La telenovela Entrega por su guion creíble y su buena puesta en escena, me gusta. Esa obra de Amílcar Salatti y Alberto Luberta ya da para hablar y bien.  Y si tiene varias subtramas (un policía de carne y hueso, con familia y conflictos incluidos), la corrupción, un negocio por cuenta propia, un asesinato, entre otros asuntos, su historia más fuerte es la de un maestro que regresa a su aula de Profesor de Historia.

Pero ese regreso no es el fin de la historia, sino el principio de contradicciones de ese profesor con su novia, su padre, quienes lo conocen e incluso televidentes.

Para dar vida a ese personaje Albertico llamó a Ray Cruz. El director me dice que no sabía del amor del actor por la enseñanza, pues sí existe y yo me enteré conversando con él mediante Whatsapp porque Ray no tiene ni muro en Facebbok, ni correo electrónico:

- ¿Estaba la esfera artística en tu futuro desde niño?

-No, para nada, aunque mi mama pertenecía a un grupo de Pantomima llamado Yagruma y tal vez viendo sus presentaciones de manera inconsciente, algo de eso influyó, pero conscientemente no pensé de niño en el mundo del arte.

- ¿Qué llegó primero, la música o la actuación?

-La actuación. Me ha ido bien, pero con muchísimo esfuerzo. Empecé en la Rita Montaner bajo la dirección de Tony Diaz, pasé con el tiempo por varios proyectos y así poco a poco he trabajado en muchas obras teatrales y en los últimos años en la compañía Mefisto Teatro donde hago teatro musical.

- ¿Cómo te ha ido en la primera?

-Lo de la música era un gran hobby y un día lo asumí como algo más serio y profesional.

-De la segunda ¿eres graduado de la Escuela Nacional de Arte (ENA) o el Instituto Superior de Arte (ISA)? ¿Dónde aprendiste los rudimentos?

-Soy graduado de la Escuela de Instructores de Arte y comencé en el ISA, pero por cuestiones de trabajo en los Estados Unidos, pedi licencia y no lo terminé.

Uno aprende de todo y yo me he dedicado a estudiar mucho, a ver mucho cine… es una de las cosas que más me apasiona y creo que es un estudio fundamental para un actor. Soy muy observador y no me contento con una respuesta, busco muchas y no me conformo, creo que eso es fundamental, no conformarse; buscar y buscar, cada uno tiene su método, este digamos que es el mío.

- ¿Me cuentas tu experiencia en el cine? ¿Qué traes en Habana selfies?

-Santana y yo habíamos trabajado en un video clip donde yo hacia el maestro de ceremonias de la obra Cabaret, relacionado con el musical y de las 6 historias de Habana Selfies había una donde se cantaba y enseguida Santana se puso en contacto conmigo y accedí.  Fue espectacular porque resultó una especie de musical en la cocina de un restaurante. A mi me encanta bailar, cantar y por supuesto, actuar y aquí hago las tres cosas así ¡qué mejor regalo que esa película!

Anteriormente, había hecho Inocencia de Alejandro Gil con un personaje muy complicado, al menos así me lo planteo Alejandro. Era un cubano español que tenía que cumplir órdenes de sus superiores, pero a la vez no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando, lo mejor fue la sutileza con que Ale me trabajó ese personaje. Él no quería que se hiciera nada demasiado evidente y creo que por suerte se logró.

¿Es fácil la conducción para ti en Pensando en 3D?

Te voy a ser muy sincero sobre 3D: puedo decirte lo contrario, pero me es muy fácil la conducción de ese programa. Es por el equipo que tenemos, empezando por Yaremis con la cual he trabajado muchísimo y nos entendemos casi sin hablar, sólo de mirarnos y además el director, los asistentes y trabajadores del programa hacen que me sienta tan cómodo. Yo grabo 3D los lunes y más que verlo como un trabajo, voy a pasar un rato con amigos, ponernos al día, reírnos y disfrutar. Nos divertimos muchísimo y eso las personas lo agradecen todo el tiempo. Conclusión: si se me hace fácil, es como si estuviese en la sala de mi casa, muy cómodo con gente querida y ya está.

