El Festival de la canción infantil Cantándole al sol, que el pasado mes de diciembre tuvo lugar en el habanero teatro Lázaro Peña, se vincula a añejas prácticas televisivas donde los niños y jóvenes amantes de la música y la canción compiten con sus interpretaciones en disímiles géneros musicales. Por ello hoy les propongo rememorar algunas de sus precedencias durante el ya medio siglo de televisión con fines de servicio público en nuestro país.

Como otros contenidos y formatos en la radiodifusión, la programación orientada a los niños-adolescentes fue un legado de la radiofonía a la televisión. Quiso el azar que  Antonio Emilio Vázquez Gallo -pedagogo y dramaturgo quien desde 1947,  escribía y dirigía varios espacios orientados a estos públicos en Unión Radio- fuera el primer escritor-director de este tipo de programas a partir del propio octubre de 1950,  en Unión Radio TV (Canal 4) nuestra televisora fundacional.

 

Se trataba de las primeras escenificaciones del video –donde se fusionaron el humorismo y las actividades circenses- interpretadas por los payasos españoles Gaby, Fofo y Miliki  en el Teatro Alkázar habanero, que desde la apertura de la planta devino estudio televisivo desde el cual se difundieron en vivo diversos programas.

Durante los años 50, del pasado siglo – etapa fundacional con objetivos comerciales- estos segmentos poblacionales se integraron en diversos roles a diversos formatos del video: Paneles y escuelitas potenciaban conocimientos generales, bailaban en compañías danzarias como El Sevillanito especializada en lo español o en ballet clásico como La compañía infantil del Ballet de Alicia Alonso. También hubo coros y  concursos que median disímiles habilidades cuyas firmas patrocinadoras los colmaban de regalos. Poco tiempo después, las primeras actrices y actores infantiles se insertaron en  espacios habituales dramatizados - unitarios o seriados-  orientados a los adultos como teleteatros, aventuras y telenovelas.

Nuestra televisión de servicio publico desde 1960, redimensiono este quehacer a través de un amplio espectro de espacios con una habitualidad semanal o quincenal. Todos ellos, se sustentaban en la estrecha vinculación de sus contenidos con los planes de estudio de las enseñanzas primaria-secundaria, la  orientación vocacional artística de niños y jóvenes y la cooperación conjunta  entre la Unión de Pioneros de Cuba, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura y el Instituto cubano de Radiodifusión.

En la memoria colectiva de muchos de los que hoy peinamos canas, se mantiene el recuerdo de las propuestas de los primeros años: Amigo y sus amiguitos, El mundo de los niños, Tía Tata cuenta cuentos y La carreta[1]

Al paso del tiempo se han renovado muchos recursos expresivos audiovisuales en los formatos televisivos tradicionales, pero sus esencias no han variado tanto como algunos suponen.

El trabajo con niños no solo requiere talento artístico y dominio del oficio televisivo; exige singulares sensibilidades individuales, entre ellas,  una paciencia infinita que solo puede generar el amor.

Entre los creadores que consolidaron la tradición televisiva en esta área de la programación hoy queremos recordar a dos ineludibles: Luciano Mesa y Virginia Wong:

Mesa tras su transito por mutiles oficios,  devino tramoyista, camarógrafo y director de programas en el Canal  2 (Telemundo) inaugurado oficialmente en febrero de 1953.

Virginia Wong, maestra de primaria que en su aula desplegaba un proyecto[2] sobre el ballet usando muñecos,  muy pronto lo vuelca a esa televisora y gradualmente se convirtió en guionista, asesora y directora de programas televisivos, en su mayoría dedicados a la grey infanto-juvenil.

Su unión en pareja les hizo compartir sus apuestas profesionales de apreciación estética y escénica en varias generaciones, la formación de importantes valores humanos y sociales y en consecuencia,  gestaron un talento infantil aficionado pero estable, que luego se inserto en sus diversos proyectos televisivos, muchos de los cuales se mantuvieron por años en nuestra pantalla, siendo merecedores de innumerables condecoraciones:

Dentro del servicio publico, los proyectos mas lejanos que constituyen antecedentes de Cantándole al sol son Escenario Escolar y ¡Que siembre brille el sol!, liderado por Luciano y Virginia.

ESCENARIO ESCOLAR: [3] Se mantuvo al aire en vivo, cada semana los sábados entre marzo de 1972 y 1987.Surgiócon pupilos de las Escuelas elementales de ballet, música, danza y artes plásticas y posteriormente incluyo a los mejores talentos de los pioneros aficionados no vinculados a la enseñanza artística en todo el país.

