Consideraciones de Martha Iris Fernández Agüero, subdirectora artístico-pedagógica de la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”

La situación epidemiológica que vive Cuba ha obligado a rediseñar el actuar de las instituciones educacionales, y las academias de arte no escapan a esa realidad. Las difíciles técnicas del ballet clásico han encontrado espacios en las teleclases que se transmiten por la señal nacional de Tele Rebelde.

En busca de detalles sobre los esfuerzos que han exigido estos cambios y la manera en que se ha llegado a los estudiantes, dialogamos vía telefónica con Martha Iris Fernández Agüero, subdirectora artístico-pedagógica de la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”.

“Esta ha sido una excelente idea del Sistema de Enseñanza Artística, que posibilita llegar a través de la Televisión, a nuestros estudiantes con herramientas necesarias para su formación. Con esto garantizamos que ellos, aún en el distanciamiento físico, no pierdan el contacto con la academia, con sus maestros, ni con algunas materias necesarias para su crecimiento dentro de la especialidad de Ballet”, enfatizó.

La alianza entre el Centro Nacional de Escuelas de Arte (Cneart), la Facultad de Arte para los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca) y la Televisión Cubana ha sido excelente en la materialización de este empeño, a este aspecto también se refirió la maestra:

“El vínculo con la televisión ha sido maravilloso, nos han abierto este espacio en Tele Rebelde para que podamos mostrar el quehacer de la enseñanza artística y

llegar a nuestros educandos con actividades docentes televisivas. Hemos logrado una articulación entre todos estos factores, que ha cumplido el cometido de que todos los estudiantes se arte en Cuba reciban las clases, aun en los lugares más apartados”.

Teniendo en cuenta las exigencias técnicas de la especialidad se adoptaron medidas en el programa docente que se han llevado a las pantallas con el fin de abarcar materias en todos los niveles de esa enseñanza. “Hemos diseñado un plan que incluye asignaturas como Ballet, en la que solo damos una barra, por ser lo único que técnicamente hablando ellos pueden hacer en la casa, teniendo en cuenta los requerimientos de tabloncillo y otras comodidades para la ejecución correcta y preservando la integridad de los estudiantes.

“En esa barra que les ofrecemos ellos pueden entrenar su físico y mantener su forma, desde el distanciamiento”, explicó Fernández Agüero.

La principal preocupación del colectivo docente está en los estudiantes de nivel elemental, por sus cortas edades y la carencia de herramientas que les permitan trabajar solos. Por eso reciben las teleclases diferenciadas por años, e impartidas por maestros y demostradores.

“A ese colectivo se han sumado las egresadas de nuestra academia, quienes ahora forman parte del Ballet Nacional de Cuba, contribuyendo como demostradoras. “Este ha sido un proceso muy bonito, en el que ellas nos retribuyen con su esfuerzo, en un momento en el que no sólo es necesario mantener el cuerpo, sino mantener el alma, el espiritu, la mente activa y el optimismo”, aseveró la subdirectora de la Escuela Nacional de Ballet.

Haciendo una valoración del aporte social de esta nueva modalidad de clases televisivas para la enseñanza del arte, la profesora comentó: “El aporte ha sido muy importante. Esta es una situación coyuntural que se va de nuestras manos y que nos ha obligado a sobrepasar los límites de lo presencial como modalidad de nuestra enseñanza.

“Hemos tenido que renunciar al contacto directo maestro-estudiante, y asumir la pérdida inevitable de las condiciones en que habitualmente trabajan las Artes Escénicas, pero gracias a esta modalidad los efectos negativos se minimizan. La teleclase te lleva también a explicarle al alumno, a tratar de motivarlo con la especialidad y a que se establezca una retroalimentación entre los profesores de todo el país, siendo este un aporte de alto valor para la necesaria preparación metodológica”.

Sumada a las actividades que con dos frecuencias, tres veces por semana, se transmiten por la señal televisiva, desde la Escuela Nacional de Ballet se ha establecido una comunicación más directa entre los estudiantes y con los profesores. Para eso se han creado grupos en Facebook y Whatsapp, como apoyo a las clases televisivas.

“Otro aporte ha estado en la posibilidad que ofrece a los padres para conocer desde dentro lo que sucede en las aulas y en los tabloncillos. Gracias a la Televisión Cubana las familias conocen de los ejercicios, reciben las explicaciones y se sienten parte directa en el proceso de formación de los futuros bailarines. Vale destacar que las casas se han convertido en escuelas, gracias a las clases que llegan desde la televisión, medio que permite ver al maestro impartir las clases y ejecutar los movimientos”, señaló la especialista.

La dosificación de las clases televisivas es la siguiente: primero y segundo años los martes, tercero y cuarto años los jueves y quinto y nivel medio los sábados. A las clases de técnica se suma Educación Musical (jueves) e Historia de la Danza (sábado).

Para conocer la efectividad de las teleclases en los estudiantes, constantemente se establecen vínculos entre estos y los maestros utilizando las plataformas digitales. “Estamos muy al tanto de quienes no tienen acceso a la tecnologia, con esos estudiantes establecemos comunicación telefónica para conocer sus dudas, o por la red de padres que se ha formado. Ningún estudiante está aislado, y ese es el objetivo: construir el saber en colectivo”, concluyó.

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