En julio del 2009, a raíz de la muerte de Michael Jackson escribí: “Negar que ha muerto uno de los mitos vivientes del entretenimiento es absurdo, y desconocer cuánto de su arte y de su vida se ha prestado siempre a la manipulación mediática, es herético.

Desde su propia muerte (¿fue solo un infarto? ¿ingirió fuertes pastillas analgésicas? ¿alguien se las dio?) llena de interrogantes hasta el lugar donde la familia decidió enterrarlo se han convertido en pasto para los medios de difusión. La memoria de Michael Jackson no ha tenido un  segundo de descanso desde que se supo que había fallecido.

Cuando se pone su nombre en el motor de búsqueda de Google aparece en 201 000 000 oportunidades. Y vinculado a todo, a sus cerca de 25 operaciones que lo convirtieron en una momia (¿acaso una suerte de reencarnación de Dorian Grey?), a los juicios por abuso sexual, a su piel enferma de vitíligo y también blanqueada a la fuerza, a su orientación sexual, a sus hijos, a sus deudas y fortuna y a cuanto se le acerque un poco y pueda vincularse al hombre show”.

Casi una década después Leaving Neverland me ha hecho mirar de otra manera al Rey del Pop. El documental transmitido en  La séptima puerta los dos últimos viernes (tiene cuatro horas de duración), da por sentada la pedofilia de Jackson con el creíble testimonio de dos de sus víctimas: Wade Robson y Jimmy Safechuck.

Se que Rolando Pérez Betancourt, el estelar comentarista del espacio, tuvo el filme desde un tiempo atrás y sopesó mucho transmitirlo en su programa. Al final ¡por suerte! el equipo  decidió su puesta televisiva.         Mas, es un crimen que esas dos noches a padres, abuelos, tíos, maestros, no se les hubiera sentado de forma obligatoria a ver una lección, nada burda, de la pedofilia.

No son Wade y Jimmy los únicos niños artistas abusados por sus mentores. Juicios, confesiones cuando son adultos, abundan en historias del mundo de la farándula.  Es dura la escena de El padrino en la que llevan una niñita de menos de diez años al director de un filme, para que ejerza su pago anticipado. Algún lector me puede decir que es ficción, pero lo que contó Marilyn Monroe sobre sus padres adoptivos eventuales y directores, no es un filme, sino la realidad.

Los familiares  de Jackson  aducen que el documental es una gran mentira porque en un juicio contra el Rey,  los testimoniantes de Leaving Neverland declararon, cuando ambos eran niños, que nunca fueron abusados. “Cuestionar a Michael hubiera sido cuestionar mi vida con Michael o, lo que es lo mismo, mi vida entera”, explicó Wade en una entrevista y agregó “Ni siquiera pensaba que fuera una opción para mí”.

La reconocida actriz y cantante Barbra Streisand, se metió  en un berenjenal cuando declaró sobre el hecho “Ellos estaban encantados de estar allí” y recalcó “Sus necesidades sexuales  (las de Michael) eran sus necesidades sexuales, que provienen seguro del tipo de infancia que tuvo o de su ADN”. Y sobre los efectos agregó “Puedes decir molestado, pero esos niños, como escuchaste decir, estaban encantados de estar allí. Ambos se casaron y ambos tienen hijos, así que eso no los mató”. Lo que le cayó arriba fue un torbellino de opiniones en contra, con fuertes insultos incluidos. Al final Barbra terminó disculpándose.

En la obra del británico Dan Reed (guión, fotografía, producción y dirección) se aportan tantas  imágenes y datos que corroboran los testimonios de Wade y Jimmy, los que a propósito: no cobraron un centavo por sus declaraciones. El primero, de 36 años,  declaró que fue abusado de los 7 y los14 años y el segundo, de 40 años,  dijo que el abuso sexual de Jackson sucedió entre los 10 y 14 años. Poco tiempo después, ambos fueron sustituidos por otros niños “escogidos”.

Me pregunto ¿cómo después de las acusaciones por pedofilia sobre Michael, los padres de esos dos niños no sospecharon? ¿puede el deslumbramiento por una estrella ocultar que existe peligro en que tu hijo duerma en la habitación de un  desconocido prácticamente? ¿acaso las invitaciones  a Neverland y a giras, taparon los ojos y las entendederas de progenitores y otros familiares de los menores?.

Repito: si de mí dependiera obligaría a los adultos que rodean a nuestros menores a  estudiar Leaving Neverland, porque en última instancia si los testimoniantes mienten, el documental puede ser duro,  pero por su buena hechura, es una alerta para que nuestros niños no  caigan en manos de lobos, disfrazados de golosinas, juguetes y paseos.

¡Ah!, ¡¡¡la programación!!!. He escrito de la deficiente programacion televisiva en múltiples oportunidades y el viernes 24 fue un  ejemplo de lo que no se debe hacer ¿cómo es posible transmitir un Pasaje a lo desconocido con el tema Swingers en Cuba, seguido de Leaving Neverland, sexo en grupo y pedofilia?. Sino me equivoco es la primera vez que se muestran ambos temas en la televisión de una forma explícita, informativa y dura.

El que programó ese día, esa semana, no se dio cuenta que podría provocar  llamadas y disgustos en parte de ciertos públicos. ¿Por qué provocar comentarios en contra?. Aplaudo que ambos asuntos se traten y trasmitan, pero ¡no juntos!.

 

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