No le demos el derecho de morir…
Conmemoración del 122 del natalicio de un escritor, compositor y narrador con mucha cubanía en los medios.
El día 31 de marzo del presente año se conmemoran 122 años del nacimiento del precursor de la paradigmática y primigenia radionovela cubana, -madre de la telenovela- de América y del resto del Mundo “El derecho de nacer” de Félix B. Caignet. Quizás su genialidad radicó en la variedad de su talento artístico, pues cuenta con más de 200 comedias escritas y más de 300 composiciones musicales, además de otras creaciones en el arte.
Félix Benjamín Caignet Salomón fue un escritor y autor musical, nacido en la Villa de San Luis de La Enramada, hoy municipio San Luis, en la provincia de Santiago de Cuba, en el cercano Oriente cubano. Contribuyó con su genuina música, pintura, literatura, con sus obras de la narrativa popular y con la mayor parte de su prolifero legado alcanzó un gran relieve en puestas radiales, aportando la mayor parte de su identidad y cubanía a cada una de sus creaciones.
Segunda infancia y adolescencia
Como dijimos, dentro de una familia de origen franco-haitiano de mulatos acaudalados, “Caignet Salomón”, todos se asentaron en el Siglo XIX en la zona agrícola de Santa Rita de Burene, antes perteneciente al municipio de San Luis, actualmente al de Palma Soriano. A los siete años de edad se estableció con toda su familia en Santiago de Cuba. Aunque desde su adolescencia escribía versos sentimentales, todavía no imagina la fama que al pasar los años alcanzaría. Desde muy joven manifestó su personalidad eminentemente sensible, original y creadora. Nunca realizó estudios musicales. Hizo literatura y periodismo. Fue mecanógrafo, oficial de sala en el tribunal de Santiago, cantante, y hasta ventrílocuo… Creció en un ambiente familiar numeroso y cuenta en una de las tantas entrevistas que le hicieron, que su interés por la producción literaria estuvo marcada, por los cuentos que escuchaba desde niño a los repatriados haitianos que vivían en Santiago y contaban historias que oía con interés y que más tarde utilizó para escribir un programa dedicado a los niños en la emisora santiaguera CMDF. El programa se llamaba “Chilín y Bebita”. Ahí, hacía las voces y hasta efectos especiales.
Colaboró en la revista habanera Teatro Alegre, a la que reportaba el quehacer artístico de Santiago de Cuba. A partir de 1918, El Diario de Cuba, lo reseña como miembro de la Asociación de Reporteros y le asignan una sección titulada “Vida Teatral”, que asume utilizando su primer apellido.
En 1920 llegó a La Habana por primera vez gracias a la invitación que le envía el famoso tenor Enrico Caruso para que presenciara sus ocho funciones, la que acompañó con un giro por doscientos pesos para los posibles gastos. Detrás de este hecho hay una hermosa anécdota. Así la relata el actor Oscar Luis López: "En ocasión de estar el tenor italiano Enrico Caruso actuando en el Metropolitan Ópera House, Caignet le escribe y le envía una acuarela criolla pintada por él. Además le pide que le mande su autocaricatura, pues conoce que él es caricaturista. El célebre tenor se la envió... Cuando en 1920 Enrico Caruso viene a La Habana para actuar en el Teatro Nacional, Caignet le escribe nuevamente, diciéndole que lamenta no poderlo oír personalmente, pero que su situación económica no le permite ir desde Santiago de Cuba a La Habana...”
Escritor, músico, poeta. Artista!
Félix B. Caignet se trasladó para La Habana y aquí tuvo el privilegio de participar en tertulias literarias, continúa escribiendo además para las revistas El Fígaro y Bohemia y el periódico El Sol. En 1920 comienza a proyectar las narraciones infantiles que dieron lugar más tarde a la creación de “Chilín y Bebita”, que primeramente publicara en la prensa plana y después, son adaptadas de acuerdo a la dramática sonoridad de la década del treinta y que tiene su antecedente en el radioteatro. Con el tiempo el programa comienza a llamarse “Chilín, Bebita y el enanito Coliflor”, en alusión a un simpático personaje que dentro de la trama llega a destacarse mucho. Fueron deliciosos cuentos que siguieron el estilo de los viejos cuenteros, tan populares en el Santiago del Siglo XIX.
