Perfeccionar los programas para la niñez y la adolescencia requiere del conocimiento de estas edades, según expertos.
Realizadores y especialistas reconocen que les resulta más cómodo trabajar para niños de 7 a 9 años, sobre todo debido a su desconocimiento acerca de qué le gusta a los más pequeños.
A partir de esta idea, los estudiantes del diplomado “Fundamentos de los programas para la niñez y la adolescencia”, iniciado este 10 de febrero, debatieron otros criterios respecto a sus maneras de concebir y realizar dichos productos comunicativos.
Entre los criterios expuestos trascendió el rechazo a pensar que los infantes siempre van a entender cualquier material audiovisual, así como la premisa de que los programas para ese público deben tener gancho y ser breves.
Además, los diplomantes coincidieron en señalar que a pesar de la preferencia por los recursos de animación más contemporáneos, prevalece en las edades tempranas la imaginación y la fantasía, recursos imprescindibles para los creadores de radio y TV.
Por su parte, la profesora Regla Bonora Soto, asesora del Grupo de Programas para Niños y Jóvenes, del canal Cubavisión, pidió reflexionar sobre el impacto de los medios de comunicación en la sociedad global, puesto que estos “nos acompañan en todo momento de la vida”, aseguró.
Asimismo, aclaró que el olvido de trabajar para segmentos menores de 7 años y mayores de 9 años constituye un problema a nivel internacional.
La especialista recordó que cada cual absorbe lo que le interesa personalmente de los medios de comunicación, dado que existen múltiples maneras de aprender; en tal sentido, insistió en la necesidad de segmentar y fragmentar los grupos etarios.
Luego profundizó en la importancia de estar preparados desde los medios para tratar contenidos como el color de la piel, el origen social, la religión, la orientación sexual, las capacidades diferentes (no las discapacidades).
En relación con el último tema, los presentes convinieron en que casi nunca en los roles protagónicos de los programas se coloca a personas con capacidades diferentes; no obstante la trasmisión del teleplay sobre el niño XP.
“Los comunicadores debemos estar preparados para llevar mensajes a la familia, que puede mediar en el consumo de los medios por parte de niños y adolescentes”, valoró Bonora.
Por último, recalcó “la necesidad de respetar y conocer al receptor para poder conectar con él”.
Entre los matriculados en el curso se encuentran directores de programas, asesores, guionistas, escritores, productores, realizadores de softwares educativos, actrices, especialistas de canales y emisoras radiales, así como del Ministerio de Educación y de la Universidad Pedagógica Enrique José Varona.
Durante la primera semana de clases, los estudiantes profundizarán en temas como la aplicación y cumplimiento de los derechos de la infancia en Cuba, la socialización de género de niñas y niños, el enfoque de género en los productos comunicativos, la importancia del enfoque lúdico en los programas para niños y adolescentes, el consumo cultural y de medios.