Conocí a Milton Díaz Cánter en 1979 cuando era un mangón (todavía lo es) y pasamos el curso para periodistas en la Escuela Superior del Partido Ñico López.

Cuando me entregó el texto y las fotos, de esta entrevista, una tarde en mi casa, interrumpidos por mi adorada Déborah, una diablilla de ocho años, recordamos aquellos años de la Ñico, al brillante Luis Armando Salomón, a Dávalos, el delegado de aula, a Fujichiro y a casi todos los integrantes de un colectivo que fue una suerte de familia para estudiar, compartir un huevo frito o beber una cerveza. Milton prometió escribir sobre ese tiempo con su memoria fabulosa, pero no lo ha hecho. Con lo que me entregó lejos de quitarle pedazos he decidido publicarlo por partes, con complicidad de Hugo Edelqui, el alma del Portal de la TV.

¿Por qué esta decisión? Es una rica historia que merece ser conocida. Esta es la segunda parte: Angola, una experiencia común a muchos cubanos

                                       II

-  ¿Cuándo  fuiste a Angola como combatiente? ¿Dónde te ubicaron?

- Angola ha sido algo definitorio en mi vida, pero antes de entrar en detalles, te cuento algo que se remonta a esa decisiva etapa de estudiante universitario… En un cuestionario que llené, antes de concluir mis estudios en la Universidad, había una parte en la que preguntaban dónde le gustaría ejercer el periodismo?... La política internacional, como marcha el Mundo, siempre me ha motivado y, como buen consumidor de los temas, en aquella época sobresalían: Viet Nam y el sureste asiático en general, los movimientos de izquierda y los regímenes de facto en Latinoamérica y la lucha contra el colonialismo en la parte Sur de África despertaban mi interés en extremo (Aclaro que nada de esto me distinguía por encima del resto de mis compañeros… Era uno más de un grupo de buenos amigos, en cuyos intereses coincidía con algunos)… Pues respondí que acompañar al MPLA en su lucha contra el colonialismo portugués… Mis conocimientos del tema eran los mismos de cualquier cubano que leyera, consuetudinariamente, el espacio de Hilo Directo del periódico Granma y accediera a otras publicaciones que abordaran este aspecto… Ni yo mismo era capaz de calcular que en uno o, tal vez, dos años después formaría parte del contingente internacionalista cubano que asistió Angola en la crucial etapa.

Una vez graduado, de Licenciado en Periodismo, a mediados de 1975, fui destinado a la Agencia de Información Nacional (Corresponsalía de Camagüey), donde comencé a trabajar en septiembre… Mi primera cobertura con la AIN fue la del acto por el aniversario de Pino 3, en la zona del central Haití (antiguo Macareño)… En octubre me mandan a buscar de la AIN-Central para la cobertura del partido de fútbol entre Cuba y Surinam, eliminatorio con miras a las olimpiadas de Montreal-76… Entre bambalinas y fuera de los medios, se hablaba de la participación de cubanos en Angola… En este viaje a La Habana, de forma casual estuve en la casa de un pariente de un amigo, en la barriada de Párraga, donde había una especie de reunión familiar de despedida de alguien que partiría en las próximas horas hacia aquel punto de África… Lo que vi, devino convocatoria y cuando regresé a Camagüey le expresé a la Dirección del Partido en la provincia, mí disposición para ir Angola. Mi planteamiento fue a través de un compañero, miembro del Buró Provincial del PCC, Juan Herrera Machado, quien se desempeñaba como Jefe de Sector Zafra (cañera), de la antigua provincia de Camagüey… Creo que era la primera reunión de zafra en la que participaba como periodista de la AIN. Recuerdo que fue algo complicado. Le había pedido un aparte, cuando terminara la reunión. De mis intenciones no había hablado con mis colegas Pedro Paneque, de Radio Cadena Agramonte, y José Gilberto Valdés, del periódico Adelante… No quería comprometer a nadie con algo que implicaban situaciones extremas. En mi caso, no tenía ni perrito ni gatico y mis compañeros sí. Felizmente, comprendieron. Tal vez el compañero Herrera pensó que el periodista de nueva promoción va a pedir “algo”, y que lo haga aquí, delante no sólo de sus colegas, sino de otros dirigentes de la provincia. Creo que todos entendieron mis intenciones y posibilidades reales. Me dijeron apoyarían mi solicitud... Los rumores de forma extra oficial crecían, con las interpretaciones propias de los que siguen, y los que no, a la Revolución… Como en miles de cubanos, se me activó ese pedacito de Che Guevara que todos teníamos dentro. Era el momento oportuno para ponerlo en práctica… Mis padres, consientes de todo lo que estaba por delante, me apoyaron incondicionalmente… En espera de la “hora cero” pasaron los meses de noviembre y diciembre de 1975 y enero del siguiente… A mediados de febrero se hizo realidad la posible oportunidad… Salí con mi espacio bien definido como tirador de fusil de la compañía 3, del Batallón Gloría Combativa de Camagüey. Recuerdo que abordamos el mercante cubano Camilo Cienfuegos y, 18 días después, divisamos en el horizonte el litoral de la imponente e inimaginable Luanda, la capital de Angola… Al siguiente día desembarcamos en el puerto de Lobito y en horas tomamos un tren (del Camino de Ferro de Benguela) que nos llevó hasta Nueva Lisboa (hoy Huambo)… Los invasores sudafricanos, aún estaban dentro del territorio de Angola… La primera misión de nuestra compañía consistió en una especie de “peine” al barrio de San Antonio, ocupado hasta hacía unas horas por efectivos de la UNITA… Regresaba con quien llegó a ser mi gran hermano de la vida, Jorge Luís Peraza Cabrera, y uno de los jefes de nuestra unidad señaló para Jorge y dijo: “… ese es director de una empresa en Camagüey; y el otro (yo), es periodista”… Que venga el periodista, dijo el solicitante… Pase a trabajar en el Estado Mayor de Retaguardia del Frente Sur, en plena ofensiva contra los invasores de África del Sur... Cuando todo terminó, con la salida del último racista del territorio de Angola, fui destinado al mismo mando pero de la Misión Militar Cubana en Angola (MMCA)… Los especialistas de Retaguardia fueron regresando a Cuba y los reservistas (4), quedábamos en Luanda, en el propio mando: Ernesto Padrón Santana, de Güira de Macurijes, en Matanzas, quedaba al frente de una oficina a la que nos debíamos Jorge Luís Ferrán, de Caimanera, y yo de Camagüey. El cuarto reservista, de apellido Pupo, guantanamero, fue designado chofer del Coronel Eleuterio Ávila Góngora…

