Sin embargo, muchos televidentes nacionales siguen esperando por el popular espacio Pasos de Baile, que transmitió durante la programación de verano del 2007 el canal Cubavisión,los miércoles a las 4:15 p.m., para satisfacer las necesidades estéticas y espirituales de los amantes del séptimo arte y del arte de las puntas.

 

De los casi 10 filmes (en su mayoría estadounidenses) seleccionados por los realizadores de ese ciclo, sólo me referí —en aquella ocasión— a cuatro: Billy Elliot, Camino a la fama, Se fastidiaron y Bailando.

No obstante los diferentes géneros danzarios sobre los cuales se estructura la dramaturgia de dichos filmes, donde el baile desempeña el papel protagónico, todos tenían un denominador común: el amor a la danza, al otroy al arte —en su acepción más amplia— como vehículo idóneo de crecimiento personal, humano y espiritual.

El óptimo desempeño profesional de los actores-bailarines o bailarines-actores que llevaron al sethistorias basadas en hechos reales o ficticios convenció —con creces— al televidente de que la utilización de la técnica por la técnica, tanto en el ballet clásico, español, contemporáneo o callejero, no comunica, porque carece de esa «magia» (dada por lo que el artista expresa mediante cada gesto, cada intención y cada movimiento, escapados del alma), que atrapa emocional y afectivamente al telespectador y lo integra a la coreografía, a la trama, a la «vida» de los personajes en escena, y lo hace reír y llorar con ellos, celebrar las alegrías y los triunfos y sufrir los fracasos y los reveses…, sin perder la perspectiva de que lo que está disfrutando —desde la vertiente audiovisual— es solo un producto estético-artístico, cuyo objetivo fundamental es el telerreceptor.

Sus principales enseñanzas fueron que quienes aspiran a dedicarse al arte de las puntas deben encontrar al maestro adecuado que pide el cuerpo sin formar, porque la danza es la única profesión en la que hay que trabajar y ensayar todos los días… hasta la extenuación física y psíquica si fuera menester; mantener el amor propio, la sencillez, la humildad, la entrega; bailarlo todo y experimentar sin descanso; respetar la técnica y transgredirla con amor; recordar que en la danza clásica, contemporánea o callejera no hay más «milagro» que el sudor, la sangre y el trabajo; exigirles cada día más al músculo, al tendón, al hueso, sin dejar de trabajar con el intelecto y el espíritu en la transmisión del mensaje que envían el cuerpo y el alma; y por último, dejar que el yoíntimo vuele en busca de esa luz (llámese «hada madrina», «ángel guardián» o «estrella polar»), que ilumina el mundo interior del artista y lo ayuda a escribir su leyenda personal en el libro de la vida.

Por último, destaqué —con letras indelebles— el excelente nivel de creatividad, originalidad y profesionalidad de los expertos que diseñaron las coreografías sobre las cuales se estructuran los filmes exhibidos, donde los actores-bailarines y los bailarines-actores demostraron hasta la saciedad que actuar bailando y bailar actuando… sí es posible, porque el baile y la actuación son las dos caras de una misma moneda.

Concluí esa crónica, publicada en la prensa digital, con la seguridad de que la Televisión Cubana continuaría obsequiando a los amantes de la danza y de la pantalla chica un nuevo ciclo de Pasos de Baile…, pero —lamentablemente— la respuesta de Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), fue eliminar ese espacio de la programación de verano correspondiente a los años 2008, 2009, 2010 y 2011.

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