Entrevista al realizador Ulises Hernández por la celebración de un nuevo aniversario de Telemayabeque

Ulises Hernandez ExpósitoLa creación artística impone razón y compromiso, un binomio que cristaliza la existencia humana. En ese quehacer diario sobresale, por su talento y oficio, el realizador de Telemayabeque Ulises Hernández Expósito. A él me acerco a propósito de celebrarse por estos días un aniversario más del telecentro provincial más joven de Cuba.

¿La inauguración de Tele San José, hoy convertido en Telemayabeque fue una puerta que se te abrió para desandar el mundo del arte o ya habían inquietudes artísticas anteriores?

Primero fue la poesía. Escribir fue en mi adolescencia una puerta abierta a la imaginación. Transcribir los sucesos, vivencias y contradicciones de aquella etapa en palabras, me posibilitó tener una mirada aguda y observar el mundo circundante de una manera muy particular.

Con la poesía y la lectura de los clásicos tuve inquietudes ajenas a mi edad que sirvieron para mi formación. Crecí y el joven poeta amaba y se alimentaba del arte, de todas sus manifestaciones. Tuve el privilegio de estudiar en La Habana y allí, bien sabes, a diferencia de un pueblo de provincias, tienes a mano cuanto desees en materia cultural.

Amé el teatro y asiduamente participaba de las

puestas. En los salones y exposiciones de artes visuales encontré resortes para la creación literaria. Mi pasión por la música cubana se hizo mayor a partir de esa etapa y esto propició que mis versos tuvieran un ritmo característico. Con todas esas herramientas escribí.

Cuando volví a San José, tal vez por las circunstancias que me rodearon, fue apagándose mi interés por la literatura, no fue de golpe pero sucedió. Mi inquietud por las letras acabó después del primer y único libro publicado. En la lejana inocencia fue un ideal de la infancia conquistado a los 30 años. Cierto caos y la rutina, tal vez, socavaron entonces el oficio de escritor.

Por fortuna llegó Tele San José, ahora Telemayabeque. Tenía yo 32 años. Qué puedo decirte, se abría ante mí una oportunidad nunca antes imaginada. Jamás pensé o tuve inclinaciones por el audiovisual y fue la motivación de mi padre lo que me hizo reconocer la creación audiovisual como un camino posible. Fue una oportunidad que me dio la vida y se convirtió en obsesión y nuevo ideal unos meses después.

¿Cómo fueron los inicios de aquel joven que provenía, además, de una carrera de ciencias?

Nunca vi a la televisión como un medio creativo, te lo confieso. La acataba como una industria de productos intrascendentes, manipulados, solo así. Comencé a estudiar de manera autodidacta y me di cuenta de que las herramientas que formaron al joven poeta servirían en lo adelante al creador sin academia.

Me apasioné con la imagen y el sonido. Surgió, de repente, una necesidad de hacer sin tener las herramientas. Hubo desaciertos que propiciaron críticas malsanas que hoy agradezco. Nadie ofreció su mano, no hubo quien mostrara las claves elementales del oficio, sucedió lo mismo a mis compañeros de trabajo, no solo a mí. Aprendimos haciendo.

¿Te sientes satisfecho con lo realizado hasta hoy?

Si te digo que hoy me siento complacido dentro del medio televisivo estaría mintiéndote. En 11 años no he estado satisfecho. Pude haber hecho obras de mayor calidad en este tiempo, pero la rutina productiva de los programas habituales te resta horas del día para crear obras de mejor factura. Si a lo anterior sumas que trabajas en un telecentro de provincia, con carencias de todo tipo y con objetivos específicos a cumplir en su programación, generalmente priorizados, se te hace muy difícil contar y desarrollar historias desde la ficción o el documental. Este tipo de obras requiere tiempo y recursos para salir a la luz y es difícil lograr esto en tales circunstancias.

Dentro del universo del audiovisual que has explorado, ¿qué te complace más de todo cuanto has realizado?                                          

Si me pones a escoger, te digo sin vacilar que de todo cuanto he hecho hasta hoy, prefiero el documental. Aunque me dedico a trabajar los temas culturales y muchos me conocen acá como realizador de programas con ese corte, me complace mucho más acercarme a la vida de la gente desde el documental.

