Luis Mariano Carbonell Pullés, más conocido por su nombre artístico, Luis Carbonell, nació el 26 de julio de 1923 en Santiago de Cuba, una provincia oriental de Cuba reconocida por su rica tradición musical y poética. En esta ciudad, Luis estudió y se impregnó del espíritu caribeño, el ritmo del son, la guaracha y la trova, lo que le inspiró para crear sus "Estampas", auténticas crónicas del Caribe.
Siendo el séptimo hijo de Luis Carbonell y Amelia Pullés, sus seis hermanos mayores fueron mujeres. Su hermana Silvia, quien era maestra, fue quien lo animó a incursionar en la declamación. Gracias a su inigualable habilidad en este arte, Luis Carbonell se destacó como un destacado artista cubano, conocido como "El Acuarelista de la Poesía Antillana".
Durante un homenaje al cantante cubano en el Teatro Auditórium "Amadeo Roldán", el humorista, acróbata y artista de variedades argentino, Pepe Biondi, al ver actuar a Carbonell, le dijo: "Usted no recita. Usted dibuja los versos, los pinta. Usted es un 'acuarelista de la poesía'".
Además de su destreza en la declamación, Carbonell era un especialista en el montaje de voces y un repertorista con sólidos conocimientos para trabajar con solistas y agrupaciones vocales, donde se destacó como pianista acompañante. También incursionó en la poesía y la escritura musical. Gracias a su impresionante trayectoria artística, tanto dentro como fuera de Cuba, fue merecedor de importantes premios en el ámbito artístico, incluido el prestigioso Premio Nacional de Música en 2003.
A pesar de la oposición de su madre y una de sus hermanas, su amor por el verso y la expresión de palabras era muy fuerte, como él mismo expresó en una entrevista en 2005: "Mi madre se oponía rotundamente a que yo también fuera declamador. Para mí ella reservaba las carreras de Derecho o en su defecto Medicina. Quise complacerla, pero dentro de mí se imponía cada vez con más fuerza el deseo de recitar".
En Santiago, Carbonell estudió piano con Josefina Farré Segura y más tarde se convirtió en profesor del mismo. Desde temprana edad, participaba en fiestas familiares declamando, y a los quince años ganó un concurso de aficionados, lo que le permitió formar parte de la emisora radial CMKC. Allí se desempeñó como pianista acompañante, director artístico y cultivó el arte de la recitación, en la cual perduró y fue respetado como gran artista, al mismo tiempo que actuaba en los teatros Oriente y Cuba.
En 1943, en la iglesia de San Francisco en Santiago de Cuba, recitó el poema "A la Caridad del Cobre" de Manuel Sabater, durante una actuación del famoso tenor español Hipólito Lázaro. Gracias a esta presentación, comenzó a ser reconocido en la zona oriental de Cuba. Luego, al llegar a La Habana, estudió música con Eugenia Rodríguez, quien estaba adscrita al Conservatorio Orbón.
En busca de mejores oportunidades, a mediados de 1946, viajó a Nueva York, Estados Unidos, donde trabajó en una joyería. Sin embargo, su incontenible vocación artística lo llevó a presentarse como pianista acompañante o recitador en veladas familiares, en la Casa Galicia y en los clubes Internacionales y Tropicana. Incluso, en algunos programas, participaba en ambas modalidades junto a prestigiosas figuras del arte, como la declamadora Eusebia Cosme.
Al año siguiente, en Nueva York, coincidió con dos de los más afamados artistas cubanos: Esther Borja y el Maestro Ernesto Lecuona. En una fiesta íntima, impresionó a ambos por su buena dicción, entonación precisa, gesto adecuado y el estilo original con el que interpretó la poesía afroantillana. El Maestro Lecuona, adelantándose a muchos, lo calificó en aquellos momentos como "un genio de la poesía negra". En 1947, Luis Carbonell dio sus primeros pasos profesionales en tierras estadounidenses al ser entrevistado y actuar en un programa especial de la NBC que fue transmitido a todo el continente americano.
Igualmente, gracias a Lecuona, conoció a la artista puertorriqueña de mayor popularidad en aquellos momentos en Norteamérica, Diosa Costello, quien lo incluyó por una semana en su espectáculo en el Teatro Hispano. En respuesta a las demostraciones de admiración en aquellos días por la Colonia Latina de Nueva York, ofreció su recital "Poesía afroantillana" en el Carnegie Hall, donde declamó textos de los cubanos Nicolás Guillén, Emilio Ballagas, José Zacarías Tallet, Félix B. Caignet, Rafael Esténger, Vicente Gómez Kemp y Raúl Vianello, del puertorriqueño Luis Palés Matos, el venezolano Manuel Rodríguez Cárdenas y los españoles Federico García Lorca y Alfonso Camín. Un periodista del rotativo neoyorquino "América en Marcha" afirmó en aquella fecha:
“Llegar al Carnegie Hall cuando no media otro motivo de impulso que las magnificencias de un arte incomparable, significa un triunfo, y Luis Mariano Carbonell puede decir que se ha anotado un triunfo, que ha puesto una pica en Flandes, al llevar el verso antillano, en la voz varonil, hasta los espaciosos salones del Carnegie Hall. La meta de los triunfos artísticos”.
Avalado por ese éxito, regresó a Cuba en 1948. El 27 de enero de 1949 debutó en los espectáculos que dirigía el actor y productor argentino Adrián Cúneo en el cine-teatro Warner (actual Yara), donde obtuvo un triunfo extraordinario y comenzó a acompañar sus declamaciones con instrumentos musicales, cantantes y bailarines. Según el escritor Reynaldo González: "(...) Sus manos ofrecían una novedosa expresividad al recitar, pero también ganaban la resonancia del piano con una ligereza y un oficio insólitos; su acendrado paladeo de la música ayudaba a sus presentaciones. Traía en la voz algo de bongosero tradicional, decantado por un refinamiento criollo, la flexibilidad de lo vivido y asumido. Sonaba distinto. Era inimitable."
