La mayoría de los cubanos recuerda a Ana Menéndez Ruiz (2 de noviembre de 1926- La Habana. 23 de octubre de 2013) como la excelente cantante lírica que recorrió nuestros teatros y televisoras pero pocos recuerdan sus aportes como pionera de una de nuestras prácticas fundacionales televisivas.

Por complacer a sus padres estudia Secretariado Comercial pero finalmente sus aptitudes la llevan al canto,  al cual consagra su talento y versatilidad artísticos:

Desde 1946,  debuta en la Coral de Maria Adams, estudia en el Conservatorio Levy y cuando en 1952, estaba en el coro de Pro Arte Musical, viaja a Milán (Italia) a estudiar Opera con Carla Castellani, la repertorista del famoso teatro La Scalla.

 Entre 1953 y 1955, en La Habana, hizo partiquinos y segundas figuras en Pro Arte Musical mientras estudia en la Escuela de Opera del Conservatorio Hubert de Blanck De esa época datan sus primeras interpretaciones en La Boheme, Tosca (Puccini), La traviata y Aída ( Verdi), Andrea Chenier (Giordano) y Mme. Buterfly. [1]

Su vasta actividad teatral rebasa a la Fundación Pro Arte Musical pero sus presentaciones en la televisión redimensionan y esparcen su voz por todo el país. 

Cinco años después de inaugurada la televisión en Cuba, el 17 de diciembre de 1955, el espacio Noches de Ambar Motors del Canal 2 (Telemundo) estrenó La Boheme, la primera opera completa del video cubano [2] protagonizada por Ana Menéndez y Lorenzo de Soto.

Como si fuera poco, en esta versión televisiva, la Menéndez inaugura la dirección artística femenina de la puesta en pantalla del género y es cuando menos, la primera cubana en estas funciones. Le acompañan en la realización audiovisual, Roberto Sánchez Ferrer - director de la orquesta de esa televisora- en la dirección musical y Roberto Costabile en la producción y dirección televisivas. Muy pronto, le siguen entre otras, La traviata y Angelique - pieza cómica-.

Posteriormente, Ibrahim Urbino, conductor de Entre luces y micrófonos, la entrevista en  la revista Escuela de televisión de Gaspar Pumarejo difundida en  esa planta.

Desde entonces, en incesante periplo, recorrió los teatros capitalinos y los estudios televisivos. El paso del tiempo y la falta de archivos impiden hoy identificar toda su participación televisiva pero son harto elocuentes los ejemplos de este quehacer,  desde la década fundacional de nuestro video:

1956: Programa televisivo dirigido por Ernesto Lecuona, que en un año estrena doce operas.

Para agosto de 1957, en el Gran teatro del sábado (CMQ TV. Canal 6) fue la Lauretta de Gianni Schicchi (Puccini) compartiendo elenco con artistas de la talla de José Le Matt, Marta Pineda, Humberto Diez y Fred Cusman -tenor de la NBC norteamericana- con la  producción de Rafael Duany y eminentes personalidades de nuestra cultura: Paúl Csonska en la dirección musical y Sergio Vermel - del Conservatorio Hubert de Blanck- en la dirección escénica.

En 1956, el Proyecto Pro-Teatro Lírico  organiza quince representaciones de La Médium de Menotti en la Sala Hubert de Blanck, protagonizadas por Rita Montaner, que deviene gran suceso cultural,  en el cual también participaron: Ana como la Sra. Gabineau, Maria Teresa Carrillo y Ernesto Lecuona. [3]

En 1959, retorna de otro viaje de otros dos años de sus estudios de repertorio en Italia y Ana se erige como un pilar de la lírica y la operística nacionales.

Su intensa actividad televisiva en las primeras décadas del servicio público hace de ella un referente habitual para los televidentes. Entre sus numerosas interpretaciones recordamos:

Ejemplos:

1960. 20 de febrero. Quinta edición del proyecto Sala de conciertos de Osvaldo Farres. (CMBF TV).

1961: Martes a las nueve. (Canal 6. CMQ TV). Interpreta la Gilda en el Rigoletto de Verdi.

          Pueblo y cultura. (Canal 2). Canta La traviata.

1962: Viernes de CMQ. (Canal 6) El 23 de noviembre protagoniza Lucia de Lammermoor, dirigida por el maestro Gonzalo Roig, espacio para el cual graba siete óperas.

Hasta 1963, como una de las fundadoras del Grupo Pro- Teatro Lírico, canta en la televisión: Mme. Butterfly, Las bodas del fígaro, Don Pascale y La médium. No en balde ese año la seleccionan La mejor voz clásica de la televisión y el Periódico Revolución la designa La mejor voz lírica, que se suman a sus múltiples lauros precedentes.

Durante 1964, en Música y estrellas,  canta el aria del Fausto de Gounod y en el espacio  Álbum de Cuba, compartió el escenario con su conductora, la destacada cantante lírica cubana Esther Borja,  y el tenor Armando Pico.

Un año mas tarde su gira por Europa y Asia transcenderá:

En la entonces Republica Democrática Alemana da a conocer veintidós obras de la lírica cubana; graba para radio y televisión, filma dos películas y canta en la Sala de los congresos de Berlín.   

En la extinta URSS, fue la primera cubana en cantar operas completas- Teatro de la opera de Odesa:  La traviata y Rigoletto y en el Harkov: La traviata y Mme. Butterfly.

Su éxito genera nuevas grabaciones en la televisión moscovita de títulos de Gonzalo Roig, Gisela Hernández y Olga de Blanck y protagoniza en su pantalla, el Ana Menéndez Show. La gira finaliza con su actuación en la Sala Smetana de Praga y en el  Festival Primavera de Praga – extinta Checoslovaquia- y en el teatro Morambog de Corea, donde canta tres obras: una de autor coreano, otra de  Roig y una de Prats.

Durante 1967, una vez más en Álbum de Cuba, participa en el homenaje del espacio a  Jorge Anckerman, junto al maestro Rodrigo Prats y en el de Viernes de gala a Alicia Alonso.    

Su experiencia en la dirección artística televisiva de operas universales le permitió años después dirigir obras en La opera nacional de Cuba y  en otros escenarios: Mme Buttefly (1972), La traviata (1976), La médium y Don Pascale (1982) y Don Pascale (1985). [4]

Ana Menéndez compartió escena con prestigiosos cantantes y directores cubanos o foráneos y llevó su arte a otros países pero no retuvo sus saberes. De ello dan fe,  sus múltiples alumnos de canto en la Escuela Nacional  de Arte, el Conservatorio Saumell y finalmente, los que aprendieron de ella en la intimidad de su hogar.

Para ellos y para Cuba, su recuerdo se asociará siempre a la excelencia de la lírica cubana.



[1] En plena madurez artística, la Menéndez poseía uno de los repertorios operísticos más vastos del país: veintidós obras del  repertorio alemán, francés, italiano español, búlgaro, vietnamita, coreano y cubano, de las cuales interpreta los primeros roles en dieciséis de ellas.

[2] Que le valió el Premio especial de la Crítica de radio y televisión nacionales en ese año.

 [3]  En el momento de su primera versión televisiva, Rita ya estaba enferma y bajo su  autorización, la  interpretan Marta Pérez y Ana Menéndez.

[4] En este último año hizo montaje vocal y musical de La traviata para el Departamento de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, México.

 

 

 

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