Es una pena que la visión que se tiene en los telecentros de provincias sobre el género sea muy limitada y no se garantice su permanencia en las parrillas de programación. Una historia contada desde la perspectiva del documental te permite crear a plenitud y que la obra trascienda en tiempo y espacio.

¿Qué temáticas abordas en tu obra documental?

En mis documentales abordo vivencias de personas de pueblo. Priorizo aquellas cuyo primer acercamiento permita una fácil comprensión del problema en cualquier parte del mundo. Tengo experiencias de europeos y americanos del norte y del sur que a partir de mi obra han transformado su visión de Cuba.

He realizado documentales, además, en los que me acerco a sucesos culturales únicos de mi provincia, incluso del país. A estos temas les doy prioridad también, sobre todo por las generaciones que vienen.

A veces pienso que la globalización irrumpe muchísimo dentro de nuestras fronteras y esto implica un retroceso en el reconocimiento y la práctica de nuestra cultura. ¿Qué sería de Cuba si sus generaciones más jóvenes o quienes no han nacido aún desconocieran sus raíces?

¿Cómo descubres historias cotidianas para tus documentales?

Las historias llegan porque las circunstancias me las ponen a la mano, por azar, o por otras vías que no te puedo precisar con detalles porque son casuísticas. Ahora mismo tengo en mente escribir un guion relacionado con una historia de vida que hallé en un periódico. En la mayoría de las ocasiones consigo la idea para un documental a partir del análisis de lo que me rodea. Soy un observador muy crítico de la realidad en que vivo.

¿Dónde está lo significativo y extraordinario en las historias que has abordado?

Lo significativo de estas historias es su sencillez. Me agrada que se conozca cómo viven, qué creen y qué sueñan las personas de a pie. También me importa quienes viven al margen de la sociedad cubana contemporánea. Un personaje como estos garantiza al creador explorar los más inusitados conflictos de la existencia humana.

Cuando realizo un documental prefiero prescindir del discurso motivado por encuestas. Muchas veces también me veo limitado a la utilización de música por el tema de los derechos de autor. Me encanta que las personas descubran la historia a partir de la fuerza de la imagen y su capacidad para transmitir emociones. El trabajo con los sonidos que circundan al personaje para mí es fundamental. A veces el silencio se convierte en mi sonido predilecto.

¿Qué factores afectan en la actualidad el proceso creativo en la televisión y la calidad de algunos programas en pantalla?

No ejerzo el oficio de la crítica para profundizar sobre los factores que propician la mala calidad de ciertos espacios en pantalla, pero te daré mi punto de vista. Es solo una visión muy particular. Hoy adolecemos en el medio de un sistema que propicie el intercambio científico entre creadores, especialistas y otras personas involucradas en la realización audiovisual.

Te confieso que cuando comencé en la televisión se realizaban, con cierta asiduidad, talleres, eventos, intercambios con creadores de otras provincias y con miembros de organizaciones culturales como la Uneac y la AHS.

El Festival de Telecentros y el de Televisión acontecían cada año y propiciaban encuentros para el diálogo entre personas de diferentes partes del país. Ese intercambio fomentaba la existencia de espacios para la crítica, que favorecían la calidad de nuestras producciones. Los más jóvenes consolidábamos nuestros saberes con los expertos.

Hoy, quienes vivimos en provincias quedamos en desventaja, porque sabes que en la capital del país se gestan la mayoría de los cursos y eventos y la presencia nuestra es limitada. Cada día se generan menor número de espacios de diálogo y la rigurosidad científica de estos, a veces, es dudosa. Yo no he coincidido, en mis años de trabajo acá, con un posgrado gestado por el ICRT para documentalistas o para quienes deseen insertarse en el universo del documental.  

Doy gracias a la Escuela Internacional de Cine y Televisión, porque fue allí donde conocí, apenas en tres semanas, las herramientas fundamentales del género. Después me he conformado con estudiar, profundizar y actualizarme de manera autodidacta. Por suerte tenemos Internet en los telecentros.

Considero que la calidad de los programas depende de múltiples factores y, por supuesto, la profesionalidad de quien lo realiza es vital. Hay algo que no podemos obviar y es el tema del presupuesto.

