Entre tu y yo
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- Escrito por: Rubén Ricardo Infante / Fotos: cortesía del entrevistado
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Entrevista al actor Fernando Ramírez, quien encarna al personaje de Miguel en la telenovela cubana Regreso al corazón
La telenovela cubana Regreso al corazón ocupa actualmente las pantallas nacionales, y sus historias y conflictos se han convertido en un punto de conexión entre el público y este género, con larga tradición en la televisión de la Isla.
Dentro de su trama, destaca la historia de Miguel, un joven abogado que dirige la Consultoría Jurídica y se aprovecha de su poder para intentar conquistar a Pedro, lo que ha mantenido a muchos televidentes atentos a su desarrollo.
Sobre este personaje, su preparación y las reacciones que ha generado en la audiencia, conversamos con Fernando Ramírez, un joven actor proveniente del teatro que, en su primera gran incursión en la televisión, se ha ganado la atención del público.
—A lo largo de la telenovela, Miguel ha mostrado diversas actitudes. Es un personaje que se va revelando a medida que avanza la trama. ¿Cómo crees que lo asume el público?
—El personaje de Miguel es muy polémico, lleno de conflictos, y va creciendo a medida que la novela avanza, porque debe actuar en función de las circunstancias que enfrenta en cada momento, cada vez más complejas como resultado de sus propias decisiones. Toda acción trae consecuencias, y en un inicio Miguel no mide las suyas.
«Me costó trabajo defenderlo, porque no tiene nada que ver conmigo: ni desde el punto de vista humano, ni profesional, ni en cuanto a su orientación sexual, ni siquiera en su manera de concebir las relaciones, en este caso una relación abierta.
«También me resultó difícil porque, cuando leí el guion, lo juzgué y critiqué lo que hacía. Creo que eso es lo peor que le puede pasar a un actor. Pero durante el proceso de investigación —que fue arduo y profundo, porque todo lo que implicaba la vida de Miguel me resultaba ajeno— descubrí que esta forma de pensar en torno a la sexualidad, las relaciones o el uso del poder para seducir no es tan extraña como pensé. Comprendí que casos así son más comunes de lo que imaginamos.
«Pensé que el público se lo iba a tomar de una manera mucho más negativa y me preparé para lo peor. Sin embargo, ocurrió lo contrario: la gente valoró mi actuación y muchos me han escrito porque se han sentido identificados con las situaciones en las que Miguel se ve envuelto. El público lo ha recibido de manera bastante positiva».
—La telenovela ha reunido en su elenco a importantes actores cubanos y a muchos jóvenes. ¿Cómo fue tu experiencia de grabación e interacción con ellos?
—Agradezco eternamente la ayuda y el apoyo de los actores de mayor experiencia, que siempre me brindaron sus conocimientos y consejos. Estuvieron dispuestos a acompañarme en todo momento, lo cual valoro muchísimo, porque esta es mi primera novela y mi primer gran proyecto en televisión. Hasta ahora, mi carrera había estado concentrada en el teatro.
«En especial quiero agradecer a Greta y a Pablo. Aunque ella tenía un poco más de experiencia que nosotros, logramos una excelente química, basada en el compañerismo y el apoyo mutuo. Greta siempre supo guiarnos durante las grabaciones, y los tres conformamos un trío profesional muy sólido.
También agradezco a actrices como Alicia Echavarría, Loreta Estévez y Mayelin Barquinero, con quienes tuve la suerte de compartir en los sets. Gracias a ellas me sentí totalmente respaldado y protegido durante el proceso.
—Las telenovelas cubanas cuentan con una larga tradición. ¿Cómo crees que Regreso al corazón se inserta en esa tradición y, al mismo tiempo, plantea nuevos conflictos?
—Los cubanos somos pioneros en la creación y desarrollo de telenovelas. Existe una fuerte tradición, y el público espera con entusiasmo cada nueva propuesta, porque es ese momento en que la familia puede reunirse frente al televisor. Es increíble cómo disfrutan las tramas y se implican en los conflictos que se presentan.
