Pendientes, ahora en producción, bajo las órdenes de Felo Ruiz.

Esta mujer no descansa. Tiene un canal en YouTube con 13 mil seguidores, proponiendo videos con más de 200 mil vistas sobre actores cubanos, es entrenadora personal en un gimnasio, comparte su tiempo entre su hijo Marcelo de 8 años que también actúa, una abuelita de 90, su matrimonio y fomentar las ilusiones de cada novel actor que pasa por sus manos.

Exige mucho esfuerzo descubrir el talento, pero el premio es inmenso.

(Escrito por Valia Valdés)

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