UN CAMBIO EN LA PROGRAMACIÓN JUSTIFICADO.

Me gusta jugar a descubrir las respuestas de las preguntas en La neurona intranquila. A veces las conozco otras no,  y hay ocasiones  en las que me molesto porque más que sabiduría se necesita malicia para desentrañar lo que indagan. Por eso el viernes primero de Mayo, estaba esperando para probar mis conocimientos o mi… habilidad.

Cerca de las 8 y 30 comenzó un concierto y cuando vi que era de Lucía Huergo me dije ¡qué bien, eso es lo que hay que hacer cuando de homenaje se trata!. La destacada compositora e instrumentista había muerto en la madrugada de ese día.

 La realización fue de Ana María Rabasa una reconocida directora de televisión, madre y alma del espacio Cuerda viva que mantiene su intención inicial de dar a conocer a nuevos (y casi siembre buenos) creadores de la música cubana.

Transmitir esa descarga en la que Lucía hace gala de su dominio del saxofón fue, sin dudas, un buen homenaje, pero ¿costaba escribir  un  párrafo diciendo por que se cambiaba la programación?. Si su muerte fue por la madrugada de ese día ¿no se podía pedir a un musicólogo que dijera en cámara qué es la Huergo para la música cubana o que escribiera un texto para un buen locutor?. Esa explicación no sólo era necesaria por lo imprevisto del concierto sino y sobre todo porque la compositora, instrumentista, productora y TAMBIÉN hacedora de música para el audiovisual se lo merecía.

La banda sonora de los filmes de ficción La película de Ana y   Mujer transparente, los documentales Peter Pan, San Ernesto nace en La Higuera, Quién dijo que esto no es amor, Copa y Espada, Últimos días de una casa y las telenovelas Las huérfanas de la Obra-Pía y La cara oculta de la luna, le confieren a esta mujer dedicada a la música el derecho de ser considerada una autora para el buen audiovisual.

El especialista Humberto Manduley en un texto publicado sobre la artista en la revista El Caimán Barbudo apunta  “Suyos son también los arreglos a piezas como la famosa Arthur (de Rick Wakeman) que se escucha en el programa televisivo Historia del cine, y El manisero (de Moisés Simons) que identifica   a Radio Metropolitana, por sólo citar dos casos”

En sus últimos trabajos se encuentra además la música original para la coreografía Punto ciego, de la bailarina y coreógrafa Rosario Cárdenas.

El Dr Joaquín Borges Triana, me dijo “Lucía Huergo es sin discusión una de las grandes figuras de la música cubana en los últimos algo más de treinta años. Yo conocí de su trabajo a fines de los setenta, en un grupo hoy muy poco mencionado pero de suma importancia para toda una zona del jazz de nuestro país a partir de 1980. Me refiero a Sonido Contemporáneo. De ahí ella pasó hacia Síntesis y habría que decir que con dicha agrupación Lucía fue la persona que dio vida a la idea del etnorock, ese estilo de mezclar cantos afrocubanos con sonoridades y atmósferas del rock. De alguna manera en Sonido Contemporáneo están las raíces de eso que luego Lucía desarrolla con Síntesis y después con Mezcla. Pero Lucía también tiene una historia como productora de discos de gran cantidad de figuras de este país y del extranjero. Su trabajo como productora está en discos de figuras tan respetadas como Amaury Pérez, Yusa, Marta Valdés, Elena Burke, Ireno García, Heidi Igualada, Marta Campos y otros tantos. 

Particularmente recuerdo la etapa en que estuvo durante todo un año de gira al frente de la banda de José Feliciano, cuando él grabó temas cubanos de Silvio Rodríguez. En cuanto a su obra personal, hay varios discos pero para mí uno de los principales fue Sinfonía Hemingway. La televisión cubana la tuvo como hacedora de múltiples bandas sonoras en diversos espacios y con frecuencia en cortinas de anuncios de transición o diferentes tipos de promocionales oímos fragmentos de composiciones de Lucía. En fin, alguien que siempre será recordada también como excelente instrumentista.”

El narrador, poeta y crítico Frank Padrón comentó “Conocí a Lucía cuando trabajaba en Síntesis y de inmediato hicimos empatía aunque no era persona de mucho hablar; sin que fuéramos ese tipo de amigos que se ve a diario, cada vez que coincidíamos casa de amigos cubanos o la visitaba, entre nosotros fluía el diálogo y era como si nos hubiéramos acabado de ver; fue una amiga generosa; recuerdo que mis primeros casetttes de música brasileña me los grabó ella, quien ya tenía una considerable discografía de ese país que tanto amo, en lo cual  coincidíamos también; hicimos giras juntos y era muy divertida; esto en lo personal; en lo profesional colaboró conmigo en mi breve etapa como compositor, y yo escribí con frecuencia sobre discos y espectáculos suyos o de otros pero que contaban con sus prodigiosos arreglos; era  en tanto compositora –escribía sólo música—muy creativa y vigorosa, en las corrientes  que más incursionó: el jazz, la Nueva Trova o el son. Su huella en la cultura cubana es un hecho y prevalecerá por siempre.”

Y la realizadora de cine y televisión Belkis Vega, desde España me escribió “Lo leí y no lo podía creer. Hacía muy poco que había visto a Lucía Huergo en un programa de TV hablando de miles de proyectos actuales o futuros en los que estaba involucrada y proyectando una imagen rejuvenecida y saludable. Hacía un tiempo que no nos veíamos y me alegró verla. Me alegré por ella, por sus triunfos y saber que seguía creando a tope pero también me alegré por mí pues deseaba volver a trabajar con Lucía. La había conocido personalmente hace ya cerca de 20 años en la casa de Sara González.  Tenía una fuerte personalidad que, a la vez, irradiaba su sensibilidad. Era de esas personas que no pueden pasar inadvertidas. Descubrimos que vivíamos muy cerca y ví crecer la construcción de su estudio musical en su casa y compartir la ilusión con que lo hacía. Recuerdo cuando le propuse hacer la música para la versión de   La casa de Bernarda Alba que dirigí para la TV. Primero, su asombro; después, su entrega y esa  capacidad para acercarse a un mundo sonoro que hasta ese momento le era ajeno sin dejar de impregnarle su impronta personal y su fuerza. Ya no podremos volver a trabajar juntas pero nos dejó el gran regalo de su obra, y, con ella, la de su presencia siempre.”

En fin esta columna se une al homenaje de una persona que se merecía el buen programa transmitido y más, el por qué se hizo.