Entrevista con los compositores cubanos Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, quienes valoran la importancia de la obra musical pensada para el cine y la televisión

Después de robar 40 000 dólares de su empresa y conducir bajo una intensa lluvia, la secretaria Marion Crane decide tomar una ducha en el viejo motel Bates. Mientras que el agua alivia el cansancio del cuerpo, la cortina  deja entrever la cercanía de una misteriosa sombra, la cual no es percibida por la hermosa mujer. De repente, el placer del baño es convertido en tormento.  El brusco movimiento de la cortina, el cuchillo sostenido con fuerza, los gritos desconsolados de Crane y, sobre todo, la música con olor a muerte,  dibujan ante los ojos del espectador uno de los asesinatos más fríos vistos hasta entonces en la pantalla cinematográfica.

A más de medio siglo de su rodaje, la escena en la ducha de Psicosis continúa infundiendo terror  en aquellos que deciden ver la película en una concurrida sala de cine o en la soledad de la casa. Sin embargo, para los compositores cubanos Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, el impacto de la famosa escena del cineasta Alfred Hitchcock no sería el mismo sin la música de Bernard Herrmann.

"Bernard Herrmann es un grandísimo compositor de la época dorada del cine de Hollywood. Es inconcebible la secuencia de la ducha sin su música, pues esta aporta un nivel de tensión mucho más poderoso que la propia imagen",  asegura Juan Antonio Leyva, quien cuenta con más 40 años de experiencia como compositor en Cuba.

Admiradores de la obra de compositores extranjeros como el propio Bernard Herrmann, Miklós Rózsa, Ennio Marricone, Jerry Goldsmith, John Williams, Alberto Iglesias, los creadores cubanos están convencidos del valor de la música en cualquier proyecto audiovisual.

"La composición musical es importante en las obras pensadas para el cine y la televisión, pues ayuda a crear emociones, distanciamiento, subtextos y a veces brinda información que la propia imagen no tiene. Por ejemplo, en la película La Pared hay una secuencia donde se reencuentran madre e hijo, los actores no dicen ningún texto. La música que hicimos se convirtió en la voz de estos dos personajes al narrar sus sentimientos y  conflictos", afirma Magda Rosa Galbán, quien lleva unos 30 años en el oficio de componer para el cine y la televisión en el país.

Encargados de concebir la música para innumerables películas cubanas, entre ellas Zafiros, locura azul, Habana Blues, Los dioses rotos, Conducta, Inocencia y El extraordinario viaje de Celeste García, Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán cumplen con determinadas reglas antes de componer.

"En primer lugar, leemos el guion. Luego, conversamos con el director, ya que él conoce más que nadie la idea del proyecto.  Hay creadores que trabajan con el guion muy cerrado, otros tienden a tener más libertad y se apoyan en ideas que van sugiriendo algunos especialistas del equipo. Somos del criterio de que el guion se puede cerrar en la fase de la postproducción",  apunta Magda Rosa Galbán, graduada  del Nivel Medio Superior en Piano.

Con un quehacer en la televisión donde sobresale la composición musical para diversas telenovelas, como Magdalena, Entre Mamparas, Oh La Habana, Si me pudieras querer, Bajo el mismo sol,  los creadores  defienden el concepto de que la música nunca debe opacar una historia.

"Si bien en una película o serie musical la música tiene un papel protagónico, en otros casos se debe escuchar a un nivel más sensorial y no distraer al espectador, pues la historia es lo más importante de cualquier material audiovisual. Esto puede suceder con cualquier otra especialidad como el diseño de sonido, la  fotografía, la dirección de arte. En fin,  todos los elementos tienen que estar en función de la narración y no entorpecerla", asevera Juan Antonio Leyva, graduado del Nivel Medio Superior en Guitarra.

Con una huella musical en disímiles  aventuras televisivas, como Shiralad y Los tres Villalobos, así como en las series  Duaba y UNO, la pareja de compositores reconoce que a veces en su oficio hay que hacer concesiones. "Cuando uno trabaja para la imagen, no es música autónoma sino aplicada, o sea, hay que crear sobre una historia preexistente. Nosotros tenemos que trabajar en función de la idea del director. Hay creadores que utilizan tracks de referencias en el montaje  a modo de establecer un criterio de cómo les parece que debe sonar su obra.  Esto a veces conspira contra la originalidad del proyecto, pues obliga a los compositores a crear una estructura parecida a la utilizada como referencia", señala Galbán, hija del famoso guitarrista del cuarteto vocal Los Zafiros.

Ganadores de prestigiosos premios como el Goya y la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos de España por la música de la película Habana Blues, Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán afirman que un compositor musical debe tener un conocimiento vasto. "Un buen compositor debe tener cultura y leer mucho, tratar de dominar la técnica, tener información y, sobre todo, tener mucha humildad. La escuela te brinda algunas herramientas, pero hay grandes creadores de formación autodidacta", acota Leyva.

Con un respeto hacia la obra de compositores cubanos como Carlos Fariñas y Leo Brouwer, el binomio de creadores encuentra en sus diferencias generacionales y culturales una fortaleza a la hora de crear. "Las diferencias nos permiten enfrentar los proyectos desde varios puntos de vista. Discutimos mucho en la etapa de creación. Cada uno defiende un criterio en particular, pero ese es solo el primer filtro antes de llegar a manos del director. Cuando se discuten ideas, el proceso queda enriquecido. Al final, después de tantos años, hemos logrado que nuestra música se identifique como una sola, tanto es así que entre nosotros mismos, al cabo del tiempo, no logramos diferenciar quién compuso una u otra secuencia determinada", expresa Galbán.

Amantes de la música inserta en películas como  Ciudadano Kane, La Misión, Cinema Paradiso, La lista de Schindler, Un día de noviembre, Lucía, La bella del Alhambra, los creadores cubanos recuerdan con especial agrado su trabajo en la aventura cubana Shiralad, la cual les permitió explotar diversos recursos en la composición musical. “En nuestro trabajo para la televisión, Shiralad nos permitió utilizar diferentes formatos instrumentales, desde orquesta sinfónica, coros hasta la creación artesanal de instrumentos. A pesar de las limitaciones del momento en que se realizó esta aventura, o sea, en pleno período especial, recordamos con mucho cariño esa obra”, precisa Leyva.

Unidos por la música en la vida profesional y amorosa, Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán hallan felicidad en el arte que realizan sin descanso. "Nos hace feliz la independencia que caracteriza a nuestro trabajo,  la oportunidad de colaborar con otros creadores. Nos alegra la retribución que recibimos muchas veces cuando algunas personas se nos acercan en la calle a agradecernos porque admiran nuestra obra. Nos conocimos gracias a la música", apunta Galbán.

Reconocidos en la edición 17 del Providence Latin American Film Festival, celebrado en Estados Unidos, por la música de la película  Los dioses rotos, nominados en varias ocasiones a los Premios Platino del Cine Iberoamericano y galardonados con el prestigioso Premio de composición para guitarra clásica Andrés Segovia, de España, los compositores Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán forman parte indiscutible de la banda sonora de varias generaciones de cubanos.

Si bien resulta difícil enumerar las películas, documentales, teleplays y series que han contado con la sensibilidad de estos creadores cubanos, ellos, sin duda, han ayudado a contar, a través de su música, nuestras historias de amor, desarraigo y reencuentro.

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