En pantalla
- Detalles
- Escrito por: Frank Padrón
- Categoría: En pantalla
- Visto: 1295
La relación de amor-odio en un matrimonio de personas maduras se manifiesta en el rencor que el anciano siente por el pasado de la esposa, a quien reprocha constantemente en ataques de celos y humillaciones que, sin embargo, trasuntan dependencia y deseo. Él, en la típica actitud del machista mexicano, tiene una amante, quien, a su vez, es una mujer también casada, cuyo marido parece tolerar la situación. Una joven criada es testigo de la retorcida y contradictoria relación.
De todo esto trata la película El diablo entre las piernas, del prestigioso realizador Arturo Ripstein, que constituye el más reciente estreno del espacio de Cunavisión De Nuestra América.
Fiel a un estilo donde abundan los largos planos fijos, el tempo dilatado y demorado y, esta vez, el blanco y negro en la fotografía —que acertadamente reproduce la tensión, el ambiente corrompido y la grisura de un vínculo desgastado y lesivo—, el director de títulos como La mujer del puerto o Profundo carmesí nos entrega algo inusual: un filme erótico sobre adultos mayores. Pero más allá de eso, una reflexión en torno a las obsesiones, los celos, el deseo, el pasado pesante y la nefasta acción de un patriarcado que sigue malogrando las relaciones de pareja.
Aun cuando el relato —que, como es habitual en Ripstein, parte del guion de su esposa, Paz Alicia Garcíadiego— no está exento de reiteraciones y circunloquios a veces excesivos, con escenas que se dilatan innecesariamente y generan ciertos escollos narrativos, nos enfrentamos a un texto fílmico de agudas y complejas consideraciones en torno al sexo y el amor, la fidelidad y la pasión, aun en etapas avanzadas de la vida. En él, la prostitución —tema que el cineasta ha focalizado más de una vez en su obra— detenta connotaciones inéditas, al presentarla ajena a presiones y condicionamientos económicos.
Desde una escrutadora cámara que nos incorpora, en tanto espectadores, al inmenso caserón donde transcurre buena parte de la historia, mediante expresivos travellings que recorren también los desencuentros de la pareja, asistimos a un trayecto con mucho de ese otro cineasta maldito, el español devenido mexicano Don Luis Buñuel, y donde retozan no pocos fantasmas de sus obsesiones surrealistas.
Filme donde sobresalen también la dirección de arte, el vestuario y la música, detentan un elevado peso dramático las actuaciones, primeramente, de la pareja protagónica que integran Sylvia Pasquel y Alejandro Suárez, pero también de otros colegas suyos, como Patricia Reyes Spíndola (actriz fetiche del realizador), Greta Cervantes y Daniel Giménez Cacho.
Desmesurado e intenso, pero no menos hermoso y profundo, El diablo entre las piernas es un filme que vale la pena analizar y degustar.