Asombrosamente, en cada edición participaban nuevos alumnos quienes tras un ensayo previo en locaciones externas, asumían el ensayo con cámaras en el estudio y pasaban de inmediato a la representación directa al aire. Durante las celebraciones de las efemérides del 26 de Julio, el programa se realizaba y difundía en y desde la provincia sede.

No obstante,  su antecedente inmediato fue ¡QUE SIEMPRE BRILLE AL SOL! habitual televisivo transmitido entre 1980 y 1989 desde nuestros estudios,  donde se congregaron niños y adolescentes intérpretes procedentes de diversas escuelas y provincias cubanas.

En la vasta relación de programas de este tipo a cargo de Luciano y Virginia, se encuentran además: Variedades infantiles, Periodismo infantil, El arte y los jóvenes, Rayitos de sol y las Fiestas de verano 1982 y 1983.

La contribución de ambos al movimiento de aficionados y al trabajo artístico-cultural en niños y adolescentes fue tal que fueron galardonados por sus proyectos en Festivales de la televisión, Premios Caracol de la UNEAC, la Unión de Pioneros de Cuba, el Ministerio de Educación y hasta el Ministerio de Cultura les otorgo múltiples condecoraciones, entre ellas el Diploma por El centenario de La edad de oro.

En esta hermosa historia se sustenta después de 1989, el espacio Cantándole al sol, un proyecto muy similar que por muchos años continuó potenciando el talento infanto-juvenil hacia toda Cuba. Un mal día, cuando las clavijas económicas apretaron,  los eternos entusiastas de la modernidad decidieron retirarlo del aire, dando al traste con esta necesaria tradición.

Con su desaparición como programa televisivo regular se perdió también un verdadero movimiento cultural. Sus canciones cayeron en el olvido y en las prácticas de nuestros Círculos y fiestas infantiles gradualmente fueron desplazadas por la familia de reguetones y asociados,  que expresan la zona menos depurada de los géneros destinados a los adultos.

Para beneplácito de todos, la celebración del Festival  Cantándole al sol se ha retomado y la televisión les ha brindado una intensa promoción a sus intérpretes finalistas facilitando el voto de la población,  valido hasta el día en que inicia el espectáculo final.

Esto beneficia a todos:

Hoy, aunque sus competencias desde la base  no forman parte de la oferta habitual de nuestra pantalla y solo comprende las capsulas con canciones específicas que compiten pro la popularidad, ello nos permite rescatar un género creado en nuestros estudios y que enriqueció las propuestas culturales de todo el país por decenios. Con ello nuestra pantalla adiciona una oferta de calidad que resulta grata para la niñez, la adolescencia, la familia y toda la sociedad.

De su mano, se enriquecen la composición, orquestación e interpretación vocal-instrumental dedicada a estos segmentos tan importantes, se potencia la discográfica  temática especializada que desde el siglo XX, enriqueció nuestra cultura tradicional de la mano de figuras tan notorias de nuestra cancionistica como Las hermanas lago, Maria de los Álvarez Ríos y Eduardo Saborit. En la misma manera, en las siguientes generaciones, tampoco menospreciaron estas creaciones e interpretaciones otros como Teresita Fernández, Kike Corona y Liuba Maria Hevia.

Cantándole al sol,  propulsa un amplio catalogo de melodías y textos propios de estas edades, fortalece el movimiento de aficionados al arte en las primeras edades, aumenta el sentimiento de pertenencia de nuestras familias que disfrutan orgullosas del desenfado de sus niñas y niños en el escenario y los propios niños y niñas aunque muchos nunca lleguen a ser profesionales de la canción, ganan como valor agregado: mayor socialización, vocabulario, dicción, interpretación vocal, repertorio y dominio escénico.

Entre las múltiples satisfacciones que nos ha dado esta presencia ocasional en  Cubavisión, ha estado la posibilidad de ver y escuchar a los niños interpretando contenidos propios de su edad cronológica pues todas ellas - aun las creadas en otros tiempos- parten de la mirada, la visión y el sentir de la infancia y de la primera juventud.

Felizmente, una vez más retomamos y renovamos formalmente experiencias tradicionales de nuestra televisión y de nuestra sociedad,  que aun tienen mucho que aportar.

[1] Luciano Mesa comenzó a integrar sus conocimientos de tramoya y cámara en la escenografía del programa infantil La carreta de Dora Carvajal (Estudio 2.Canal 4.Unión Radio TV) que se mantuvo  aproximadamente hasta 1962.

[2] BAZAR, se hizo en la televisión con alumnos de las escuelas primarias capitalinas y luego,  asimiló los de otras provincias.

[3] Tras una prueba en septiembre de 1971.

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