Lo específico

Parece adecuado llamar a estos centros de la Televisión Cubana que proliferan por toda la isla como Telecentros o de alguna otra manera como también son conocidos (Canales territoriales, Canales provinciales, municipales, locales). En este mundo globalizado los términos definen en gran medida su contenido.

Wikipedia (enciclopedia libre) ofrece unas cuantas acepciones, pero ninguna se acerca al fenómeno cubano. Reza así: Un telecentro es un lugar público de encuentro y aprendizaje cuyo propósito es ampliar las oportunidades de desarrollo de grupos y comunidades en situación de retraso, facilitándoles el acceso y uso efectivo de las TIC. En estos espacios, la gente puede utilizar computadoras con acceso a la Internet y otras tecnologías que ayudan a recopilar información y a comunicar con otras personas al mismo tiempo que desarrollan habilidades digitales. Cada telecentro es diferente, pero todos convergen en el uso de la tecnología para el desarrollo social y comunitario lo cual reduce el aislamiento, crea contactos, promueve temas relativos a la salud y crea oportunidades económicas. Los telecentros existen en casi todo el mundo y son a veces conocidos bajo diferentes nombres (por ejemplo centros rurales de conocimiento, infocentros, centros de tecnología comunitaria, centros multimedia comunitarios o telecentros escolares).1 No debe confundirse este término con el de cibercafé (comúnmente llamado cyber).

Al salir de la ambigüedad de la palabra puede entonces aparecer un camino que lleve a estos importantes centros de televisión que hoy forman parte del Sistema de la TV Cubana.

Génesis

La Televisión Local ha sido desde su nacimiento en Cuba una limitante de difusión y no una intención en sí. Los primero Canales de Cuba no tenían más alcance porque lo impedía la tecnología y los intereses comunicativos. La Habana llegó a tener más de 5 canales locales y sólo los más sobresalientes y poderosos hicieron intento de ser cadenas nacionales.

Televisión Camagüey puede considerarse el canal de televisión regional más antiguo de Cuba. En el año 1959, cuando se funda la primera estación de televisión fuera de la capital cubana. Transmitía por la frecuencia del canal 11 y lo hacía durante más de 11 horas diarias. Tenía su propio noticiero, así como materiales fílmicos, programación en vivo con programas de variedades y religiosos. Un tiempo después, por adecuación de la red de TV en Cuba, cierra sus transmisiones y volverá a resurgir más tarde en el nuevo criterio de TELECENTRO.

Un hecho muy relevante en el desarrollo de la TV fuera de la capital lo constituyó Tele Rebelde en Santiago de Cuba el 22 de Julio de 1968. Otra razón de fuerza política y estratégica había apurado su lógico desarrollo. Esta vez se trataba de un verdadero Canal de Televisión de la Provincia de Oriente para su territorio, pero que a la vez impedía la entrada del Canal 2 que sólo alcanzaba hasta la provincia de Camagüey. Los resultados de la experiencia fueron fantásticos y novedosos. Había nacido una nueva óptica de la TV, un pensamiento creador diferente al existente hasta el momento en la capital. Se desata el talento y se pulsa a un público que por primera vez se ve reflejado “al estilo oriental” de la Isla.

Las experiencias acumuladas tocaron tan fuerte que hicieron pequeño el Estudio adaptado del Teatro del Cuartel Moncada y del propio Santiago de Cuba.

Los esfuerzos económicos y sociales habían llegado con fuerza a la ciudad de Holguín que ya se manifestaba como importante centro económico y cultural de la antigua provincia de Oriente y hacia allí se definieron los esfuerzos para ampliar los contenidos del pujante Canal Oriental. Se decide crear un Estudio de Tv que tributara igualmente para Tele Rebelde en Santiago de Cuba.

Razones económicas y de otra índole no permitieron su existencia hasta 1976, no obstante, se gestó desde mucho antes un movimiento creativo que dio cabida a los talentos de la ciudad y aumentaron las perspectivas de mostrar la vida del territorio. La Unidad de Control Remoto de Santiago de Cuba hizo base durante estos años y difundió de manera amplia la vida de Holguín. Existía ya desde 1970 una Escuela de Capacitación del ICR que se incorporó de lleno al quehacer televisivo.

Se gestaba y se cumplía el anhelo de diversificar los contenidos y ya con la terminación de la construcción de los Estudios en Holguín, Tele Rebelde se había fortalecido con el nacimiento de aquel centro de producción y permitió que la televisión comenzara a ser multicéntrica.

Tal vez el tiempo no alcanzó para el desarrollo del Canal oriental pues Cuba había cambiado su estructura política y administrativa y donde antes había una sola provincia se crearon cinco.

