En Brasil, México y Cuba, durante el último trimestre de 1950, se fundaron las primeras televisoras con programación habitual en habla hispana y portuguesa del orbe.
La nuestra -Unión Radio Televisión (Canal 4)- al carecer de las finanzas que demandaba tal aventura, se inauguro oficialmente el 24 de octubre de 1950 en una residencia privada donde de la noche a la mañana la sala, el jardín y la cocina se volvieron estudios televisivos y en otra área domestica se improviso el control maestro.
El capital humano que asumió sus actividades creativas y productivas fue homogéneo.
Salvo una decena de hombres y mujeres recibieron entrenamiento en las cadenas televisivas norteamericanas. El núcleo más fuerte, provenía de la radiofonía – en particular de Unión Radio, la emisora matriz- y poseía además, una vasta y diversa experiencia acumulada en el teatro, el cine o la publicidad.
Otros procedían del teatro, el espectáculo, el circo, el magisterio, la publicidad, las artes plásticas o las aulas universitarias y junto a ellos; un grupo de jóvenes inexpertos deslumbrados que cambiaron el rumbo de sus vidas y enfrentaron múltiples obstáculos antes de lograr su ingreso a la televisión.
Jesús Cabrera arribó a la esquina de Masón y San Miguel donde radicaba la emisora capitalina el 3 de noviembre del propio 1950, con la utopía de convertirse en camarógrafo y nunca abandonó estos foros.
El 13 de enero de 2015 - 65 años después- el creador poseedor de múltiples galardones –entre ellos el Premio Nacional de televisión- es condecorado por la Universidad de las Artes cubanas con el grado científico Doctor Honoris Causa; convirtiéndose en el primer especialista en la radiodifusión nacional -y uno de los pocos del sector artístico- que lo alcanza.
Aquel mozalbete que se ganó el derecho de ser aprendiz de todo en los estudios y convertirse a fuerza de voluntad, inteligencia y tesón en camarógrafo y luego - a fuerza de estudiar y superarse- devino director de programas televisivos; se lo merece.
Marcado por la vocación de fundar, fue también uno de los cubanos que en 1954; enseño y forjo la cantera audiovisual del primer canal de televisión estatal de Colombia –epopeya de la que apenas habla- donde simultaneó diversos roles y aportó sus saberes a la realización de la programación de su primera etapa.
Cuando tras el triunfo de la Revolución, los medios de comunicación electrónicos privados devinieron estatales y convirtieron sus objetivos comerciales en servicio público; la radiodifusión asumió la compleja misión de expandir las señales radiales y televisivas hacia las zonas más recónditas del país con una economía deprimida y una tecnología obsoleta proveniente de EE.UU., cuando ya no existían relaciones entre ambos países y nos sometía a un férreo bloqueo.
Pero tal vez el reto mas difícil fue reconvertir sobre la marcha una programación que privilegiaba el entretenimiento, en contenidos del servicio publico orientados a formar, informar, educar y elevar la sensibilidad artística y cultural de todos los cubanos.
En tal coyuntura, el Instituto de la radio y la televisión fundado en 1962, contó con la sabiduría acumulada de un selecto grupo de directores y guionistas de la televisión que alternaron o abandonaron sus funciones habituales para liderar la configuración de una programación que respondiera a las nuevas demandas sociales.
En esa hornada fundacional figuran nombres inolvidables como José Antonio Caiñas Sierra, Marcos Bhemaras, Amaury Pérez García, José Carballido Rey, Mirta Muñiz, Iris Dávila y por supuesto; Jesús Cabrera, quien por mucho tiempo volcó sus energías y conocimientos a las funciones administrativas-artísticas.
Resulta imposible hoy relacionar la extensa lista de proyectos de los más diversos géneros a su cargo en todos estos años. Por ello, solo quiero recordar los más notorios. Fundó Tele Rebelde en Santiago de Cuba y contribuyó a la formación de sus trabajadores, así como al desarrollo de la TV en Holguín, incluyendo la audacia de crear una Filial del ISA en esa ciudad
La serie dramatizada Finlay, se erigió en icono de la vertiente histórica de la telenovela creada en esta segunda etapa de la televisión. Allí, junto a un guionista de la talla de Enrique Núñez Rodríguez; logro un acercamiento magistral a un científico de nuestra historia y a sus circunstancias.
Inspirándose en las series policíacas, Jesús fue uno de los primeros creadores de la televisión que colaboro con la productora audiovisual del Ministerio del interior para estrenar en Cuba las series de continuidad que muestran el quehacer de los agentes de la inteligencia cubana que arriesgan sus vidas en el exterior para salvarnos del terrorismo organizado afuera: La paradigmática En silencio ha tenido que ser, - y su segunda parte, El regreso de David- constituyeron un intenso suceso comunicativo que luego replica, con otros protagonistas, Julito el pescador.
Dando continuidad a su vocación por la enseñanza, devino maestro polifacético en la televisión de Nicaragua y Angola.
Pero no fue suficiente. Su alma de fundador le hizo diseñar el concepto y formato de la Facultad de Medios audiovisuales en el Instituto Superior de arte - escenario académico que forjaría a las nuevas generaciones de especialistas de la radiodifusión-. Un día, sin siquiera esperarlo, fue nombrado su Decano y a ella dedico mas de diez años.
Falta mucho por decir de su trayectoria pero hoy solo queremos recordar algunos de sus aportes a la televisión y a la cultura nacional.
Con esta distinción a Jesús Cabrera; se honran las seis generaciones de cubanos consagrados a esta iqueña pantalla dentro y fuera de Cuba.
En la producción mediática no bastan la inteligencia, la capacidad creativa y la sabiduría profesional. Se necesitan responsabilidad, disciplina, agilidad en las reacciones, capacidad para trabajar en equipo y un duro laboreo.
Cuando la noticia de un premio se recibe con placer y alegría en los pasillos del Instituto de radio y televisión, es porque el galardonado es un ser humano admirado (a), respetado(a) y querido (a).
Jesús Cabrera, como los sabios de la antigüedad, ha descubierto -en medio de la fama y el éxito- la exótica virtud de la humildad. También por eso lo admiramos, respetamos y queremos.
!!Felicidades maestro ¡!