Roberto Espinosa Sebazco sí imaginó que usar la máscara de la pederastia para interpretar al René de “El rostro de los días” causaría una gran polémica en la sociedad cubana actual, y no es para menos.

Su barba tupida, su andar misterioso, sus ojos diabólicos (especialmente cuando Lía aparece en escena) y un guion muy  bien concebido han catapultado a “Machi” al centro mismo de la picota y la atención mediática. En cada esquina, en cada centro de trabajo, parada de ómnibus y oficina comercial, ya es normal escuchar el mismo tema de conversación.

Que si René es el descarado más grande que recuerde la historia de la televisión cubana, que si las escenas han sido demasiado crudas, que si este debía ser el conflicto central de la telenovela.

Lo cierto es que Roberto Espinosa ha brillado tanto en su papel, que algunas personas no ven ya al ser humano detrás de la máscara actoral, sino a un monstruo implacable y lascivo. Lamentablemente su nombre y su rostro son objeto de memes burlescos y comentarios mal intencionados.

Recientemente una noticia corrió como pólvora a través de las redes sociales: (según los rumores) alguien cruzó la línea que separa la ficción de la realidad y lo había agredido. Así que Cubadebate lo “rastrea” hasta su hogar, e intenta esclarecer el asunto mientras entra en su espacio personal.  

“Estoy muy feliz del éxito que tiene actualmente la telenovela. Sé que es muy seguida a lo largo y ancho del país y por sus conflictos creíbles, las personas hacen suyas las historias.

He recibido incontables felicitaciones que me llegan prácticamente de cada rincón del planeta donde vive un cubano. También me han felicitado glorias de la cultura quienes han apoyado, no solo mi trabajo, sino también el rigor de las escenas.

A mí no me ha ocurrido nada, no he recibido agresión física alguna; de hecho estoy perfectamente bien de salud. Sí he recibido comentarios agresivos y opiniones subidas de tono, pero es una muestra de lo mucho que ha impactado el personaje.

Esta situación ha hecho que grandes artistas se hayan pronunciado y hayan recordado que en algunos casos, y en algunos momentos, las personas han llegado a la agresión física contra los actores o al encasillamiento de su papel.

Creo en lo personal que Cuba es muy país con un elevado nivel cultural, y que en pleno siglo 21 alguien todavía crea que nosotros somos lo que representamos en la pantalla, es lamentable”.

-¿Hasta qué punto el personaje de René ha definido tu carrera?

“Sin lugar a dudas el personaje marcó y seguirá marcando mi carrera; se trata de un antes y un después en el plano profesional, sobre todo por la audiencia gigante que tiene “El rostro de los días”.

Para encarnar al personaje me tuve que preparar muy bien, fue un trabajo complicadísimo, pero tanto yo, como la joven actriz Liliana Sosa González  (Lía en “El rostro de los días”), y Lezvy Samper (la pareja de René), sabíamos que se iba a desatar la polémica, pero nunca imaginamos hasta qué punto llegaría.

Siempre tratamos de dar lo mejor y siempre nos acercamos al tema con mucha delicadeza, ese fue precisamente el mayor reto, cómo abordarlo sin herir a las personas, sin abrir viejas heridas. Nunca tuvimos la intención ni de ser agresivos, ni de ocasionar daños emocionales en el espectador”.

-Aunque dura menos de un minuto en pantalla, la “sugerida” escena de la violación ha devastado almas. Cae un peluche al suelo y “Lía” pierde mucho más que su inocencia. ¿Crees qué artística y psicológicamente, ese momento cumplió su objetivo?

“Realmente lo que sucede es que René entra al cuarto, le tapa la boca a Lía, cae el peluche y así se sugiere el caos. Soy de la opinión que en esa escena, con poco, creamos todo un infierno. Te confieso además (reitero que se trata de mi opinión), que la escena era necesaria, sino el verdadero mensaje que queremos trasmitir corría el riesgo de perderse.

Hay problemáticas de la sociedad cubana actual que debemos abordar a través de los medios de comunicación, esta es una de ellas. Me parece muy bien que “El rostro de los días” lo haya hecho. Tampoco tienes idea, periodista, de lo mucho que las personas lo han agradecido”.

Lamentablemente La Habana atraviesa por un rebrote de la COVID-19. ¿Te ha frustrado esto tus nuevos planes actorales?

“La verdad tengo varias aspiraciones entre manos, pero todo está detenido ahora a causa de la pandemia. Solo les adelanto que tal vez puedan esperar una película, no quiero ofrecer más detalles. Por lo demás seguiré trabajando mucho y espero aparezcan proyectos tan interesantes como los que he realizado hasta ahora. No lo duden, Roberto estará en la televisión cubana para seguir arriesgando y superando retos como actor”.

Por lo general los artistas son muy reservados a la hora de hablar de su vida personal y entenderé si rehúsas contestar mi siguiente pregunta: ¿Cómo es Roberto en casa?

Vivo con mi pareja y su hija, y este momento de aislamiento social lo he empleado para estar junto a ellas. Estoy feliz de pasar más tiempo en casa porque la rutina de trabajo que tengo; así como la de mi cónyuge, nos impedía vernos hasta tarde en la noche. Ahora disfruto de la comodidad hogareña, de la crianza, de las cosas sencillas de la vida, y especialmente, disfruto de mis seres queridos.

Quiero que todos sepan que me siento muy contento y cada día que pasa agradezco más a la vida por la familia que tengo y porque ellos me enseñaron a creer en mí, y a amar”.

En toda Cuba las personas no dejan de comentar “las escenas oscuras de Machi”, sus gestos, sus palabras, su indecencia. Adonde quiera que uno va, los escucha. Un mensaje entonces para quienes odian a René, pero admiran a Roberto…  

“Para todos un abrazo bien grande de mi parte. Sé que muchas personas se sintieron mal después que vieron la escena de la violación, a algunos les subió la presión, otros se desvelaron, según me han dicho.

Sin embargo quiero dejar algo claro: nuestro propósito es llevar un mensaje y créannos que existe mucha gente que pasó por la misma situación y que a gracias a la telenovela han hallado el valor de abrirse y buscar ayuda psicológica. Eso es lo principal, y lo que más agradezco.

Se trata de una situación que dolorosamente ocurre en el mundo entero. Tenemos que educar más a nuestros hijos, no solo por los riesgos que puedan correr, sino porque en un futuro ellos serán padres y tendrán las mismas responsabilidades y preocupaciones que hoy tenemos nosotros. No debemos tener miedo a hablar sobre estas cuestiones, debemos denunciarlas con valentía y respeto hacia las víctimas”.

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