Así opina este este joven locutor pinareño que hoy alterna su labor en radio y televisión con variadas campañas de bien público

Muchos lo conocieron como el rostro de la revista juvenil Tengo algo que decirte, del Canal Educativo, pero lo cierto es que Alejandro Quintana lleva mucho tiempo vinculado a los medios, tanto, que no imagina su vida de otro modo. Desde la infancia sintió múltiples inquietudes artísticas que siempre rondaron la cuerda de la comunicación, hasta que a los 11 años se inició como corresponsal pioneril en la emisora Radio Minas (de Minas de Matahambre), en la provincia de Pinar del Río. Por tanto, fue en la radio que dio su primer paso:

“Mis primeros acercamientos a la radio fueron fascinantes. Descubrí un universo revelador donde podía crear y me asombraba al observar a mis compañeros radialistas jugar y dibujar emociones a través de elementos tan comunes como la música, los efectos de sonido, la voz o simplemente el silencio. Luego pasé a colaborar con programas musicales dentro de la programación dominical. Recuerdo que mi primera presentación en un programa fue completamente en vivo que se llamaba Sonido Estéreo. Creo que aún existe.

Como colaborador me mantuve en otros programas, incursioné en otros más complejos mientras ganaba experiencia, ya fueran revistas variadas, programas especializados de música, incluso llegué a realizar menciones y propagandas, hasta vincularme a espacios informativos.

En ese tiempo tuve la gran oportunidad de formarme bajo las enseñanzas de excelentes maestros que me inculcaron, ante todo, respeto hacia el micrófono y disciplina para honrar el arte de la palabra. Con ellos aprendí que una palabra o frase puede repercutir en el estado de ánimo de quien la escucha y con ese cuidado me mantuve siempre. Nunca podré olvidar a quien me ofreció mis primeras lecciones en una cabina, Juan Cabanas, eran emisiones donde supe lo que era conectar con la audiencia a través de los sentidos, que la radio se compone de una magia sensorial que nace, ante todo, de nosotros.

“Tuve otros maestros que luego fueron colegas, como Anabel Cruz Duarte, Yaumely Cuesta Janeiro, Ileana Acosta y Juan Felipe Dorta. Cada uno me ayudó a construir lo que soy hasta hoy, mientras ponía de mí la voluntad, el empeño y el talento que nace de la pasión por lo que se ama. Así comenzó mi carrera hasta graduarme del diplomado de Locución en el año 2013 en el Instituto Superior de Arte (ISA). Un año más tarde, llegué a La Habana, y con ello dejaba atrás un mundo de vivencias maravillosas, pero me lancé entonces al mágico desafío de los medios nacionales de comunicación”.

En ese sentido, ¿es la radio tu gran casa? ¿Cuál es el mayor desafío a la hora de comunicar sin cámaras al frente?

-Sí, lo es, y siempre digo que me abrió las puertas al mundo, y contrario a lo que la gente piensa, ese “mundo” no es la popularidad, ni haber llegado a los medios nacionales, me refiero al universo maravilloso de emociones, sentimientos y sensaciones que se experimentan cuando se está trabajando en ella.

“La radio me sorprende todos los días, cada salida al aire es una nueva oportunidad para sentir, aprender y crecer tanto en el ámbito profesional, como personal. Me ha enseñado el valor del trabajo en equipo, la unión entre los compañeros y el respeto a las diferentes disciplinas, todas tienen un valor extraordinario y se relacionan entre sí en función del resultado final: la obra.

“Cuando hago radio siento que lo más importante no soy yo, como persona, sino lo que puedo lograr con mi voz, o sea, mi arte, es más importante mi esencia, mis matices. Ese es el mayor desafío porque considero que la radio es el arte del alma, de conectar con el corazón, y es también la oportunidad de dejar a un lado el ego para implicarnos más con la audiencia.

