Como fundadora, URTV inaugura en Cuba la difusión de todos los géneros y formatos televisivos: musicales, humorísticos, aventuras, escenificaciones, concursos, programas de participación y promoción comercial, mensajes utilitarios para ámbitos hogareños: culinaria, modas, espacios religiosos y hasta la ceremonia de premiación de la lotería nacional que trazaron las pautas en los contenidos, formatos y modos de hacer la televisión e instauró la práctica cultural masiva de ver televisión.

Su mayor fortaleza empresarial fue la asimilación del personal técnico-artístico de Unión Radio, cuya amplia experticia en la técnica, dramaturgia y montaje de escenas de la cinematografía, la publicidad, el teatro y la radio; hizo posible que –sin apenas entrenamiento televisivo- se apropiaran velozmente del lenguaje y los modos de hacer del video en una intensa programación difundida en tiempo real. 

Desde el martes 31 de octubre, la planta contrato a estrellas cinematográficas mexicanas y españolas con gran popularidad en los públicos cubanos. 

La gestión televisiva de Pumarejo propulsó la compra de equipos receptores de televisión en comercios y en áreas con mayor afluencia de público y los regaló en sus concursos.

El Canal 4 comenzó con tres cámaras y un camión de control remoto de segunda mano, habilitados apresuradamente para asumir la prolongada difusión diaria. Sin apenas ensayos, produjo de manera continua numerosos programas habituales.

Muchas de las primeras televisoras instaladas posteriormente en La Habana le superaron en infraestructura, tecnología y finanzas, pero el encanto de ser la primera fue inigualable.

El saturado escenario televisivo capitalino de los años 50 pasados fundó varias televisoras que intentaron distinguirse del Canal 4 (Unión Radio TV). Recordemos que, en esa etapa, cualquier ajuste en las ofertas de la televisión comercial fundacional implicaba arriesgarse a cometer costosos errores que podían lesionar los hábitos que apenas comenzaban a consolidarse en las audiencias.  

La promoción social del novedoso medio de comunicación era insoslayable para crear audiencias y captar anunciantes. Por ello, cada fin de semana, desde el viernes 11 de mayo de 1951, una pequeña caravana de sus artistas y técnicos liderados por el director Erich Kaupp, convertía los liceos, instituciones culturales o parques de provincias en sets televisivos que mostraban pequeños shows y otras prácticas televisivas.

Los primeros sitios fueron el al poblado de Cruces (Villa Clara) y la ciudad de Cienfuegos.   Una vez instalados expandían las señales del circuito cerrado de televisión hacia los receptores instalados en los parques aledaños u otras locaciones exteriores, permitiendo a los residentes en provincias vivir la experiencia memorable de conocer la televisión.

TV para toda Cuba fue el embrión de la red interprovincial de microondas del Canal 4. En el primer trimestre de 1951, Pumarejo anunciaba que su red de filiales se extendería a la central provincia de Santa Clara, mediante seis eslabones de microondas. Para lograrlo, emitió bonos de $100 por $ 3 millones -con un interés fijo anual del 6%-, a cargo del TRUST CO.

Para captar a los mayores o potenciales inversionistas, los anunciantes, sus públicos internos y hasta los externos (simples televidentes) que con esta práctica devienen accionistas menores del proyecto.

En reunión sostenida con sus artistas, locutores y productores de radio y televisión afirma que en cinco años la televisión se impondría a la radio, para lo cual debían trabajar cada día. 

Gaspar Pumarejo potenció en Unión Radio TV, sus experiencias radiofónicas y de promoción cultural y las más importantes aplicadas antes desde CMQ Radio y RHC, Cadena Azul, multiplicando o renovando continuamente recursos expresivos, códigos o estrategias comunicativas-comerciales.

Su programación inicial fue impactada por los productos de las poderosas cadenas televisivas norteñas, en inevitable mimetismo de tipologías, géneros, formatos y rutinas productivas audiovisuales.

Pese a su apropiación del modelo anglosajón, en corto tiempo los cubanos reconvierten patrones y aportaran como valor agregado: los signos de nuestra identidad histórico-cultural e idiosincrasia latentes en las expresiones artísticas ibéricas, africanas y europeas de mayor arraigo en Cuba.

Unión Radio TV asumió el reto fundacional de aprender a hacer la televisión sobre la marcha, condicionada por sus limitaciones y singularidades.

Pese a sus escasos recursos materiales, financieros y tecnológicos protagonizó el descomunal rol fundacional televisivo y el estreno de sus géneros y formatos que gradualmente consolidarían los contenidos y modalidades de nuestras parrillas televisivas.

Pumarejo tuvo en esta televisora innegables logros y aportes artísticos y comunicativos, pero fue incapaz de sostenerla económicamente.

Menos de un año después de iniciarse su operación -a mediados de 1951- vende la cadena radial Unión Radio y el Canal 4 (Unión Radio TV) al cineasta Manuel Alonso, quien funda Radio Televisión Nacional. Desde entonces, el Canal 4 tendría la trayectoria más accidentada del video nacional.

 

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