Con el periodismo no tuve roce, salvo contactos con excelentes colegas como Tony González Martin, Iván Becerra, Roberto Varona Fleites, Isaías Caparrós, Héctor de Arturo y su fotorreportero de apellido Aguilera… También vi al moro Asef, a Eloy Concepción… El primer cubano, vestido de civil que abordó nuestro barco, cuando nos arrimamos al puerto de Luanda, fue el camarógrafo del Noticiero de Televisión (NTV), Emilio Regalado…

Una vez terminada la ofensiva contra los racistas, con la propia Jefatura de Retaguardia de la MMCA y desde la ciudad de Serpa Pinto (Menongue), participé en una de las operaciones de mayor envergadura que se desarrollaron en aquella nación, hasta ese momento… Fue un operativo dirigido a “remarcar” los límites históricos de Angola, en las direcciones Este y Sur, por donde se produjo el movimiento de tropas que llevó el nombre de Operación Comandante Kuehna.

Un día de septiembre u octubre de 1976, unos de los asesores políticos del MPLA (Carlos Aldana Escalante), citó a los periodistas cubanos que estábamos en la capital. Creo que el encuentro se produjo en el predio Inverno Sol. La reunión fue para una propuesta de investigación de contenido de los diversos medios que operaban en Angola, desde la capital: Jornal de Angola, Diario de Luanda, Radio Nacional de Angola y la emisora católica, Radio Iglesia… Por ahí debo tener mi copia del referido estudio…

El 27 de mayo de 1977, a las 5 am. Justo el día y la hora en que comenzaba el golpe en contra del gobierno que encabezaba Agostino Neto, abordé el avión IL-62M de Aeroflot que me regresó a La Habana, vía Conakry.

-¿Y cómo corresponsal? ¿Para dónde reportabas?

- En realidad, mi segunda misión en Angola, fue como parte del equipo Fílmico de las FAR que abarcó el período 1985-1986. Mi misión NO era reportar para ningún medio en específico. Consistía en perpetuar la historia de nuestro contingente en Angola. Con la mayor humildad y a nombre de todos los camarógrafos, sonidistas, fotorreporteros, directores, hombres de cine y de la televisión; de periodistas en general, que pasaron por aquella nación, te puedo asegurar que si un trabajo puede motivar orgullo y satisfacción, es el de haber contribuido con el legado de una memoria histórica de lo que hizo nuestro país… Lo de Cuba en Angola (en África), no tiene precedentes… El haber intentado reconstruir pasajes de aquella contienda es algo de mucho valor, pero mayor impacto causa esas historias cuando aportan secuencias de la época, de los hechos… Aun así, con todo este potencial existente, hay quienes pretenden contar la historia desde una perspectiva que nunca existió… En cuanto a los reportes, aunque no figuraba en mi contenido de trabajo, en esos momentos, realicé algunas notas con lo que apreciaba, en muchos casos, en situaciones extremas en las que nos encontrábamos… Hice mis reportes, algunos clasificaron para ediciones de Verde Olivo Internacionalista… Y, en mayor medida, aporté el material fotográfico en reportes de otros colegas, como es el caso de mi amigo José Antonio Fulgueira a quién considero uno de los mejores cronistas de nuestro tiempo… El trabajo (en esta segunda misión), tampoco era el de hacer periodismo, pero sí dejar constancia de los elementos que no podían faltar en los testimonios, en los que he tenido el enorme privilegio de trabajar 30, 40 años después del inicio de la gran epopeya cubana en África.

Si desea leer la primera parte haga clip en este link:

Milton Díaz Cánter: VIAJE A LA SEMILLA DE TODA UNA GENERACIÓN(Primera Parte)

 

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