«Creo que en Cuba tenemos una manera muy peculiar de hacer novelas que aún engancha al público. Y eso, en tiempos en que existen tantas opciones de entretenimiento y acceso a contenidos de diferentes países, es algo admirable. Que los cubanos sigan dedicando tiempo a nuestras producciones es una señal de lo mucho que significan.
«Además, abordar temas actuales es esencial para mantener la atención de los espectadores. Mi personaje es un ejemplo: se habla de la bisexualidad, de las relaciones abiertas, de cómo alguien puede aprovechar un cargo para intentar seducir a otra persona, o de cómo una pareja enfrenta un divorcio. Son conflictos reales, cotidianos, que vive la sociedad cubana y que funcionan como verdaderos ganchos dramáticos».
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- Escrito por: Ivón Peñalver / Fotos: Cortesía de la entrevistada
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«Me quedo con todo de Leticia». Así afirmó en esta conversación Linda Soriano, la actriz que interpreta a Leticia en Regreso al corazón.
Desde la más absoluta sencillez, comenta detalles de la preparación de este difícil personaje.
—De la mujer de teatro al rostro de TV. ¿Cómo defines el tránsito de un medio a otro y cuál es el denominador común?
—Realmente, al tránsito del teatro a la televisión le puse un ojo bastante crítico y con mucha conciencia, puesto que son dos medios distintos. De alguna manera el primero es de mayor proyección, amplificación, mientras que en el segundo todo es más mesurado, pequeño. Por tanto, fue una cuestión solo de ir haciendo conciencia en cómo es el lenguaje de la televisión.
«Ahora, el punto común es, sin duda, la certeza de estar vivo en escena; de vivir una situación dramática y hacerlo con total veracidad. Tener claro cuál es el personaje, qué quiere, su sistema de relaciones, así como mi objetivo en la escena. Una vez que eso está claro como actor, lo que queda es hacer el viaje, o sea, conectar con el otro actor para que se haga la magia.
«Creo que en cualquier medio la cuestión es estar en vivo; estar aquí y ahora para poder entender y reaccionar de una manera absolutamente orgánica».
—¿Cómo llegas a esta telenovela y encontraste dentro de ti a Leticia?
—Llego a la telenovela por Loisys, es la segunda vez que me convocaba; en la primera oportunidad no pudo ser porque yo tenía muchísimos compromisos de trabajo en ese momento; y en esta ocasión la vuelvo a encontrar en la calle y me propone a Leticia.
«Lo primero que hice fue buscar por qué Leticia se comportaba de esa manera. Un personaje no es negativo porque sí y ya; hurgué entonces en el porqué de su dependencia hacia Mariano, de alguna manera esa resistencia a su familia, y lo que encontré fue un mal manejo que ella tuvo en el hogar. A partir de ahí todo lo demás fue hacer su perfil psicológico. Leticia, indiscutiblemente, desde pequeña fue una niña rebelde, impulsiva, un poco volátil y al mismo tiempo muy celosa, sobre todo con las figuras materna y paterna; pero al ser la madre tan fuerte con ella, todo el cariño, esa muestra de amor, Leticia la volcó hacia el papá; mientras en la madre depositó resistencia y oposición.
«Del mismo modo, al ser un personaje que se marca con características rebeldes, explosivas… sus movimientos fueron más rápidos, o al menos la manera en que se concibió».
—¿Qué hay detrás de Leticia?
—Este personaje fue dedicado a mujeres que aparentemente se ven y se muestran fuertes, de carácter intenso; sin embargo, están rotas por dentro. Tener una personalidad fuerte o no, para nada excluye que internamente no se sienta miedo, inseguridad, puntos de vulnerabilidad, porque somos absolutamente humanos, llenos de incertidumbres y a la vez plenos de esa fuerza para poder vencerlos; solo está en cómo uno lo proyecte, en el libre albedrío, en la disposición que se asuma.
