El 1ro. de enero de 1959 en mi casa no había televisión. Yo estaba por cumplir nueve años. Fue un día que tengo en la memoria, por montar en un caballo con mi padre, rumbo al río Júcaro, en Holguín.

Buscábamos a los rebeldes que ya yo conocía. Durante muchas noches llegaban hasta la finca en la que vivíamos porque mi padre la cuidaba.

Recuerdo a aquellos hombres, algunos con barba negra, que hacían cuentos y reían. A veces me llevaban caramelos y escuchaban bajito Radio Rebelde. Yo no entendía el misterio ni tampoco por qué mi padre me arrebató un papel rojo y negro que encontré. Luego supe eran bonos del Movimiento 26 de Julio.

Desde el principio, Fidel convirtió a la televisión en un medio de lucha. Antológicos son sus largos discursos explicando cada medida que se adoptaba.

En octubre de 1998 Fidel recibió el micrófono de oro, un premio bien merecido, de la Asociación Profesional Española de Informadores de Prensa, Radio y Televisión, que celebró ese año en La Habana su XV Congreso.

Vi lo que sucedió aquellos días iniciáticos de 1959 en la televisión. Y la vida me premió con la amistad de varios de los artistas que, afianzados en Cuba con popularidad y prestigio, pudieron participar de la estampida hacia otros países, pero decidieron anclar su futuro junto a la Revolución triunfante. Mirta Muñiz es una de esas profesionales, y me contó:

Demos un salto en el tiempo, ¿cuál fue tu participación en el 59 en el proceso de nacionalización?

-Esta historia es un poquito larga. El sistema CMQ se interviene el 12 de septiembre de 1960, pero antes, el mismo 1ro. de enero de 1959 un grupo de compañeros, entre los que yo estaba, tomamos revolucionariamente la CMQ para apoyar la victoria.

“Fue transmitido el discurso de Fidel desde el Parque Céspedes de Santiago de Cuba; hubo una cadena de las emisoras y sale al aire desde Palma Soriano el llamado a la huelga revolucionaria. Un maratón radial y televisivo estuvo 24 horas en el aire.

“Cuando el Che llega a La Cabaña el día 3 de enero, le llamé por teléfono y le informé que teníamos los medios en nuestras manos. Él preguntó si contábamos con planta para comunicarnos con Fidel y al responderle afirmativamente vino a CMQ, pero Fidel ya estaba en movimiento por la carretera y era imposible contactarlo. Orientó mantener las emisoras en el aire las 24 horas.

“El 8 de enero se transmite la llegada de la Caravana de la Libertad a La Habana y el discurso de Fidel desde el Campamento de Columbia, hoy Ciudad Libertad. No tengo la fecha exacta en que el Che nos ordena devolver los medios a sus dueños. En el caso de CMQ ya Goar Mestre no estaba en Cuba y todas las coordinaciones se hicieron con su hermano Abel.

“Para llegar a la intervención de la radio y la televisión hay un proceso previo durante todo el año 1959 y los dos primeros cuatrimestres de 1960. ¡Y comenzó el proceso de transformación! Entre los primeros programas que se decidieron hacer estaban la Universidad Popular, inaugurada por el Che, y uno de un panel en busca de la unidad de las organizaciones revolucionarias, donde comparecían Alarcón, por el 26 de Julio; Mas Martín por el Partido Socialista Popular; y no recuerdo quién por el Directorio. Se transforman no solo los programas, sino también los mensajes.

“El 19 de agosto fui nombrada interventora para la Publicitaria Siboney, filial de Laboratorios Gravi, S. A, la cual invertía el 11.84% de sus ingresos en comerciales y programación de radio y televisión. No hay que olvidar que era la publicidad la que financiaba los medios, y comienza la revisión de los programas con la ayuda de Carballido Rey.

“En 1960, en algún momento, se crea Intercomunicaciones, una agencia de publicidad del gobierno. No tengo fecha exacta de cuando empiezan a realizarse acciones gubernamentales en los medios. En mayo se crea Radio Habana Cuba para transmitir hacia el exterior y en respuesta a la Operación Peter Pan. Al frente fue nombrado Marcos Behmaras.

