El guionista de la actual telenovela cubana en pantalla, Playa Leonora, expone algunos detalles de su vida profesional
Tenía la grabadora delante, estaba respondiendo mis preguntas y aún no se lo creía. Él, confeso prófugo de las entrevistas, me había dicho que sí la tarde anterior para vernos a la mañana siguiente. ¡Todavía no lo creo!, repitió varias veces mientras, con gran gentileza, comentaba valoraciones sobre su trayectoria profesional, aspectos de la telenovela Playa Leonora y hasta reveló sueños por concretarse en el medio que lo vio literalmente nacer y crecer: la radio.
Hijo de dos radialistas tan prominentes como Caridad Martínez y Alberto Luberta, Albertico, como lo llaman los allegados, inició su formación profesional en la emisora Radio Progreso. Ahora se desempeña como director y guionista de televisión, lo cual supuso enfrentar una transición de un medio a otro.
Tal proceso, asegura, se desarrolló “poco a poco, aunque parezca que un día rompí con la radio y empecé a hacer televisión. Estudié en la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), donde hay una carrera bastante integral, y cuando era estudiante mi mundo era la radio, no pensaba salir de él.
“Empecé en la TV escribiendo primero una novela, que todavía no se ha hecho. Me fui insertando en la Casa Productora, allí me ayudaron mucho y le deberé siempre al colectivo ese apoyo. Fue una novela que involucró a cuatro escritores. Hicimos un buen equipo que me ayudó bastante en esa transición”.
Según considera, la experiencia de la radio le sirvió sobremanera para hacer TV. “Son otros recursos y lenguaje, pero ambos medios comparten ciertos puntos. Por ejemplo, la dirección de actores la aprendí en la radio, donde era guionista y musicalizador.
“Siempre me interesó la dirección. Musicalizando aprendí de los directores, lo que hacían, cómo lograban llegar a los actores y pensaba de qué manera lo hubiera hecho yo. Así me preparé, aprendiendo de todos un poco.
“Continué ese aprendizaje luego, porque como ocurre en casi todas las carreras, muchos conocimientos se adquieren en la práctica.
“Así fue en Tras la huella, primero como asistente de dirección. Me gusta mucho observar y desde ese puesto de observación aprendo bastante. Por ejemplo, cuando comencé a insertarme en el equipo del programa, me pasaba un día entero sin hablar con el director, pero prestaba especial atención a lo que hacían todos. Les preguntaba por qué hacían algo de un modo y no de otro. Me explicaban que esa era una forma, pero que podía hacerlo de cien maneras distintas. Así fui aprendiendo hasta que asumí la dirección”.
-¿Por qué llega a Tras la huella?
-En primer lugar escribía policíacos en la radio. Estaba escribiendo esa telenovela que te comenté antes y me hablaron para escribir el programa. Sucedió algo muy curioso: el director general, Chucho Cabrera, a quien deberé muchísimo la vida entera, me conocía, pues había sido mi decano en la FAMCA; pero los demás solo me conocían como guionista, y se asombraron cuando supieron de mis inquietudes de pasar a la asistencia de dirección. Un día vino alguien y me dijo: ´para hacer eso que tú quieres hay que pasar una escuela´.
“Le respondí que yo era graduado de esa escuela y al día siguiente, si quería, le traía mi título. Al principio estaban un poco reacios porque veían el guion y la realización como dos mundos aparte. Nunca lo he visto de esa forma. Desde que trabajé en la radio vi al equipo muy unido. Todo parte de la obra, mientras mejor nos comuniquemos y llevemos, saldrá mejor el trabajo.
“Llevaba escribiendo un par de años para el programa y un día expresé a Jesús Cabrera mi intención de involucrarme en el equipo o en el rol que él considerara. Recuerdo que me preguntó si quería insertarme en el equipo para que me ayudara a escribir mejor, o porque me interesaba dirigir. Dije que por lo segundo.
“Empecé con Willy Franco. Al principio fui codirector, pero en la práctica hacía más de asistente de dirección. Con Chucho sí realicé la codirección. Hacía mis propias escenas. Él respetaba mis decisiones dentro del capítulo y la serie. Todo fluyó bastante bien. Luego me propusieron hacer una serie solo”.
-Como guionista, ¿qué tipo de historias prefiere tratar?
-Me gustan las historias movidas, con un poco de todo, trato de que crearlas así. Intenté que Playa Leonora tenga humor, sin ser una serie humorística, que entretenga a la gente y sea divertida. Te hago una anécdota: de la novela, que tuvo un proceso muy largo, escribí primero la mitad de los capítulos. El resto de los guiones tuve que hacerlos en muy poco tiempo, y en algún momento varias personas temieron que la serie fuera un poco ligera, light, como se dice.
