Entre tu y yo

 Entrevista con la destacada actriz, conductora, guionista y directora

Después de varias tentativas, al fin logramos conversar con Edith Massola, una mujer sencilla, que se presentó ante nosotros sin maquillaje y nos trató como viejos amigos.

En el diálogo la locuaz y divertida entrevistada recordó sus avatares en el arte, que empezaron con las clases de danza. Profesionalmente comienza a trabajar en el “Teatro Musical de La Habana”, bajo la dirección de Héctor Quintero; con las enseñanzas del inolvidable actor y dramaturgo, así como de un cuerpo de profesores bien entrenados para el difícil arte del musical se formó Edith.

Recuerda con agrado las clases de actuación que recibió de la gran actriz Alicia Bustamante, las lecciones de canto impartidas por Gladys Puig. Todo ese aprendizaje le permitió ascender en su quehacer artístico, pues trabajar con Héctor Quintero era la ambición de cualquier joven salida de una escuela de arte. Allí, dice, adquirió buena parte de su formación integral.

Cuando Eduardo Rómulo hizo programa de televisión titulado El Ajiaco, le propuso a La Massola hacer la conducción. Esa fue entrada al medio televisivo donde ha permanecido gran parte de su vida, aunque también ha participado en el cine. Todos recordamos su personaje en el filme Una novia para David.

Su paso por la televisión le ha dado oportunidad de participar en varias novelas con personajes inolvidables, por ejemplo en El año que viene su bocadillo: “¿Dime algo Fernández?” prendió en el pueblo.

Mostró luego sus conocimientos musicales en la telenovela Al compás del son, en la cual dirigía una orquesta de mujeres. Este espacio dramatizado alcanzó una  gran popularidad.

También intervino en Gracias Doctor, programa escrito por el reconocido humorista Enrique Núñez Rodríguez. Fue la Maritrini del popular espacio sabatino Sabadazo, que rompió record de teleaudiencia en los difíciles inicios del Periodo Especial.

Luego de surgir 23 y M, programa que dirigió primero Julio César Leal y que condujo Carlos Otero, un día le propusieron a Edith hacerse cargo de la conducción. Ella estaba con su niña Paula recién nacida, no obstante demostró cuán luchadora es al aceptar ser la anfitriona de un programa que entonces salía en vivo.

Hoy, luego de 18 años evoca con mucho orgullo su labor en esa propuesta televisiva, que además le ha permitido convertirse en directora y guionista. Confiesa que ella ha podido hacer todo eso porque pertenece a un gran equipo de trabajo y se siente muy apoyada por la asesora Marisela de la Lastra.

Explica que en 23 y M no repiten los artistas, preparan el programa semanalmente, aceptan algunas sugerencias del equipo del programa, pues según apunta La Massola, “en al arte hay una impronta que no permite acomodarse”.

Utilizan fórmulas para variar el programa. Por ejemplo, cuenta que un día se le ocurrió decir: “23 y M, dónde si no” y la frase quedó acuñada, que ya todo el pueblo la ha hecho suya.

Reconoce que a veces ha tenido excesos, por eso se ha propuesto desde siempre estudiar y prepararse cada día más para que los televidentes, fieles seguidores del programa, no se sientan defraudados. Recientemente culminó un Diplomado de Dirección para la Televisión y resultó una de las más destacadas del curso.

Considera que siempre está empezando, pues cada vez hay algo nuevo que aprender.

Entre sus más preciados reconocimientos menciona el premio “Adria Santana”, en el Festival del Cine Pobre de Gibara, por su rol en el cortometraje La trucha. Asimismo ha recibido el Premio de la Popularidad “Entre tú y yo” durante 14 años consecutivos.

Termina la entrevista diciendo que “su mayor logro es ser ella misma y su mayor orgullo son sus hijas y sentirse cada día más cubana, pues su prioridad es trabajar para el pueblo que tanto se lo merece”.