Este actor está considerado una de las grandes figuras de los medios audiovisuales cubanos
Nos encontramos con este carismático hombre que anda siempre con un humorismo genuino y nos contó, entre chistes y anécdotas, páginas interesantes de su vida.
Dijo que desde pequeño lo atrajo la radio: sus actores preferidos eran Ricardo Dantés y Enrique Santiesteban. Su padre no tenía un nivel alto de escolaridad, pero sí una mente clara: era poeta, escribía sonetos y tocaba el tres. Su madre cantaba. Por eso creció oyendo sonetos, poesía, música. Ocurrió siempre en la cuidad de Placetas.
Su padre era muy amigo de José Ángel Buesa y Chanito Isidrón, dos grandes poetas de aquella época. Nos confesó que se aprendió todas las poesías de ellos y las recitaba con ocho o nueve años.
El papá sabía que Serafín quería ser actor, pero lo obligó a hacerse barbero porque un hombre tenía que tener un oficio y eso de la actuación no lo era, según su opinión.
Por coincidencias de la vida, él y su familia llegaron a La Habana el 1 de enero de 1959. Fueron a vivir al lado de la casa del Comandante Lalo Sardiñas, a quien considera como un padre.
Nos contó que su ilusión era ponerse un uniforme verde olivo, y logró ese sueño a los 16 años, cuando se incorporó a las Fuerzas Armadas Revocionarias (FAR). Fue chofer del comandante Guillermo García y del general Julio Casas Regueiro.
Se integró entonces a un grupo de artistas aficionados de las FAR, en una unidad militar situada en El Calvario. Hacían obras de teatro para reclutas y vecinos cercanos.
En 1966, dirigentes del Instituto Cubano de Radio, entre ellos Papito Serguera, presidente de la institución, hicieron una selección de artistas para suplir la carencia que había en esos momentos, dado el éxodo al exterior de otros más reconocidos en la escena cubana.
El director para realizar estas pruebas fue Roberto Garriga. Aprobaron nueve solamente. Inmediatamente comenzó a recibir cursos de superación y lo empezó a trabajar en programas de radio. En este medio conoció a Ricardo Dantés, uno de sus ídolos.
Comenzó a protagonizar novelas con excelentes directores como Oscar Luis López, Isabel Aida Rodríguez y Moraima Osa. Allí compartió actuaciones con Margarita Balboa, Ofelia Núñez y Aurora Pita, entre otras grande de la actuación.
En una ocasión lo llamaron de la televisión para intervenir en el espacio de aventuras, con personajes en Los tres mosqueteros o Enrique de Lagardere. Hizo Veinte años después, El vizconde de Gravelón y El cantar del Mío Cid. Trabajó un personaje en Alegrías de Sobremesa, que se llamaba Serafín Param-pam-pín.
En televisión hizo programas como Tía Tata cuenta cuentos y recuerda con agrado su participación en el inolvidable programa San Nicolás del Peladero. Encarnó innumerables personajes cómicos y dramáticos.
Ha trabajado en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños y dirigido peñas artísticas en varios municipios de La Habana.
Ya jubilado se convierte en realizador de imágenes y ha realizado cortometrajes, entre ellos Más allá de la escena. En cine trabajó en Lista de espera y otros filmes. Sin embargo, nunca olvidará Operación Fangio, una coproducción entre Cuba, Francia y España en la que protagonizó la figura del dictador Fulgencio Batista. Manifestó, con orgullo, que quien lo enseñó a hablar como el tirano fue el Comandante en Jefe Fidel Castro.
La casa de este artista está repleta de órdenes y reconocimientos: Artista de Mérito del ICRT, Premio de actuación CARICATO por la novela El año que viene, Diploma por los años de participación en el programa San Nicolás del Peladero, Reconocimiento por su destacada participación en el espacio Aventuras en su 45 Aniversario, Premio Imagen de Cristal, Sello 85 Aniversario de la Radio Cubana; Medalla Raúl Gómez García, entro otros galardones.
Terminamos la entrevista con este gran actor quien nos dijo con extrema tristeza: hace nueve años que no me llaman de la televisión.
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