Sonando en Cuba: CON YUNFA SÍ SE PUEDE

Me asombró muchísimo, aunque lo esperaba. Se que la unión de RTV Comercial con buenos realizadores aporta piezas de calidad. Y Sonando en Cuba fue una propuesta que le hizo Joel Ortega a Rudy Mora, con una sola indicación: “sueña”.

Está soñando desde hace meses. Ha recorrido el país.  Casi no duerme, y a pesar de todo (supongo que por los cuidados de Gretel, su compañera) se ve más gordo, rozagante y feliz. Sí, Rudy no lo puede ocultar: hasta ahora la satisfacción lo embarga. Y su cara resplandece cuando Roly Peña otro destacadísimo director, le dice “Esto está…”. (Y no puedo poner la palabra porque nadie me publicaría el texto).

Roly, Joel, y yo, coincidimos en la grabación del tercer programa de Sonando en Cuba. Esa parte del espacio televisivo que se estrenará en la programación veraniega, tiene como escenario el Foro de Cubanacán. Si, es ese el lugar… cuando vean el musical no piensen que está hecho en otra latitud, fue aquí en La Habana con una escenografía que impacta. De ella se encargó la Empresa ALZARA, que laboró en la cumbre de la CELAC celebrada  en la Habana.

Pero a ese empaque se une el nivel de detalle que sigue el equipo comandado por Rudy: los integrantes del público no van vestidos como ellos quieren, reciben indicación de especialistas. 

El vestuario, el peinado, el maquillaje de los dieciséis finalistas ha corrido a cargo de personas altamente calificadas que han estudiado rostro, color de la piel, de los ojos, para entonces diseñar el tipo de maquillaje, la ropa, las prendas que lleva cada competidor o competidora.

A propósito esos 16 muchachos y muchachas se escogieron entre más de 900 aspirantes de todo el país que realizaron audiciones ante un jurado de selección integrado por  Paulo FG, el gestante de la idea, Leo Vera, Joel Domínguez, Jenny Valdés y Ernesto Ricardo Puente.

Al final quedaron Yulitza Taset Palacio,  Rodobaldo Suárez Suárez,  Massiel Bejerano Oliva,  Raúl Raidel Zalazar Almarales,  Jessica Chipi Gallego, Jordán Jesús Cabarroca Orbera,  Karen  Giselle Oduardo Díaz,  Isis María González Lescaille,  Yohana Olivares Guibert,  Claudia Esther Valdés Chávez,  Elizabeth Álvarez Torres,  Rayner García Gil,  Rosalía Gómez Hasty,  Elizabeth Romero Sánchez,  Carlos Leopoldo Infante Ayala y  Roseth Olivera Sánchez.

Los finalistas tuvieron sus padrinos: José  Luis Cortés, Puppy Pedroso,  Giraldo Piloto, Lázaro Valdés, Manolito Simonet, Adalberto Álvarez, Cándido Fabré y Samuel Formell. Cada uno de ellos escogió –por concurso- a dos jóvenes a los que le trasmitieron sus saberes y “mañas”.

El jurado del programa, el que ustedes verán,  está integrado por Laritza Bacallao,  Moisés Valle, Yumurí,  y Emilio Frías, el Niño. Según me dijo Rudy unos meses atrás: “Queremos que el/la ganador(a) tenga un premio interesante y por ello gestionamos que se presente internacionalmente en el mes de noviembre del 2015 acompañado por una orquesta cubana; se le producirá un disco con 12 temas y para ello contamos con el apoyo de la EGREM como casa disquera y el sello RTV Comercial; se le harán uno o dos videos clip y debe ser promovido(a) en sentido general. Además se le entregará en un formato digital de última generac ión una colección de los éxitos de la música popular bailable en los últimos 20 años”

Con características similares a este programa, por el certamen, se han transmitido, entre otros espacios,  Para bailar, 9550, Todo el mundo canta,  y Buscando el sonero,  pero ninguno ha sido tan nacional, no sólo por la participación, sino por las filmaciones, como Sonando en Cuba. En esa suerte de making off de cómo se forma un cantante,  se verán noticias, polémicas,  cámara oculta y muchos ingredientes más. Esa parte,  ahora cuando escribo, ya está hecha. En conjunto es más que un canto a la música popular, es un ebbó a    nuestra cultura.

Pero vuelvo al foro de Cubanacán, especialmente al camión de control remoto, con cámaras de alta definición. Sonando en Cuba llevó ocho cámaras ¿y quién estaba ponchándolas?: un hombre con una bufanda negra, por temor a los cambios de tiempo, Orlando Cruzata. No podía faltar si él y Rudy integran un dueto desde hace años que ha producido excelentes videos clip y programas musicales.

Rudy se vira para Joel y le pregunta por qué me llevó. Lo hace con la sonrisa de la complicidad. Yo, con la confianza que me da el respeto que siento por ellos, señalo en la computadora “Mira el padre está rezando” y Rudy habla con el operador de la cámara siete, ya él se había dado cuenta, ese es un plano que no puede faltar, porque la hija de ese hombre está defendiendo en el escenario su futuro en la música.

Un familiar aplaude y Rudy lo marca, mientras las manos de Cruzata, suerte de pianista, ponchan una y otra cámara, casi están haciendo una edición conjunta. Rudy se molesta con la ausencia de alguien, le sube la voz y el otro explica. La mano de Cruzata  se estira y le dice que baje. “Es que se pierde la yunfa, brother”, dice el director del filme   Y sin embargo y de las series Doble juego y Diana.

Se me queda grabada la palabra. Averiguo y me dicen “es como llamar bomba por corazón, la yunfa es más, es hacer con toda el alma lo que uno debe”. Me complace entonces la yunfa. Por primera vez  estuve en  una filmación de esas características. Sentí la  adrenalina. Cuando Carlos Luis, el conductor  (el mismo instructor de UNO, aunque no lo parezca) con su bella sonrisa dice se acabó,  Rudy le da las gracias a todos, como lo que es, un caballero.

El director baja las movedizas escaleras del camión y entra en un diálogo con su alto mando. Son las tres de la tarde. Lleva cuatro horas  filmando. Todavía no termina la jornada. Tiene que escribir el guion del otro programa. Lo hará ¿quién lo duda? con yunfa. Así se puede. Esperemos por el primer Sonando en Cuba. Dará mucho que hablar y yo, gustosa, le seguiré la pista.