Entre tu y yo
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- Escrito por: María Regla Figueroa Evans / Fotos: Cortesía de la entrevistada
- Categoría: Entre tu y yo
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Ángela Herrpinark es una mujer atrapada en el hechizo de la televisión y el cine, quien tras 15 años de ausencia regresa a estos medios con la firme decisión de permanecer “hasta el último aliento”.
Según un viejo proverbio —de incierto origen, pero muy repetido— “segundas partes nunca fueron buenas”. Sin embargo, en el caso de esta productora de televisión, cine y espectáculos, el refrán no se ajusta a sus expectativas. Volver a los sets, luego de tres lustros alejada por motivos familiares, constituye una de sus mayores conquistas.
Su incursión en la televisión no fue fruto del azar, sino resultado de un intenso proceso de estudio del medio audiovisual. Esta preparación la llevó a vincularse con un mundo creativo que acoge a quienes lo asumen como plataforma artística y como vía para defender la cultura de su país.
Uno de los momentos más significativos en su carrera fue el acercamiento a la figura de la revolucionaria y compositora Tania Castellanos. Ángela estudió minuciosamente su vida, exploró los pasajes menos conocidos y logró conectar a la artista con su tiempo y su gente desde una perspectiva sensible y profundamente humanista. De ese proceso nació el documental Evocación, una obra sólida y confiable, con narrativa propia, que evidenció su capacidad investigativa y fue producida por el grupo de creación de la televisión cubana.
A partir de entonces, Ángela no detuvo su crecimiento artístico. Participó como codirectora asistente y asesora en el documental En torno a la poesía cubana de Dulce María Loynaz, dirigido por Alexis Matos, así como en el video Arte, dedicado a un aniversario del natalicio de Nicolás Guillén.
Convencida de su compromiso con el género documental, asumió nuevas propuestas. Entre ellas se encuentran una entrega dedicada a la primera bailarina de Danza Contemporánea Perla Rodríguez por el aniversario 60 de su carrera; la coproducción cubano-española La vida de Meyer Lansky en La Habana, presentada en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano; y Papá Noel nos llega a La Habana, documental producido y dirigido por ella, auspiciado por la Embajada de Italia en Cuba, la Asociación Italiana del Mundo, el grupo de amistad Cuba-Italia y la Oficina del Historiador de la Ciudad, entre otras instituciones.
Sin abandonar su vínculo con la televisión, Ángela también cultivó otra de sus grandes pasiones: la música. Graduada en la especialidad de piano del conservatorio internacional de música María Jones de Castro (hoy Manuel Saumell), fue alumna de destacados maestros como Roberto Valera. Estos saberes los aplicó con disciplina y entrega, ampliando su dominio del instrumento.
Compartió escenarios musicales con figuras como Emilio Vega y Emilia Morales en el fonograma Sentimientos, y mantuvo una activa labor pedagógica: desde su hogar en El Vedado preparó a estudiantes para ingresar a escuelas de música, fundó grupos aficionados en Ciencias Médicas y creó el proyecto infantil Anggellos, destinado a mejorar la calidad de vida de niños con autismo y otras condiciones.
Fue pianista acompañante de jóvenes talentos y defensora del patrimonio musical cubano como parte de la identidad nacional.
Una vez estabilizada su situación familiar, decidió volver a los medios, impulsada por su naturaleza proactiva y su necesidad vital de crear. Las propuestas no tardaron en llegar, pero Ángela eligió reencontrarse con su compañero artístico Alexis Matos en el Canal Habana, donde trabaja como asistente de dirección en los espacios Coordenadas culturales, Habanero y En blanco y negro.
A pesar del tiempo transcurrido, no ha renunciado al estudio. Afirma que “el conocimiento no ocupa espacio” y que “toda ocasión es buena para aprender”. Actualmente cursa estudios de montaje de edición documental y talleres de crítica de arte aplicados a la televisión.
Entre sus próximos estrenos se encuentra el documental Como toda mujer, sobre la vida y obra de Emilia Morales Palmero, así como el audiovisual La ruta de un enigma, centrado en la figura de su padre, Narciso Herrpinark.