Tienes seguidores dentro y fuera de nuestras fronteras, esto se demuestra con la gran cantidad de personas asiduas a tu canal de Youtube, Odiseo Tv. ¿Mantener este sitio es un reto o una necesidad?

Tener un canal en Youtube fue la manera que hallé para visibilizar mi obra o parte de ella. Gracias a él lo que hago se conoce en toda Cuba y el mundo. No puedes imaginarte lo significativo de tener un espacio como este. Llegan día a día comentarios sobre tus creaciones de lugares como Baracoa, Buenos Aires o el lugar más lejano que imagines. Eso me enorgullece, pongo un pedacito de Cuba en manos de quienes desconocen su cultura o no la conocen del todo.

Gracias a mi canal de Youtube, televisoras públicas y privadas de muchos países han mostrado mi obra documental o los reportajes que hago con tanto placer para mi programa cultural Luces.

A mi sitio acceden personas agradecidas porque les muestro una televisión diferente, modesta en recursos, pero alejada del espectáculo banal, del show que degrada todo valor humano.

Mi objetivo es mostrar allí la obra del artista visual poco conocido, de quien interpreta temas propios o clásicos, de nuestra música en un batey, de quienes hacen teatro en salitas lúgubres o parques, del campesino ansioso de contar sus vivencias o del médico que sacrificó su vida familiar por solidaridad.

No puedo dejar de mostrar a Cuba en todo su esplendor, en todos sus matices, los gratos y los no tan gratos. Estos últimos forman parte de nuestra cubanidad también.

Has recibido múltiples premios por tu trabajo ¿Cuál de ellos te resulta más significativo?

Soy defensor de la participación en concursos porque a partir de los resultados que tengas en ellos puedes saber por el camino que vas. Aunque la mirada de los jurados es subjetiva, y depende de la visión que tengan sus miembros, más o menos contemporánea, de la obra artística, siempre es provechoso escuchar criterios positivos y negativos de lo que realizas. He tenido ambas experiencias y las asumo con la misma seriedad.

Mis documentales, principalmente, han formado parte de muestras en festivales de cine de varios países y obtenido premios en certámenes de este tipo en diversos lugares. Eso me reconforta, no puedo negarlo, aunque te confieso que la emoción dura apenas unas horas.

Después a trabajar y se olvidó el reconocimiento. No puedo hablarte de un premio en específico porque para mí todos son significativos. Le doy la misma importancia a una nominación en Chile o España que a un premio en Colombia o una mención en Caibarién o la Convención de Radio y Televisión acá en Cuba.

Eres uno de los miembros más jóvenes de la Uneac en Mayabeque ¿Se han cumplido tus expectativas como creador dentro de esta organización?

Ser miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de Cuba fue una meta que me impuse desde que formaba parte de la Asociación Hermanos Saíz. Mis expectativas de pertenecer a la Uneac se cumplieron hace apenas dos años.

Soy miembro de la sección de cine, radio y televisión, y recientemente fui seleccionado presidente de esta filial en Mayabeque. Hay mucho trabajo por hacer. A nuestro grupo pertenecen figuras importantísimas de los medios de comunicación de nuestro país. Ellos prestigian la cultura de Mayabeque y de Cuba. Priorizaré hasta donde me sea posible el reconocimiento a su labor.

Acá en la provincia hay que rescatar el amor por la Uneac, propiciar espacios para el debate sobre temas trascendentales que afectan a nuestra cultura, cuestionar lo mal hecho. Debemos ser artífices de la crítica desde donde trabajamos, en defensa de nuestra identidad. Tenemos una fortaleza y son los jóvenes recién incorporados; tienen muchos deseos de aportar.

Dentro del audiovisual, ¿qué otros caminos quisieras explorar en lo adelante?

Lo más importante para mí hoy es hacer, crear sin límites, aún sin recursos. No cansarme de explorar en el audiovisual, pese a limitaciones familiares y de toda índole. Te confieso que me encanta el cine y quisiera experimentar en él, pero es un sueño y a los sueños hay que darles tiempo. Por lo pronto estudiar muchísimo es lo que me queda. El camino es tortuoso, pero no intransitable.

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