“El 2 de julio Estados Unidos decreta el bloqueo contra Cuba, las agresiones se hacen cada vez más fuertes y avanza un proceso de nacionalizaciones para impedir las acciones que pretendían paralizar el país, el 12 de septiembre correspondió a CMQ y Radio Reloj hacer resistencia y pasar a las comunicaciones de la Revolución.

“El interventor fue Gregorio Ortega y yo fui nombrada en los departamentos de ventas, mientras mantenía la dirección de las agencias intervenidas. Al mismo tiempo se interviene la agencia de publicidad Mestre y Conill, igualmente propiedad de los Mestre, que se une a las agencias ya nacionalizadas, fui nombrada interventora en este caso.

“De septiembre a diciembre se produce un fuerte movimiento en defensa de las comunicaciones de la Revolución, etapa de largas y frecuentes intervenciones de Fidel que solo permiten proceder a limpiar las comunicaciones contra la Revolución, sin que sea posible trazar estrategias comunicativas permanentes. 

“Hubo otras intervenciones que influyeron sobre la radio y la televisión, por ejemplo, la nacionalización de las empresas norteamericanas, que eran 383 grandes empresas económicas, que incluían los Departamentos de Publicidad de Crusellas y Cía., Sabatés, S. A., controladores de la gran mayoría de los espacios de la radio y la televisión, principalmente en CMQ. Todas las agencias fueron intervenidas por mí y situé al frente del área de radio y televisión a José Manuel Carballido Rey.  Algunas de las más importantes son: Guastella S.A.; McCann – Erickson de Cuba, la primera en el orden de su facturación, con amplia influencia en la radio y la televisión; Mestre, Conill y Compañía, propiedad de los hermanos Mestre del Circuito CMQ; la OTPLA de Raúl Gutiérrez, que tenía la cuenta de Bacardí; Publicidad Álvarez Pérez; Publicidad Borbolla, especializada en la publicidad de cine, etc.

“Los días 17 y 18 diciembre de 1975, durante la celebración del Primer Congreso del Partido, Fidel expresó: «Cuando fue necesario, no vacilamos en nacionalizar los medios de divulgación masiva, arrebatándoselos a la reacción y al imperialismo, para ponerlos al servicio del pueblo y su heroica causa»”.

¿Cómo nacieron los cambios que sufrió el poderoso medio?

- Con la dedicación del año 1961 a la Campaña de Alfabetización y cuando las agresiones toman un punto álgido -recuerda que el 3 de enero de ese año los Estados Unidos rompen relaciones con Cuba-, dentro del Departamento de Industrialización del INRA, que dirigía el Che, el 12 de enero se crea la Oficina de Publicaciones, para mejorar la dirección de muchos medios y agencias nacionalizadas. Yo fui nombrada en el cargo. 

“A través del Departamento se habían producido casi todas las intervenciones de las agencias de publicidad y era desde donde se dirigían los programas radiales y televisivos. Además de Carballido Rey, compañeros como Amaury Pérez, Marcos Behmaras, Santiago Álvarez, José Varela, Celsy Ariosa, René Ortega y otros muchos aportaron grandemente a las transformaciones. Posteriormente, la Oficina de Publicaciones toma el rango de Sección. Le llamaban Consolidado de la Publicidad, pero nunca llegó a constituirse como tal.

“Las transformaciones sociales incorporan al consumo a las grandes capas de pueblo, al elevarse su capacidad adquisitiva, y se anunciaba ya el bloqueo norteamericano. Prácticamente desaparece la oferta y queda espacio solo para la demanda. Ello condujo a una especie de espejismo, a la idea de que la publicidad es un instrumento del capitalismo y no es necesaria en el proceso socialista.