«Es como la parábola del lobo bueno y el lobo malo: tú decides a quién quieres alimentar de los dos. Y a esas mujeres está dedicado el personaje, a esas aparentemente fuertes, decididas, independientes; sin embargo, han vivido un tipo de relación tóxica o algún sistema de relación en el que han sido manipuladas, entregándose sin amarse primero a sí mismas y, por supuesto, sin valorar las consecuencias».
—¿Cuánto te exigió este personaje?
—Es curioso porque yo sentía, mientras trabajaba en el proceso de la novela, que Leticia tenía una dosis alta de energía. Incluso, muchas veces, cuando estaba cansada y pasaba un texto sin ponerle toda la fuerza que ella posee, sentía que me trababa, no fluía. Entonces me di cuenta de que el personaje llevaba en sí una manera muy fuerte de conectar, moverse, expresarse y, obviamente, esa era su defensa, una protección que ella misma se había hecho para andar.
«Por tanto, esa cantidad de matices variados exigió de mí mucho esfuerzo, sacrificio, trabajo mental-energético que me tuvo todo el tiempo alerta en cada escena a la mínima reacción, porque de alguna manera Leticia se había acostumbrado (porque se equivoca mucho) a ser muy cuestionada, juzgada, regañada, observada.
«No es un personaje tranquilo, de paz, sin grandes problemas; todo lo contrario, es de los que, mientras más conflictos, más energía tienes que poner en función de resolverlos o lidiar con ellos. De ahí que demandó una alta dosis de energía, fuerza y atención».
—¿Con cuánto de este personaje te quedas?
—Me quedo con toda de Leticia, con el aprendizaje que tuve de ella y con el que ella misma adquiere a lo largo de la historia; la cuestión, muy importante, de no dudar a la hora de amarse y respetarse uno mismo; me quedo con su amor incondicional hacia los hijos, sus padres aunque en algún momento les falla; el amor hacia sus hermanos, incluso hacia su esposo, aun cuando no es una relación sana. Me quedo con su vehemencia a la hora de amar, con su valentía en el momento de enfrentar determinados sucesos… Me la quedo completa y con la experiencia tan linda de haberle dado vida.
—Quien te pudo disfrutar en la obra teatral Antígona sabe que se enfrenta a una actriz de carácter. ¿Prefieres estos personajes o será que ellos te eligen a ti?
—Me gustan mucho los personajes de carácter; si te digo lo contrario te miento, porque dan muchas posibilidades al actor que los interpreta; facilitan canalizar emociones y, al mismo tiempo, una vez que estas salen catárticamente, hay también una sanación. No tengo miedo de hacer este tipo de personajes que caminen y fluyan por mi cuerpo como si fueran la sangre por mis venas para llenarme de emociones diversas.
«También he interpretado personajes débiles como Susej, en Rompiendo el silencio, de carácter más flemático, y confieso que esos me cuestan un poco más porque es como ir dosificando toda la energía que normalmente tengo; algo así como ecualizarla y ponerla en otra manera. Por tanto, resultan un reto personal asumirlos y son los que más he interpretado. Realmente, personajes con carácter han sido hasta hoy Antígona y ahora Leticia».
—¿Luego de Regreso al corazón, cuándo vuelves a la pequeña pantalla?
—No lo sé, todavía no tengo otra propuesta que me regrese al corazón literalmente. También estoy inmersa en un proceso que no es en televisión y me tiene muy emocionada. Una vez que termine, veré qué otros trabajos me proponen que me regresen al corazón y me lleven a este punto de entusiasmo y entrega, porque me encanta vivir historias intensas que sean defendibles visceralmente.
Deseamos que pronto sea el regreso de Linda Soriano a la televisión; muestras ha dado suficientes de que en ella se mezclan las emociones con la contención exacta que cada situación exige. Con un personaje bien escrito ha sido igual de sentido a la hora de interpretarlo. Realmente se ha ganado esperarla lunes, miércoles y viernes, porque es de las presencias muy necesarias dentro del discurso dramático de una historia, muchas veces coral, en la que su sola actuación destaca y embellece.