20180417_145209.jpgLa sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, repleta de público,  fue sede más que de la proyección de un documental, de un homenaje al compositor y promotor cultural: el cienfueguero Lázaro García, que  con la modestia que lo caracteriza “descargó” algunas de sus canciones.

Creo que todo el público agradeció la presencia y actuación del grupo Obini Bata, pero pienso que como coherencia no era necesario. Quienes asistimos allí fuimos a ver Navegando en el mar de mis canciones, del realizador Damián Pérez Téllez, que recibió una profusa promoción como merece toda acción cultural y que no siempre se realiza.

Una propuesta que si valió la pena fue escuchar a Maureen Iznaga, cantando canciones que ha hecho emblemáticas en su voz y a Maureen García, en un te a te con su padre, un verdadero regalo.  Augusto Blanca también estuvo en esa primera parte llevada con bastante informalidad con las Maurren y el propio Lázaro, que tuvo el inconveniente de no contar inicialmente con los micrófonos necesarios. Nada, detalles en una presentación que pudo ser mucho mejor, porque los protagonistas y los asistentes lo merecían.

Por allí andaba otro hermano de la trova de Lázaro, el cantautor Vicente Feliú, también Marta Campo y otros integrantes de ese movimiento que se encarga de regalarnos canciones inteligentes.

Producido por el Proyecto Palomas del ICAIC y el sello OJALÁ, el documental tiene una excelente locación –Cienfuegos- porque a Lázaro no se puede filmar en otro lugar que no sea a orillas de esa bahía que parece un plato brillante y azul, y entre su gente que lo aman y respetan.

El compositor habla de su niñez, de su padre, de cómo nació esa canción El carretón , suerte de símbolo del hacer melódico y como letrista de un hombre con canciones muy cubanas, llenas de un lirismo que les confieren un toque particular  a sus decenas de obras, muchas marcadas por la décima.

El documental recoge testimonios de Silvio Rodríguez, de Vicente que cuenta que en alguno momento le dijo a Lázaro que no compitiera más en el concurso Adolfo Guzmán  porque durante varios años seguidos ganó el primero o segundo premios.

Allí, en la Villena hubo también testimonios y todos, los cienfuegueros amigos o los grandes íconos de la trova reconocen en Lázaro al excelente músico, pero sobre todo al ser humano singular, que llama la atención (aunque parezca contradictorio) con su sencillez y modestia.20180417_141938.jpg

Navegando en el mar de mis canciones es un documental-homenaje necesario y merecido porque los jóvenes trovadores de entonces hoy son septuagenarios con una historia que contar para sus coetáneos, y especialmente a los que vienen detrás.

Fundador y alma de los estudios Eusebio Delfín, creados en 1996, Lázaro dijo en una entrevista a Julio Martínez, en periódico 5 de septiembre “La espiritualidad es consustancial al ser humano civilizado. Eso nos diferencia de los animales. Hoy en el mundo, no solo en Cuba, se ha disparado un modelo de vida tan material y consumista, que nos puede asustar a nosotros, los que soñamos con un universo más racional. Me molesta, por supuesto, que eso esté sucediendo, pero por ley del desarrollo humano y por convicción propia no debe ni puede tener una perspectiva duradera; así que el buen juicio en términos culturales, sociales y económicos tendrá que prevalecer. La otra opción sería un holocausto de la vida en manos de los dueños de las guerras, quienes son los mismos que imponen ese egoísta modelo. No soy sociólogo ni mucho menos, pero en nuestro caso, en Cuba, a mi juicio existe una situación particular: la precocidad de la juventud y su inserción en la vida cultural y recreativa en edades casi infantiles se acomoda más al instinto que a la inteligencia. No hay madurez ni experiencia de vida para apreciar el arte al asomo de sus primeros pasos al mundo exterior. Por otra parte, las desigualdades salariales sacuden el espectro social. Por tanto, a algunas ofertas culturales y recreativas asisten, en buena parte, las personas que más posibilidades económicas poseen y que, desgraciadamente, son las menos cultas. Y en todas las empresas recreativas, tanto estatales como particulares, la exigencia de su rentabilidad y ganancia obliga a hacer “fácilmente” atractivas sus ofertas y de ahí que se produzca esa “cultura de ping pong” de que yo te doy “lo que a ti te gusta” y viceversa. A todo esto se añaden las alternativas tecnológicas de las redes sociales, “paquetes semanales”, discotecas, parlantes ambulatorias, telefonía móvil, tabletas, etc.,  que o riñen o pueden superar al intento de trazar políticas musicales más coherentes y enriquecedoras en nuestros medios de difusión. Así que hay que lidiar con un panorama bastante complejo en todo el entramado social de nuestro país.”.

Ha grabado nuevos discos, siempre con la poesía como protagonista y espero que Navegando en el mar de mis canciones,  con ese protagonista excepcional, sea transmitido por nuestra televisión para que todos los que vimos la promoción de su premiere podamos conocer al hombre que nos canta poemas desde hace 55 años.20180417_142448.jpg

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