Se hace difícil en ocasiones hacer valoraciones de colegas con los que hemos estado muy de cerca, mucho mas cuidadosos hay que ser cuando de la misma especialidad se trata, pero en esta ocasión los criterios están claros, y solo nos queda compartirlos en “Línea directa” cuando de un espacio del mismo nombre se trata.

La comunicación social tiene sus códigos muy bien precisados y cuando es a través de los medios de comunicación sociales o como se les llamaba antes, los medios de comunicación masivos, adquiere matices muy particulares, pero dentro de ella, se pueden mover los mas disímiles estilos y formas de decir, pero siempre con la impronta de que el mensaje pueda llegar a todos.

En Línea directa, espacio que ha venido presentando el canal Cubavisión por temporadas tiene muchos puntos a su favor, el primero, el objetivo, el motivo, la esencia del espacio, educar a la población en aspectos relacionados con el crecimiento personal y espiritual, y de forma mas centrada en las adiciones. Ya esto de por si lo coloca dentro de lo que pudiéramos clasificar como un material necesario e importante para el televidente.

Con la dirección general que también interviene en el guión de Caridad Bermúdez, una mujer de mucha experiencia en la televisión, la dirección de Olga Lidia Díaz  y la conducción y co autora del guión de la Profesora María Esther Ortiz, junto a un equipo de realización de primera donde se destaca el trabajo de edición, cámaras, maquillaje, luces, asesoría y una coordinación que resaltan el resultado final del espacio.

Su brevedad es otro gran acierto, sobre todo porque hay una óptima utilización del tiempo, y nos deja como decimos en buen cubano “con ganas”.

La Profesora María Esther con una basta experiencia en la docencia y en la Psicología Clínica presenta e impone un estilo muy peculiar de conducción, que yo personalmente disfruto mucho, y talvez, al principio a algunos les pueda resultar impositivo, pero con el tiempo se han convencido que es una forma, me atrevería a aseverar, “ muy a lo María Esther”  que le imprime no solo un sello a ella como conductora sino al espacio como tal, además de hacer realidad el titulo del mismo, así, simple y sencillamente, María Esther nos habla en línea directa.

¿Dónde se pierde lo impositivo que pudiera parecer el mensaje? Allí está, en la difícil pero cierta combinación que logra con lo que nos quiere decir de forma directa, sin adornos con esa ternura que nos transmite con sus expresiones, sobre todo con los ojos que tanto pueden decir cuando de comunicación se trata, algo que se ha perdido en nuestra televisión, sobre todo en los interpretes de música que se aferran al uso de gafas oscuras por estar a la moda, ignorando cuanto se puede decir y comunicar con los ojos, pero bueno, esto no es objetivo de esta crónica, conversamos del espacio “En Línea directa”.

Otro de los elementos que enriquecen el espacio, es la auto seguridad de su conductora que también tiene sus mañas para transmitirlas al televidente y ser mucho mas creíble, algo difícil en esta profesión, porque se puede estar cerca del televidente, entrar en sus casas, pero a ellos, a ellos los tenemos distantes, no los vemos, ellos ven a María Esther en la intimidad de su hogar, pero ella no los puede ver a ellos, los imagina cerca, y lo hace realidad con la palabra y su arte, si, lo asevero, con su arte muy particular y efectivo de comunicar.

La selección de los temas, la forma de enfocarlos, los subtítulos con aquellas frases mas precisas y que deben quedar en el televidente reafirmadas, el lenguaje asequible pero sin caer en vulgaridades y chabacanerías, una forma muy directa de decir lo que se quiere, sin edulcorar, haciendo sobre todo realidad el titulo del espacio, a propósito muy original, así, en línea directa “diciendo” y sobre todo, también en línea directa, “educando” que es una de las razones mayores que debe tener cualquier espacio de este corte en cualquiera televisora que se respete.

El tono informal dentro de un trabajo previo muy formal le da un aire que es bien recibido por los mas jóvenes, algo que es imprescindible y definitivo por los objetivos del espacio, independientemente de la aceptación  que tiene entre los que somos menos jóvenes, y sobre todo, el nivel de información que se produce en tan breve tiempo, no solo por la anfitriona sino por las secciones que le acompañan, utilizando en algunas ocasiones materiales foráneos que responden, algo muy importante, al súper objetivo que se han propuesto en esa emisión, no es aquello, algo desgraciadamente muy frecuente en muchos espacios, del uso de estos materiales como relleno tenga o no tenga relación con los objetivos propuestos para esa emisión.

Hoy en día proliferan los consejeros en cuestiones del alma en todas las televisoras del mundo, la nuestra no es una excepción, algunos mal repiten e imitan códigos fuera de tiempo, otros estilos muy desafortunados, y muchos otros asisten al set televisivo con otras intenciones que nada tienen que ver con los verdaderos principios y fundamentos en los que se debe erigir esta importante función, sobre todo, por la masividad que tiene, pero La Ortiz a partir de sus conocimientos, sus experiencias, por supuesto su talento y su carisma como comunicadora, llevada de la mano por dos mujeres de la televisión, Caridad Bermúdez y Olga Lidia Díaz y un equipo de primera de los Servicios Informativos de la Televisión cubana, logran una genuina línea directa que además de ser original, sin lugar a dudas, es educativa.

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