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- Escrito por: Luis Casariego / Fotos: Tomadas de Internet
- Categoría: Historia
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“Yo me muero tocando la trompeta, que la quiero tanto como si fuera la señora mía.” — Félix Chapottín
Félix Chapottín Lage fue un destacado trompetista, cantante y director de orquesta, conocido en el mundo artístico como “Chapottín, el sonero mayor” o “el Armstrong del son cubano”. Autodidacta y especialista en la música popular cubana, la guaracha y el son, su talento lo convirtió en una de las figuras más importantes del género.
Nació el 31 de marzo de 1907 en el barrio habanero de Cayo Hueso, en Ciudad de La Habana. Creció en un hogar numeroso junto a diez hermanos y un hermano de crianza, el afamado percusionista Chano Pozo. A los nueve años, su tío lo llevó a vivir al poblado de Guanajay, en la actual provincia de Artemisa, donde comenzó sus estudios musicales con Venancio González. En 1918 ingresó en la banda infantil de Guanajay, donde tocó varios instrumentos, entre ellos la caja, la tuba, el bombardino y el cornetín, hasta que finalmente se especializó en la trompeta.
Cerca de los veinte años regresó a La Habana e ingresó en el “Sexteto Habanero”. Durante su juventud trabajó en diversas comparsas habaneras bajo la influencia de su tío Margarito Lage, hasta que llegó a dirigir la comparsa “La Chambelona” de Guanajay, donde además tocaba la trompeta, desempeñándose en este rol durante diecisiete años.
En 1924 se unió a “La Estudiantina Orquídea”, liderada por el tresero Américo González. Sin embargo, su consagración en el género del son llegó con el “Conjunto Chapottín y sus Estrellas”, donde se destacó por la limpieza de su sonido y su magistral ejecución con la sordina. A lo largo de su carrera, integró numerosas agrupaciones como el “Sexteto Colín”, el “Septeto Habanero” (donde en 1927 sustituyó al trompetista Rafael Hernández, conocido como El Piche), así como otros septetos y conjuntos, entre ellos: “Munamar”, “Universo”, “Alabama”, “Boloña”, “Carabina de Ases”, “Conjunto América”, “La Gloria Cubana” y la “Orquesta Anacaona”.
También formó parte del “Conjunto Azul”, dirigido por su hermano de crianza Chano Pozo, y junto al legendario Jesús Gutiérrez (Tata) organizó el “Sexteto Bolero”. Más adelante, integró el conjunto de Arsenio Rodríguez, “El Ciego Maravilloso”, del cual asumió la dirección en 1949 cuando Arsenio emigró a Nueva York.
Chapottín no solo fue un brillante intérprete, sino también un compositor de sones que se hicieron populares por su arraigo en la música tradicional cubana. Entre los temas que grabó con el “Septeto Habanero” en 1928 se encuentran:
- "Tín cun tan", de Rosendo Ruiz (padre)
- "El bongó del habanero", de Gerardo Martínez
- "Alza los pies, congo", de Carlos Godínez
- "Recuerdo imperecedero", de Gerardo Martínez
- "Amparo", de Guillermo Castillo
- "Estela", de Felipe Neri Cabrera
- "¿Dónde estás, corazón?", de J. Martínez Serrano
- "Dora", de Gerardo Martínez
- "Oye, Teresa, mi amor", de Guillermo Castillo
- "Por un beso de tu boca", de Ernesto Lecuona
- "Olvido", de Miguel Matamoros
- "Mamá Inés", de Eliseo Grenet
- "Criolla carabalí", de Felipe Neri Cabrera
- "No juegues con los santos", de Ignacio Piñeiro
- "Alma guajira" (guajira-son), de Ignacio Piñeiro
- "Quiero que tú me des un besito", de Narciso Sucarichi
- "Tribilín cantores", de Carlos Godínez
- "Mi guitarra", de Felipe Neri Cabrera
- "Romerillo" (yerbero bueno), de Carlos Godínez
- "La campana", de Fernando Collazo
- "Coralia", de Gerardo Martínez
- "Mujer mariposa", de Aniceto Díaz
- "No me maltrates, nena", de Gerardo Martínez
- "Gloria a mis claves", de Gerardo Martínez
- "Bum bum pa' mi china", de Agustín Gutiérrez
- "Las maracas de Neri", de Felipe Neri Cabrera
- "Debajo de la mata", de Carlos Godínez
- "De mi cubita es el mango", de Rosendo Ruiz (padre)
- "Preludio", de Carlos Godínez
- "De la boca al corazón", de Guillermo Castillo
- "La diosa", de Carlos Godínez
En 1951, Chapottín asumió definitivamente la dirección del conjunto de Arsenio Rodríguez tras la partida de este a Estados Unidos en busca de tratamiento médico para recuperar la visión. Durante la década de 1950, el conjunto se consolidó con músicos excepcionales como Luis Martínez Griñán (“Lili”) en el piano, Pepín Vaillant, Aquilino Valdés y Cecilio Servis en las trompetas, Sabino Peñalver en el contrabajo, Félix Alfonso (“Chocolate”) en la tumbadora, Antolín Suárez (“Papa Kila”) en el bongó y Ramón Cisneros (“Liviano”) en el tres.
Chapottín realizó múltiples presentaciones en escenarios nacionales, en fiestas populares y carnavales, así como en diversos programas de la radio y la televisión cubanas. Es considerado uno de los mejores trompetistas y soneros de Cuba de todos los tiempos.
Fiel a su pasión por la trompeta, nunca abandonó el instrumento que le dio fama y reconocimiento dentro y fuera de Cuba. Entre sus composiciones más emblemáticas destaca “El carbonero”, un tema con el que han bailado generaciones de cubanos y extranjeros.
Durante la década de 1950, Miguelito Cuní alternó ocasionalmente con la orquesta de Benny Moré, pero siempre conservó su lugar junto a Chapottín, con quien mantuvo una entrañable amistad. Juntos fueron una dupla inseparable por más de treinta años, dejando un valioso legado musical con grabaciones memorables como “El carbonero” y “Quimbombó que resbala”.
En 1978, Chapottín viajó a la Unión Soviética con la “Orquesta Cubana de Música Moderna”, donde compartió escenario con grandes músicos como Enrique Jorrín, Richard Egües, Tata Güines, Juan Pablo Torres, Rafael Bacallao, Felo, Teresa García Caturla y Carlos Embale.
Tres años antes de su fallecimiento, expresó:
«Yo me muero tocando la trompeta, que la quiero tanto como si fuera la señora mía».
Félix Chapottín falleció el 21 de diciembre de 1983, a los 76 años, en Ciudad de La Habana, dejando un legado imborrable en la historia del son cubano.