La avalancha

Nacían nuevos territorios que generaban distintos contenidos e identidades donde no estaban creadas las condiciones tecnológicas para repetir la experiencia santiaguera.

Realmente ya era una contradicción la existencia de un Canal Territorial que abarcaba cinco provincias con diferentes intereses e igualdad jurídico-administrativa.

Para este tiempo, el Gobierno Cubano había realizado grandes esfuerzos por ampliar la tecnología de la Tv en medio de un feroz bloqueo que impedía la adquisición de piezas de repuestos para una técnica cada vez más obsoleta.

La Televisión necesitaba una nueva redimensión adaptada a las realidades del momento. Sólo eran posible dos cadenas de Televisión con una cobertura del 90 % del territorio nacional y divididas, una de ellas por el Canal 2 desde Pinar del Rio hasta Camagüey y Tele Rebelde para las provincias orientales. La decisión fue unificar ambos canales en uno de alcance nacional y nace entonces Tele Rebelde para todo el país, teniendo como centro los Estudios del Canal 2 en la Habana y los Estudios de Santiago de Cuba y Holguín. El perfil del Canal era fundamentalmente informativo.

En cada provincia se fomentan corresponsalías que tributan por un lado a la Habana y en el caso de las provincias orientales lo hacen hacia Holguín y Santiago de Cuba.

Se estaban gestando en 1980 los intereses territoriales en la TV Cubana. Nuevas experiencias fluían hacia la capital y a la vez se derrochaban esfuerzos locales que no iban a ninguna parte.

Eran práctica común las transmisiones en directo desde Holguín y Santiago de Cuba para toda Cuba dada su privilegiada condición de centros productores de televisión y nivel técnico y artístico alcanzados.

Mientras tanto se gestaban nuevos planes para la creación de centros de Televisión en Camagüey, Villa Clara y Pinar del Rio que a la vez se erigían en centro receptores de sus antiguos territorios para difundir por la señal de Tele Rebelde a todo el país y se hacía hincapié en la necesidad de difundir para cada territorio lo que estaba limitado por la estructura de la red de trasmisores.

En 1986 la Televisión en Cuba había adquirido un importante lote tecnológico de la antigua Unión Soviética y la compra de otros equipos en Japón y algún que otro país. Con esfuerzos constructivos y tecnológicos se estaba perfilando una Televisión de más amplio espectro y variedad por lo que la dirección del Instituto Cubano de Radio y Televisión decide dar nombre a estos centros que ya funcionaban y el 16 de abril de ese año, nace simultáneamente Tele Turquino en Santiago de Cuba, Tele Cristal en Holguín, Televisión Camagüey en la ciudad del mismo nombre, Tele Cubanacán en Villa Clara y Tele Pinar en la provincia de Pinar del Río. Ahí nace la denominación de Telecentros alejado de los términos comúnmente conocidos en el resto del mundo.

La coda

En esencia, con el nacimiento de los nombres, había cambiado poco en “los telecentros”. Serían necesarias más inversiones y nuevas reestructuraciones. Hay algo que sí había cambiado: nuevos creadores, nuevos puntos de vista le daban una diferente fisionomía al medio televisivo. Pugnaban los esquemas tradicionales desde el centro en la Habana y los aires frescos de los bisoños realizadores.

En todo esto hay ciertos aspectos que quedaron sin resolver. Algunos creadores trataron de imitar la televisión nacional y otros experimentaron nuevos derroteros que indicaban un cambio profundo en este medio.

Queda hoy la necesidad de que estos Centros de producción y difusión territoriales de Televisión tengan una señal propia no compartida con Canales Nacionales y que los horarios se correspondan con los intereses territoriales. Otro aspecto es la posibilidad  de acceder a los espacios nacionales sin una tutela cultural centrista que no precisamente coincide con los planos culturales de las regiones y creadores que los ofrecen.

La digitalización está despejando algunas incógnitas para los propósitos de existencia local de la TV. La situación económica del país no propicia un aceleramiento de los intereses locales. Será necesario mucho esfuerzo, mucha discusión para que cristalice la existencia de esos centros de televisión por todo el territorio nacional, enriquecidos en muchas localidades que producen televisión para su zona.

Mientras, parece que seguirán llamándose Telecentros hasta que la cordura o la imposición hagan que se incluya la variante cubana del nombre. Ahora queda claro que hay un antes y un después de este acontecimiento, que en todo el territorio nacional hay una voluntad creativa que antes era privativa de la capital, que ha cambiado la percepción del mundo audiovisual y que cada vez es más posible alcanzar metas superiores en sus objetivos

 

 *Dada la carateristicas del Canal Serrano lo dejamos para otro análisis

 

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