Entre los temas propuestos por el evento Caracol 2025 convocado por la Asociación de Radio, Cine y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el panel dedicado a “Nuevos contenidos y lenguajes en los telefilmes” invitó a una seria reflexión.
En el intercambio conducido por Jorge Alonso Padilla, las directoras Magda González Grau, Elena Palacios, y la vicepresidenta del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Yanin Martínez, se refirieron a la necesidad de indagar con mayor profundidad en los intereses de los públicos, y evitar las búsquedas formales vacías de contenido, en función de utilizar el lenguaje audiovisual de una manera acorde con las exigencias particulares de los conflictos dramáticos.
Elena Palacios enfatizó en la urgencia de encontrar una coherencia conceptual y sistémica en el enfoque de los temas sociales dentro del dramatizado, y llamó a abordar con mayor sutileza y artisticidad las problemáticas de honda sensibilidad social.
La exhibición en premiere de los telefilmes producidos por el espacio Una calle, mil caminos en los cines Yara y Charles Chaplin integró el programa del 9no Festival de Cine de Verano, gracias a la colaboración establecida entre el canal Cubavisión y el ICAIC. La eficacia de las producciones televisivas fue aquilatada en las salas cinematográficas por un creciente público juvenil, que encontró conflictos afines a sus inquietudes expresados por medio de una pluralidad de estilos y estéticas visuales.
Cada una de las obras estrenadas en la programación de verano permitió apreciar el nivel de desarrollo de guionistas, elencos, compositores, equipos técnico-artísticos y directores, quienes tuvieron la oportunidad de probar sus competencias. El grado de aceptación de esos esfuerzos quedó reflejado en la encuesta promovida por Cubavisión en Telegram, la cual determinó las preferencias de los votantes, y cuyos resultados serán dados a conocer el próximo 1ro de octubre en el Pabellón Cuba, en saludo a los 15 años del programa “Una calle, mil caminos”.
Al evaluar los nueve telefilmes de la temporada 2025 es imprescindible reconocer la integralidad de los asesores Dely Fernández, Beatriz Roussó y Omar Fontes, los cuales, en contacto directo con centros especializados y voces autorizadas de primer nivel, trabajan de manera continuada en la investigación de temáticas para su público meta y la sociedad, llaman a guionistas, acompañan la escritura y convocan directores motivados con los tópicos que afectan a la adolescencia, la juventud y las familias.
Vale señalar que, a pesar de los cortes de electricidad que afectaron el proceso productivo de las grabaciones y disponer de un limitado presupuesto, algunas de las propuestas se grabaron en Playa Baracoa, Guanabo y la ciudad de Camagüey, lo cual permitió salir del epicentro capitalino y enriquecer la pantalla con hermosos paisajes.
Dentro de la sesión teórica del Caracol también fueron objeto de análisis los espacios: El cuento, las series dramatizadas, y el Teatro. Magda González repasó distintas etapas de esas realizaciones:
Los telefilmes surgieron en nuestra programación por una necesidad de poder contar historias de la realidad, con guiones originales. Luego, los contenidos se abrieron a cualquier historia valiosa que no fuera una adaptación o versión de una obra literaria. Eran nueve telefilmes por año; era un espacio esperado por el público que se caracterizó por la diversidad de temas y de estéticas, desde la poesía metafórica de un Tomás Piard hasta historias más realistas de un Chino Chiong.
La creadora añadió:
El Cuento y el Teatro comenzaron a seleccionar obras ya no tan clásicas, sino mucho más contemporáneas que reflejaban temas presentes en las vidas de los televidentes. El espacio declinó por razones relacionadas con la incomprensión de un género que conecta con los públicos al instante.
Consecuente con su vocación pedagógica, Magda insiste en retomar espacios de debate sobre las producciones actuales, pues considera útil abrirse al análisis de la programación de ficción
Aprender de lo que resultó flojo o fallido, de lo que se ha logrado hasta ahora, y garantizar, con políticas inteligentes trazadas desde los proyectos, que nuestra producción de ficción alcance un nivel de excelencia, debido al impacto que tiene en los públicos.
Con respecto a los requerimientos económicos de las producciones, la destacada profesional de los medios señala:
La producción de ficción es la más costosa de la programación televisiva, pero también la que más dividendos aporta desde el punto de vista de las ideas, las conductas y los paradigmas. Un tema que entra al televidente a través de la emoción, lo conduce a la reflexión con un gran porciento de efectividad, porque el contenido llega con la carga sentimental del corazón.
Entonces, ¿por qué producir historias que en ocasiones dejan indiferentes a los televidentes? ¿No habría que pensar mucho más y mejor en cuál proyecto poner los exiguos recursos que nos dan para producir? Si hablamos de contenidos también hay que hablar de la forma; no hay que cerrar los espacios a la experimentación, pero el equilibrio cuantitativo debe estar a favor de las historias que conecten con mayor cantidad de públicos.
La premiada artista considera vital sostener el equilibrio entre realizadores con experiencia y resultados probados, y aquellos que comienzan su carrera:
Debe haber espacio para todos, pero las políticas de la institución deben garantizar los resultados. La práctica de que los realizadores noveles sean acompañados por un director asesor es sana y útil, para no lamentar que en una obra se hayan invertido recursos, con resultados que pudieran ser mejores.
Magda González Grau defiende la veracidad de la obra de arte, y se opone a mostrar historias llenas de artificio, efectos especiales y herramientas provistas por la tecnología. Cree en contar historias donde los espectadores vean reflejadas sus vidas, las de sus familiares o vecinos; historias que hagan pensar, reflexionar, que los hagan llorar o divertir, y que se lleven en la cabeza durante días o toda la vida.