Ella misma se define como “una fiel enamorada de la televisión y el cine”, lo que resume con una convicción firme: “Volver a los quehaceres en la pequeña y gran pantalla es una de mis mayores conquistas luego de 15 años de ausencia. Aquí estaré… hasta el último aliento”.
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- Escrito por: Valia Valdés / Fotos: Cortesía de la entrevistada
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Dayana Marrero quiso ser periodista desde niña. Ejercer la locución, estudiar Comunicación Social y diplomarse en Periodismo convencieron a todos de su determinación.
La habilitación como locutora a los 17 años fue el impulso para asesorar y dirigir programas radiales, e iniciarse en la colaboración periodística. Integró el equipo que inauguró Radio Fomento en 2008 y, más tarde, regresó a Radio Sancti Spíritus, donde en la actualidad dirige y presenta el espacio Serenata, dedicado a los tríos musicales —manifestación de fuerte arraigo en la región—, además de ser guionista del programa En familia.
En 2018, después de diplomarse en Periodismo, se integró al telecentro Centro Visión en el rol de locutora, hasta avanzar en su especialidad favorita: el periodismo audiovisual.
«Sancti Spíritus es mi adoración, mi vida. Creo que hacer periodismo en el lugar que amas y conoces, que despierta tantas motivaciones en ti, no es complejo… y al mismo tiempo lo es.»
A pesar de la diversidad de temáticas que abarca, Dayana considera que aún no ha logrado todas sus metas profesionales. Como integrante del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba desde hace tres años, la comunicadora asume un doble compromiso.
«Cada vez que asumimos una cobertura quedan recuerdos imborrables: ya sea por la cercanía física del Presidente o por entrevistar a Petronila, una trabajadora de limpieza de la planta del Lácteo, quien no puede disimular las lágrimas al referirse a un centro que considera su casa.»
¿Cómo construye relaciones de credibilidad y confianza con los públicos y las fuentes?
«No dependo de la aprobación de los públicos para hacer mi trabajo. En ese sentido, he tenido satisfacciones y, otras veces, no tanto, porque no siempre se logra el consenso. He apostado por una relación positiva con las fuentes, de construcción colectiva, aun cuando pueda reflejar situaciones controversiales.»
¿Cuál es el género periodístico de su preferencia?
«Soy una persona apasionada; la espiritualidad me gana a la hora de imponer un criterio, pero me siento orgullosa de eso. En cualquier tipo de producción periodística siempre hay algo que me lleva a la crónica. Es el género con el que más me identifico. Busco la belleza del discurso, tanto en un reportaje sobre la campaña arrocera como en cualquier otro tema.»
¿Ser mujer en el periodismo local implica desafíos adicionales?
«Tiene desafíos, pero en mi caso, el hecho de ser mujer no me ha limitado. Hay asuntos familiares impostergables: soy hija única. Aunque tengo la retaguardia asegurada por mi familia, siempre he priorizado las necesidades urgentes de mi niña, pero no me gusta que me limiten para realizar una cobertura nocturna o de fin de semana por ser mamá. No me gusta “que me pongan la yagua antes de que caiga la gotera”.»
¿Qué apoyo necesita su telecentro para fortalecer la calidad de sus producciones?
«El telecentro Centro Visión Yayabo está marcado por las mismas limitaciones de sus homólogos en otras provincias. La carencia de un parque vehicular afecta nuestros resultados, pues el que la fuente resuelva ese obstáculo supone un comprometimiento que permea el concepto reporteril.
«Por otra parte, pienso que debemos crecer en la multimedialidad, actualizarnos de manera constante y hacer alianzas entre la teoría y la práctica. Debemos dar rienda suelta a la creatividad, más allá de las limitaciones. Soy una defensora total del lugar donde trabajo. Creo que somos una gran familia. De nuestro colectivo han nacido ideas maravillosas, algunas pendientes de ser concretadas.»
¿De qué manera puede mejorar el ecosistema mediático en Sancti Spíritus?
«Pienso que debemos alcanzar el balance entre la agenda pública y la agenda política, para reelaborar una agenda mediática que responda a las necesidades de nuestros públicos. Se deben respetar los procesos de los medios de comunicación pensados para la concreción de esa agenda mediática, en la que no deben primar criterios y modos de hacer arbitrarios o personales.»