“El país se enfrentaba a una etapa de lucha por la supervivencia. En estas circunstancias, por indicaciones del Che, se decidió hacer una prueba de 24 horas sin comerciales, el 22 de febrero de 1961; a lo que siguió un análisis de la situación del mercado, y a partir del 27 de marzo se eliminaron los comerciales de todos los medios.  Comenzó entonces una nueva etapa de transición, que creo aún no ha terminado.

“Durante los meses de abril y mayo fue trasladada toda la actividad de comunicación a los medios y el 31 de mayo se disuelve el llamado Consolidado de la Publicidad. El 19 de junio nace la Oficina de Orientación y Coordinación de la Radiodifusión, mediante la Resolución 3687 del Ministerio de Comunicaciones, el cual adquirió algunas emisoras como la COCO, de Guido García Inclán, y otras que no se intervinieron, sino que se compraron pues sus dueños estaban vinculados a la Revolución. Yo pasé totalmente a la campaña de propaganda de la alfabetización, que tan importante era para el país.

“Los cambios en la TV comenzaron por poner en manos de los revolucionarios las decisiones principales. Desaparecieron los programas de crónica roja, los concursos denigrantes y fueron fortalecidos los contenidos de los espacios seriados promoviendo todo lo que contribuyera a elevación del nivel cultural de la población, a la comprensión del proceso y a la unidad de las fuerzas revolucionarias; permeando de contenidos correctos a la variedad de los programas. Uno de los tipos de emisión televisiva que requirió mayor transformación fueron los noticieros, por ejemplo, se creó un noticiero Revolución en la TV y en 1962 se fusiona con el de CMQ.

“Por supuesto, en esa época fue fundamental la transmisión de las largas intervenciones de Fidel, los actos masivos en conmemoraciones y los eventos que se organizaban, por ejemplo, sobre la alfabetización, la reforma agraria, las campesinas que venían a estudiar a La Habana, en fin, una constante información sobre las sacudidas que se iban operando. Igualmente, estaba presente la denuncia oportuna sobre las agresiones imperialistas. La radio y la TV vivían al ritmo acelerado de los cambios revolucionarios, transformándose a la vez ellos mismos”.

Otro fundador de la TV y batallador por ella es Jesús (Chucho) Cabrera. Él fue protagonistas de varios hitos, escojo dos de ellos:

¿Qué significó para ti Tele Rebelde?

- Ya yo tenía la experiencia de Colombia; era director de toda la programación dramática de la televisión cuando muchos espacios se hacían en vivo. Trabajaba en aquella época como jefe de bloque, como se le decía, y tenía como secretaria a Teresita Segarra. El jefe de la programación juvenil era Alejandro Lugo, de la infantil Ana LaSalle, y la de teatro Juan Carlos Romero. Los demás programas los atendía yo directamente. Como coordinador de los actores y productores estaba Pepe Rodríguez, quien hasta hace poco trabajó en la televisión.

“Muere Marcos Behemaras, a quien yo quería mucho y éramos grandes amigos, justamente tratando de hacer este trabajo, y pedí asumir su puesto. Por eso en mayo de 1968 a mí me manda Papito Serguera para Santiago de Cuba a investigar qué se podía hacer allí. Ya había un grupo de ingenieros buscando locales para formar un estudio. Me entrevisté con tres personas: Enrique Bonne, Francisco Muñiz y José Soler Puig.

“Tuve una medida de qué se podía y qué no se podía hacer en Santiago de Cuba. Regresé y le dije a Papito que allí no había nada, que estaba todo por hacer, que me llevaba a ocho o diez personas para empezar a trabajar, y que el 22 entregaríamos el estudio. Entonces me llevé a un escritor, dos directores y otros trabajadores. Por el día hacíamos trabajo voluntario, y por la tarde y por la noche nos reuníamos en el hotel Venus para planificar y diseñar la programación.

“Un día nos reunimos con Guillermo García, quien dirigía en Oriente, y aprobó todas las programaciones. Llevé actores, además de los que tenía del Grupo de Teatro de Santiago, que eran muchos. Enrique Bonne se ocupó de la programación musical. Mi segundo al mando era Francisco Muñiz. Cuando comenzamos a transmitir, el 22 de julio, ya estaba hecho y ensayado casi todo”.