Sus éxitos en Cuba los reiteró el 25 de febrero de 1949 al estrenarse el programa radial "De fiesta con Bacardí", de la CMQ, espacio en el que se mantuvo casi siete años y consolidó su prestigio. En su primera actuación ante esos micrófonos surgió un calificativo que generalmente siempre lo identificara como "El Acuarelista de la Poesía Antillana". En "De fiesta con Bacardí" compartió el escenario con figuras y agrupaciones de fama mundial como Josèphine Baker, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Nini Marshall, Luis Sagi-Vela, la actriz y cantante española Paquita Rico, el conjunto folklórico Los Xey y el trío Los Panchos, entre otros. En 1949, se presentó en el Teatro América en un espectáculo de Ernesto Lecuona en el que también participaban Sara Escarpanter, Olga Guillot, Orlando de la Rosa y Carlos Barnet.
La figura de Carbonell también dejó su huella en nuestra televisión, siendo uno de los fundadores de espacios artísticos en este medio de difusión. En la década de los años cincuenta, se presentó en los principales programas, concebidos por él mismo, en los que declamaba y, gracias a su estrecho vínculo con la música, contaba con el acompañamiento de piano, guitarra, percusión, orquesta, bailarines y conjuntos vocales, creando un ambiente sonoro en muchas de sus obras que enriquecían sus actuaciones. Cuentan entre sus colaboradores al coreógrafo Alberto Alonso y los cuartetos de Facundo Rivero, Orlando de la Rosa y Aida Diestro. En esa época, también participó en la película cubana "¡Qué suerte tiene el cubano!" dirigida por Raúl Medina y Juan José Martínez Casado.
Gracias a su fama, recibió invitaciones de diversos países de habla hispana para llevar su arte. En 1952, viajó a Venezuela, donde el Departamento de Cultura Obrera, del Ministerio del Trabajo de ese país, lo invitó a actuar en el Teatro Municipal de Caracas y en Radio Continental. El gran escritor cubano Alejo Carpentier avaló su presentación al expresar: "El afroamericanismo alcanza, luego de la actividad precursora de la magnífica Eusebia Cosme, el plano de vastos empeños de Luis Carbonell, el famoso recitador cubano. Y hablo de vastos empeños porque con la noble ambición de su talento, nos ofrece algo nuevo, que puede prestarse a un desarrollo de alta jerarquía".
En 1953, viajó a México, donde fue contratado por la Emisora XEW para realizar varias presentaciones. Ese mismo año, se unió a la compañía de Ernesto Lecuona que se presentó en el teatro Álvarez Quintero de Madrid. Después, actuó en la revista musical "Delirio en el Cómico" en Barcelona, junto a Esther Borja y otros coterráneos. Su arte trascendió fronteras y llegó a Puerto Rico y otros países de América y Europa.
En 1972, se presentó de manera especial en la Casa de las Américas, donde ofreció un recital de dos horas de duración, llamado "Luis Carbonell en tres tiempos". Durante este periodo, llevó el arte cubano a numerosos rincones del mundo, presentándose en teatros, centros nocturnos, casas de cultura, museos, peñas artísticas e instituciones, acercando aún más sus declamaciones al pueblo cubano.
Luis Carbonell continuó su destacada carrera artística hasta su fallecimiento en la Ciudad de La Habana, el 24 de mayo de 2014, a los 90 años de edad. En 2017, recibió un homenaje póstumo por parte del pueblo santiaguero, cumpliendo su deseo de descansar definitivamente en la tierra que lo vio nacer. Sus restos fueron llevados en un emotivo recorrido hasta el cementerio Santa Ifigenia, donde descansan cerca de otras figuras destacadas de la cultura cubana.
En este 2023, en conmemoración de su centenario, se han dedicado diversos eventos culturales en su honor, junto a Natalia Herrera y Enrique Núñez Rodríguez, también celebrando sus cien años, como una permanente recordación y homenaje a estas destacadas figuras de la cultura cubana.
Entre los discos que ha grabado Luis Carbonell se encuentran:
- Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces (1955)
- Estampas de Luis Carbonell
- Sonata de San Joaquín
- Luis Carbonell en la poesía antillana
- Luis Carbonell. Poemas y palabras de Andrés Eloy Blanco
- Luis Carbonell dice cuentos cubanos
- Luis Carbonell. La Rumba y otros poemas
- Luis Carbonell, estampas de ayer y de hoy
- La mulata, ñáñigo al cielo y otros poemas
- El gran tesoro de la música cubana. Vol. IV (2004)
- Las Voces del Siglo. Luis Carbonell (2006)
- 45 D' lujo. Vol. IV (2010)
- 45 D' lujo. Vol. V (2010)
Reconocimientos:
- Distinción por la Cultura Nacional (Cuba)
- Artista Emérito de la UNEAC (Cuba)
- Micrófono por el Setenta Aniversario de la Radio Cubana (Cuba)
- Premio Internacional Casa del Caribe (Santiago de Cuba)
- Medalla Raúl Gómez García (Cuba)
- Orden Félix Varela (Cuba, 1996)
- Réplica del Machete de Máximo Gómez (Cuba, 1999)
- Premio Nacional de Humorismo (Cuba, 2003)
- Premio Nacional de Música (Cuba, 2003).