Miradas al verano

 Propone la televisión cubana nuevos espacios destinados a públicos diferentes

Cada ser humano suele buscar la explicación de sí mismo. La conciencia obliga a reconocer lo propio de vuelta en caminos hacia la memoria. Según los primeros filósofos griegos, lo duradero se encuentra en mantener viva la curiosidad, esta origina antiguas y nuevas interrogantes: ¿qué sabemos de nuestras tradiciones?, ¿y de las músicas poco escuchadas?, ¿se conocen compositores, literatos, poetas e intérpretes de noveles agrupaciones?

En opinión de expertos de varios países, solo es verdaderamente cultural la televisión que crea con sus recursos, lenguajes, expresiones y propios modos de ver. Los públicos participan en un pacto, del cual se cansan en algún momento, o lo rechazan, si no cumple sus expectativas, las cuales exigen empatía, reconocimiento e identificación.

El vínculo entre calidad, identificación emocional y memoria, valida relaciones entre categorías estéticas, jerarquías artísticas, y el posicionamiento indispensable para reactualizarse, sobre todo en el conocimiento de saberes que exigen inteligencia lectora.

Nuevas producciones en pantalla responden a intereses de espectadores de diferentes edades. El primer actor Alden Knight conduce El yerbero (Cubavisión, martes y jueves, 11:45 a.m.), espacio de orientación sobre plantas aromáticas y medicina verde, el cual aporta informaciones que la tradición oral mantiene con vitalidad en los hogares cubanos.

El mismo canal abre el Estudio 23 (Lunes, 3:00 p.m.), con guion y dirección de Sonia Castro, para mantener informados a los televidentes sobre conciertos, espectáculos teatrales y circenses, presentaciones de libros, visitas a museos, entre otras actividades pensadas para el período estival.

La periodista y locutora Rosalía Arnaez conduce el programa Entre voces y cuerdas (Educativo 2, viernes, 7:30 p.m.), dedicado a los pequeños formatos, como tríos y cuartetos, apenas visibilizados en pantallas televisivas. Este espacio se realiza en coproducción con Radio Progreso. 

El gusto no nace, se forma. La artisticidad, entendida como sistema de valores esenciales que diferencian cualitativamente a la apropiación artística de otros modos sociales de conocimiento, contribuye a socializar lo de difícil comprensión, propicia que sensibilidades y emociones participen mucho más en el acto de ver, de re-conocer valores legítimos.

En nuevos contextos han surgido nuevos usuarios, de ahí la necesidad de generar en la televisión tradicional contenidos y formas atractivas del espectáculo que favorezcan la capacidad interpretativa como concepto de apropiación de lo interesante y lo entretenido.

No se trata solo de reclamar para una u otra disciplina mayores    

privilegios respecto al despliegue de la visualidad, sino de ampliar la multiplicidad de enfoques en el contexto general de la transformación de prácticas simbólicas y formaciones culturales.

Estas -entre otras nuevas miradas-, propuestas por los canales nacionales durante julio y agosto activarán la capacidad de la televisión de ser interlocutora por excelencia, pues “habla” al espectador, lo desafía, lo conmueve y lo moviliza.

Todos los participantes en equipos técnicos y artísticos deben ser conscientes de que son productores simbólicos y creadores de sentido de la nueva visualidad reclamada por estos tiempos.

Definitivamente los sujetos dejaron de ser pasivos para convertirse en productores-difusores o productores-consumidores, hay que seducirlos con imaginación, talento y creatividad; de lo contrario, seguirán navegando por otros rumbos, en los cuales prolifera el entretenimiento fácil, adormecedor.

El siglo XXI exige estar despiertos y para ello son imprescindibles el diálogo, los intercambios, el debate; aportar sólidas herramientas en intervenciones teórico discursivas que propiciarán hacer pensar a todos sobre productos comunicativos fallidos, en los cuales se olvida que la cultura es la posibilidad siempre abierta de ganar horizontes.