“Eso sí, cuando no estoy frente a las cámaras es como si estuviera delante de ellas. Hay algo que nunca he podido descolocar: la dicción. Soy de los que cree que un locutor es un profesional de la palabra en los estudios y en la vida misma. De modo que comunicar para mí no es solo transmitir un mensaje informacional, sino inculcar valores, actitudes y maneras de hacer y actuar, que van desde la educación hasta la norma lingüística. Cada palabra, y más aún, cada fonema tiene un valor, y ese está dado por la forma correcta de articular el sonido, la pronunciación debe ser clara en todo momento, tanto como nuestros principios, personalidad y carácter a la hora de transmitir”.

También la revista Tengo algo qué decirte ocupa un espacio muy especial en tu vida.

-Tengo algo que decirte llegó a mi vida como un desafío, para probarme y, sobre todo, para acercarme de una manera impresionante al público. Sin dudas, tengo que agradecerle mucho a ese espacio, al rigor de su producción y al magnífico esfuerzo de cada integrante del colectivo realizador y del equipo técnico-artístico que me ayudó a crecer y relacionarme con la ardua labor del trabajo diario y en vivo para la televisión.

“La magia de Tengo algo que decirte y el poder de atrapar audiencias ha sido revelador, la gente esperaba la seña de despedida, la frase de motivación o el simple acto de entregar los caramelos de la buena suerte, pequeños detalles que hacen la diferencia entre una televisión estática y un espacio que involucra a su público. Puedo decir que encontré un espacio de realización profesional y, además, de crecimiento personal. Me dediqué en cuerpo y alma a esa revista, le puse mi esencia y dejé, en gran medida, mi carácter y personalidad respetando siempre el concepto y las líneas creativas de los directores Loly Vega y Abel Montano, quienes jugaron un papel importantísimo en mi formación y tránsito por las distintas etapas del programa.

“Todos los días hallaba una motivación que nacía justamente del proyecto y del inmenso abanico de posibilidades que me ofrecía. En esa revista me pude enfrentar a las grandes pruebas de la televisión. Conocí de cerca los errores simples y los más graves, y eso me dotó de herramientas para salvar situaciones y no temerle al medio. Los nervios, la adrenalina, el susto y ese sudor saliendo de las manos comprobé que jamás desaparecen, al contrario, se hacían mayores porque comencé a valorar la repercusión de mi trabajo y la responsabilidad que caía sobre mis hombros día a día.

“Encontré seguidores en toda Cuba, conocí lugares impresionantes de nuestra geografía y pude sentir el cariño de la gente, la admiración y el respeto. Indiscutiblemente ha sido el proyecto que más me ha identificado, el que más me ha marcado y del que me siento muy orgulloso. No podría dejar de hablar de la revista ni evitar asociarla a ese gran compañero, maestro y amigo que fue Pacheco, el coordinador, el hombre que estaba al pie del set para darme seguridad y confianza. Con él y con Tengo algo que decirte me evalué como locutor para obtener mi categoría artística”.

Y junto a la radio y la tv has sido, además, rostro de campañas de Pro Salud y de bien público. ¿Cómo asumes esa otra parte de la comunicación?

-Creo fervientemente en la utilidad de la virtud como buen martiano y seguidor de su pensamiento. De modo que pienso que el trabajo de los locutores puede ir más allá de lo que se conoce tradicionalmente. El locutor es una figura muy próxima a las masas, nuestras influencias sobre ellas y nuestra capacidad para seducir, convencer e involucrar es tanta que, si nos sensibilizamos con causas sociales en aras de mejorar aspectos imprescindibles, tendríamos resultados muy alentadores.

“Es por esa razón, y por mis estudios de Comunicación Social en la Universidad de La Habana, que decidí aliarme a la Campaña cubana por la no violencia hacia las mujeres, «Evoluciona», que tuvo como antecedente, hace dos años, la campaña «Eres Más», o sea, que ya son cuatro años colaborando con el Centro Oscar Arnulfo Romero, organizador de estas campañas, de conjunto con otras instituciones y organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

“Desde el punto de vista comunicacional, esta labor ha representado una experiencia de construcción colectiva, holística, donde diversos saberes se integran para llevar un mensaje hasta la comunidad, las diferentes regiones de Cuba y el mundo, ante una necesidad imperante: el cese de manifestaciones violentas hacia las mujeres y las niñas, la erradicación de maltratos físicos y psicológicos que destruyen a este sector de la sociedad.