¿Qué le reportó a Jesús Cabrera haber dirigido la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual?

- Resultó más que un reto, un deseo. En el último año que estuvo Ismael González, Manelo, como presidente del ICRT, a otros directores y a mí nos convocaron a una reunión, donde había compañeros del Comité Central y se iba a leer el informe acerca del trabajo del año. Cuando terminó la lectura del informe pedí la palabra.

“No me fijé en que estaba el compañero Raúl Castro. Le manifesté a Manelo que me había gustado mucho el informe, que era muy crítico, pero que me extrañaba que él, quien siempre había defendido la docencia, no hablara de ella. Entonces Raúl me preguntó por qué decía eso. Le respondí que a nosotros los directores nos exigían título universitario, y hay muy pocos que lo tienen, porque nos hemos dedicado a hacer muchos programas de televisión y no alcanza el tiempo para estudiar.

“Me recordó que ya había una escuela, la de Cine, Radio y Televisión, de San Antonio de los Baños, y le recordé que esa no era para los cubanos. Me dijo: ya la tendrán. Una semana después me llama la secretaria de Armando Hart y me informa que tenía una reunión con el ministro al día siguiente a las diez de la mañana.

“Cuando llegué ya estaban Manelo, Julio García Espinosa, entonces presidente del ICAIC, y Tony Rodríguez, el rector del ISA. Me dijeron que tenían una encomienda de Raúl, y que pensaban que la persona idónea para dirigir el diseño de una facultad era yo. Les agradecí, y les expresé que yo había dado muchas clases de dirección, pero de ahí a que haga un diseño con los métodos y con los problemas que tiene la docencia artística... Me dijeron que me pondrían sicólogos, asesores… e hicimos una comisión de 19 personas, compuesta por directores de radio, cine y televisión, sonidistas, productores y fotógrafos, las cinco patas de una mesa.

“Empezamos a hablar de nuestras dificultades al atender el oficio, porque no había una carrera idónea para ello. A partir de nuestras deficiencias hicimos un modelo de especialistas que aún tiene vigencia. Lo discutimos en el ISA delante de todo el profesorado, y nos hicieron muy pocas recomendaciones. Entonces fuimos al Ministerio de Cultura, lo defendimos y nos dieron la aprobación de la carrera.

“Le dije a Hart que ya estaba el modelo de estudio de especialistas, que nombrara él al decano. Me respondió que ya estaba nombrado, que era yo. Ya yo no trabajaba en la televisión desde 1987. Estaba haciendo varias cosas, entre ellas una película en Pinar del Río sobre la vida del capitán San Luis. Y tenía como cuatro o cinco Día y noche. Entonces me dijo: hágalos, pero también dirija la facultad. A mí me costó mucho trabajo.

“Esto que te menciono fue lo único que hice en los doce años que fui decano. Yo le había dicho que estaría solo dos años y que luego me iba a hacer mi trabajo, que es lo que más me gusta; me gusta la docencia, pero dirigir programas mucho más. Me enamoré de la facultad y todavía estoy recogiendo éxitos de los muchachos. Es cierto que se han ido algunos porque han encontrado donde trabajar y ha habido una crisis aquí que les ha obligado a buscar trabajo en otros lugares”.

Sesenta y tres años después la televisión tiene nuevos retos. La explosión que ha significado INTERNET y su competencia con la TV, hace impostergable un lenguaje novedoso y una realización de altura en cada programa. Tal vez falten recursos, pero hay un grupo de realizadores de vanguardia que pueden aportar buenos y novedosos programas. No por gusto hay tantos graduados de la FAMCA y de otras universidades con talento y deseos de hacer. A ellos les toca tomar el batón de Mirta y Chucho, (son sólo dos ejemplos) y todos los demás que transformaron la TV a partir de los cambios sociales. 

Hoy vivimos una etapa de cambios encaminada a un socialismo perfectible, y ese proceso necesita de una televisión revolucionaria, acorde con las nuevas exigencias. 

 

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