- ¿Cómo llegas a Entrega?

-Ante todo, Luberta y yo somos grandes amigos desde que trabajamos en LCB La otra guerra, la primera temporada. Él me había comentado sobre la novela, pero no me había dicho nada de ningún personaje, porque no sólo decidía él, también los codirectores Loisys Inclán y Osvaldo Doimeadios. Un día me llamó por teléfono para vernos, yo estaba en el teatro Bertold Brecht ensayando, y allí nos vimos, nos tomamos un café y me hablo de Manuel y si yo tenía disponibilidad para un personaje como ese. Yo conocía bastante de la historia de esta novela ya que Yaremis, me hablaba desde hace algún tiempo con mucha pasión de ese personaje al ser un guion de su esposo Amilcar Salatti. Ella tenía conocimiento y en ese punto todo se unió, Luberta no me dijo nada en concreto, pero me hizo preguntas muy especificas para saber cómo estaba de tiempo y después el hablaría con los codirectores. Esa misma noche me llamó por teléfono y me dio la súper noticia de que si aceptaba yo haría Manuel, recuerdo preguntarle: ¡¿YA PUEDO DECIR Q EL PERSONAJE ES MIO?!. Él me dijo que siiiiii y ahí empezó esta maravillosa experiencia, ahí se inició la Entrega

¿Te vinculaste a maestros para beber en su experiencia?

-Fui a ver a varios profesores que tenían características parecidas a Manuel, lo que más me interesaba era ver las diferencias entre zonas de la capital. Visité escuelas de varios municipios muy diferentes y vi clases muy buenas y estudié comportamientos, ademanes y muchísimas cosas de esos profesores que vi, desde la manera de poner HISTORIA DE CUBA en la pizarra hasta el desenfado o la pasión con que intentaban educar a esos niños.

- ¿Cómo es la reacción en la calle?

- Las personas son muy entusiastas y yo te confieso que tenía un poco de temor, que no se engancharan con lo de las clases de historia y no hay mejor muestra de la reacción del publico que ya dejé de ser el guajirito funerario, el de 3D para sólo ser el Maestro, el Profe y eso me da mucha satisfacción. A través de un personaje como Manuel estoy llevando al pueblo cultura, conocimiento, ganas de aprender, me han dicho muchas cosas, pero la anécdota que te voy a contar es la que más me ha sorprendido. Estaba caminando por la Habana Vieja y un “bicitaxero”, un hombre de barrio, de la calle, me llamó y con mucho respeto me dijo: “Ni dejes de dar clases, haz lo que te gusta, tú tienes esa posibilidad aprovéchala, yo no hago lo que me gusta, pero tengo que mantener a mi familia, haz lo que te gusta por ti y por mi.” Yo me quede loco, eso creo que es más que suficiente de cómo está el público en la calle

¿Tienes algún gen de maestro?

-Lo de maestro sí lo llevo, graduándome de Instructor de Arte tuve que dar clases en una primaria, cinco años de servicio social y mira si me gusto, que estuve ocho por voluntad propia. Así que todo encaja al final. Esta era una novela que yo no busqué, que vino sola, que tenía tantos puntos en común conmigo, directa o indirectamente, que ha sido una bendición y yo que creo que todo sucede por algo, pienso que el universo conspiró para que Manuel apareciera en este momento de mi vida.

Lo que no te haya preguntado

Yo creo que por ahí este más o menos todo, pero algo que quiero decirte para terminar: más que la felicidad que me ha brindado esta novela en todos los sentidos, lo más, más importante, es que uno da de sí al personaje y viceversa. Yo le di mi alma a Manuel y el me enseño a amar muchísimo más a Martí, me ha cambiado la vida, mi manera de pensar en muchos aspectos. No se es un cubano total si no se conoce a Martí, ahora al menos voy en camino de ser una mejor persona, agradeciéndole a Luberta por la oportunidad e intentando no defraudar la confianza puesta en mí. Ahí esta Entrega ahora a dejarse llevar.

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