“He podido observar de cerca cómo se crea una campaña, su estructura e implementación, mensajes. impacto y finalmente sus resultados. Luego he transitado por momentos sensibles al conocer de cerca historias de vida que solo crees posible en novelas policíacas, anécdotas que te hacen creer con más convicción que los esfuerzos del proyecto valen la pena. «Evoluciona» ha sido un fuerte impulso para mi inserción en los medios y un espacio de superación en mi carrera como comunicador social, la mejor manera de integrar ambos mundos y trasladar ese universo a un contexto necesario.

“En estos momentos, justamente con la campaña «Evoluciona», estoy involucrado en sus acciones de promoción, pues se acerca el segundo aniversario de su creación y la jornada de activismo social que este año, por la situación provocada por la pandemia, se traslada al espacio virtual y a los medios convencionales de comunicación. Terminé de grabar algunos spots y participé en sesiones fotográficas que hacen alusión a los mensajes que promueven conductas sin rasgos de machismo ni violencia de género, y que han sido diseñados para compartir en diferentes plataformas”.

Y partiendo de este presupuesto de necesidad de servicio regresas a la televisión con un nuevo proyecto. ¿De qué se trata?

-Sí, estoy muy entusiasmado con el regreso del programa juvenil Das Más en su nueva temporada. Después de varios meses sin etapas de grabaciones, el director del espacio me propuso la conducción del mismo junto a mi colega Indira Camelia, con quien me siento muy cómodo a la hora de trabajar. Me han ilusionado mucho las historias de esta temporada que comienzan justamente con la lucha por la no violencia y el quehacer de jóvenes que se entregan desde sus proyectos a esta causa.

“También grabamos para los próximos capítulos un homenaje a los hombres y mujeres que integran las Fuerzas Armadas Revolucionarias y las Brigadas de Tropas Especiales, que estarán celebrando sendos aniversarios, igualmente contaremos las historias de jóvenes médicos convertidos en verdaderos héroes y heroínas de batas blancas.

“Ser parte de Das Más es un privilegio por las vivencias y la acción que se genera durante la etapa de grabación. Cada programa es diferente, cada historia tiene el poder de sorprender al representar a jóvenes de todas las esferas de la sociedad cubana. Me siento dichoso al asumirlo y muy afortunado de que haya llegado nuevamente, cuando aún estoy en los veinte” (Sonríe).

Y con la radio comenzamos a conversar y con la radio concluimos porque sé que recién has recibido una excelente noticia.

-Pues así es, acabo de saber que con la asimilación de esta nueva normalidad regresa la programación de Radio Rebelde, emisora para la cual trabajo hace varios años y que en el 2019 me regaló la alegría de ponerle voz a un espacio clásico: ‘Estaciones. Tengo una deuda enorme con su director, Manuel Ramírez Heras, con quien he trabajado desde mi llegada a Rebelde y que me ha transmitido seguridad desde el inicio.

“Creo que nunca había encontrado un espacio radial que se pareciera tanto a mí como Estaciones. De adolescente lo escuchaba, cuando Virgen Ojeda entregaba su arte a través de él. Sin embargo, confieso que hacerlo es mucho más excitante, un verdadero viaje por las estaciones de la noche que ahora reanuda su travesía en el mes de diciembre”.

Con la radio “a cuestas”, termina la charla con este joven locutor, a quien le espera un año académico intenso, pues concluirá sus estudios de Comunicación Social en la Universidad de La Habana para así cerrar un ciclo de exigente trabajo e investigación, donde tal y como asegura: “cada proyecto como locutor me ha nutrido, al brindarme herramientas oportunas para seguir haciendo del arte de la palabra un vehículo capaz de conectar y crear lazos de entendimiento”.

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