“No temo a que la tomen de esa manera, porque una de las funciones importantes del medio es entretener, más allá de lo que el escritor persigue. Pero si se logró el propósito y alguien la ve como una serie entretenida, para sentarse a verla y “desconectar”, me siento a gusto con esa opinión. No le tengo miedo a las historias que solo entretengan, aunque me gustan aquellas complejas, que toquen determinados puntos de la realidad”.
-Esta novela propone un tema poco tratado en los dramatizados televisivos, la defensa de la ecología…
-Eso es el pretexto para todo lo demás. Constituye la historia central de muchas maneras, pero no es un tema cuyo abordaje me haya interesado tanto. Prefería profundizar en los distintos caracteres de personas conviviendo en un lugar por estar obligados. Este tema sí me ha llamado poderosamente la atención.
“Traté, ojalá lo haya logrado en alguna medida como se lo planteé al asesor, que la novela tuviera un aspecto un poco episódico. Pretendimos que en determinado momento unas historias y ciertos personajes se destacaran más. Me da un poco de susto, porque han salido series con estructuras distintas y la gente no se ha sentido muy cómoda. Esperemos que no pase lo mismo con esta. Pero es un riesgo que debemos enfrentar”.
-¿La situación tratada en la telenovela tiene un referente real o es pura ficción?
-Fue algo que me inventé. La presidencia del ICRT desde el principio mostró su interés en que el tema se desarrollara, incluso con mayor profundidad. Aunque el CITMA no estaba especialmente interesado en ello, sí apoyaron nuestro proyecto.
-¿Cuál es su visión sobre la convivencia de los cubanos?
-La gente dice que hoy los matrimonios no se quieren porque se divorcian mucho, y en gran medida no se trata de eso. Existen dos factores fundamentales: las mujeres son más independientes y libres en muchos sentidos, lo cual aplaudo; por otro lado, la convivencia en la vivienda se torna compleja para la familia por cuestiones económicas y otras.
“Eso quise reflejar en Playa Leonora. Allí, de pronto, confluyen ingenieros, constructores, los habitantes del pueblo, buzos, biólogos. Personas con puntos de vista diferentes de un mismo hecho, lo cual desarrollo en la historia. Aunque no parta de un hecho real, me parece que las circunstancias sí son bastante reales porque se expresan en la realidad cubana”.
-¿Se encuentran en el elenco de la novela los actores que idealmente hubiera querido para representar a sus personajes?
-No influí para nada en el casting, ni siquiera comenté con el director si me gustaría que un personaje lo interpretara una actriz o actor determinados, no suelo pensar en los actores cuando escribo. En algún momento, el director me comentó que le gustaría poner a Martha del Río en un personaje, y cambié con gusto una madre por una abuela. Siempre Toledo quiso que me involucrara más en las grabaciones, pero me aparté de eso porque respeto el rol de cada quien. Me siento muy satisfecho con la puesta en pantalla.
-¿Nuevos proyectos para la TV?
-Ahora estoy involucrado en uno que me entusiasma bastante: una serie policiaca, titulada Operación 106, de 18 capítulos con Roly Peña. Él es el director general, dirige la mitad de los capítulos y yo el resto. Esta serie parte de unos guiones que escribí hace cuatro años junto con Amílcar Salatti y Eduardo Vázquez, el asesor, explotador de los guionistas, en el mejor sentido de la palabra, porque trabajamos muy fuerte. Estamos muy entusiasmados y yo realmente contento porque la demora para realizar la serie favoreció que participara en la dirección.
“También presenté a la televisión un guion para una novela, que se encuentra en fase de aprobación. Cuenta la historia de cuatro amigos que se conocen desde pequeños y, por circunstancias de la vida, regresan al mismo barrio donde se criaron. Este reencuentro sirve de pretexto para abordar nuevamente el tema de la convivencia”.
-¿Le gustaría incursionar como director en otro género dentro del dramatizado?
-Me place trabajar y cuando aparece un proyecto muchas veces digo que sí sin pensarlo demasiado. Cuando estoy escribiendo disfruto el guion y si dirijo también me siento a gusto. He hecho también producción en proyectos independientes y descubrí que me encanta. Pero, sobre todo, prefiero el policiaco. ¿Incursionar en otro género? No me gustaría mucho hacer humorísticos, sin embargo, me gusta que el humor esté en cuanto escribo.
-¿Y para la radio?
-A cada rato paso por Progreso y un amigo me pregunta si ya no haré nada para la radio. Eso no puedo decirlo categóricamente, lo cierto es que ahora no tengo tiempo. Sí me gustaría cumplir mi deseo de adaptar para la radio La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, incluso de dirigirla; así como de hacer El nombre de la rosa, La lista de Schindler, El perfume. Si mañana se diera esa oportunidad, haría un hueco en lo que esté haciendo para concretar esos sueños.