El escritor, compositor y músico llega a la Radio a través de la CMKC, de su ciudad natal a principios de los años treinta, cuando ya se perfilaba también como compositor musical prolífero. Su primer programa se denominó: 'Buenas Tardes Muchachitos”, que contenía cuentos de su autoría. Con ello introduce el ingrediente de la radiocomedia infantil de continuidad. Escribió y recitó por radio poemas de tema negroide, hasta salió a la luz el primer serial dramático y policíaco de América Latina, que dio inicio al espectáculo radial episódico, al poner al aire por vez primera en 1934, al personaje de Chan Li Po, titulado “La Serpiente Roja”, con la actuación protagónica del actor Aníbal de Mar. Surgió además, el narrador radial que en aquella ocasión fue ejecutado por Matías Vega Aguilera. Este autor, durante la dictadura de Machado, escribió una canción infantil “El ratoncito Miguel”, que una de sus estrofas decía: “…La cosa esta, que mete miedo y horripila de verdad…” y los esbirros del dictador le dicen que eso está dedicado a Machado y que debía ser suspendida.
Félix B Caignet vuelve a La Habana en 1936 y después de algunos obstáculos logra que Radiodifusión O´Shea someta a Chan Li Po a la radioaudiencia, con los actores Mercedes Díaz y Carlos Badías como pareja protagónica, Marcelo Agudo, como narrador y por supuesto Aníbal de Mar que interpretó a Chan Li Po. Se mantuvo siete meses en el aire hasta que Caignet partió hacia la Argentina a cumplir un contrato con la firma Ypana.
De regreso a Cuba, en 1938, puso en el aire nuevamente a Chan Li Po, esta vez por la COCO, patrocinado por la firma Sabatés S.A. y utilizó a Oscar Luis López en el papel de Chan Li Po. Precisamente ahí se inició Oscar Luis como actor. Este espectáculo se mantuvo hasta 1941. En ese propio año se transmitió por la RHC Cadena Azul “Aladino y la lámpara maravillosa”. El 5 de junio de 1944 comenzó en CMQ, “El precio de una vida”, novela que protagonizarían la actriz española María Valero y Carlos Badías. Entre sus obras más relevantes se adicionaron, en 1946, también por Cadena Azul, “El ladrón de Bagdad” con los actores Consuelito Vidal y Raúl Selis como protagonistas; y “Peor que las víboras” con Carmen Ignarra, Mercedes Díaz y Santiago García Ortega, como principales protagónicos, todas bajo la firma de Caignet.
Caignet escribió unas 200 comedias y sobre 300 obras musicales: sones, guarachas, boleros, guajiras, música infantil, decenas y decenas de composiciones de honda raigambre cubana surgieron de su fecunda inspiración. Tal vez las más conocidas son: “Frutas del Caney”, estrenada por Franz Antúnez y popularizada por el emblemático Trío Matamoros, “Te odio”, que recreó Rita Montaner, La Única el 18 de abril de 1928 en el Teatro Payret de la Habana; “Carabalí”, “Montañas de Oriente”, “Quiero besarte”, “Mentira”, “Te odio y te quiero” y “En silencio”.
Caignet sigue su trayectoria como autor y en la década del ´50 escribe “El derecho de nacer”, radionovela que tenía en su mente hacía mucho tiempo. La lleva a la RHC Cadena Azul y se la muestra a Jesús Alvariño, que en esos momentos fungía como jefe de programación de la emisora y él le dijo que el tema no le interesaba... Nos contó Renaldo Infante que en ese entonces se inauguró la CMQ, que era propiedad de los hermanos Mestre, también santiagueros. El autor le presenta el proyecto a Vaillant su jefe de programación y le dice a Caignet, que con esa obra, podía destronar a toda la programación de las 8 y 30 de la noche. Es primero de abril 1948 las ondas de la CMQ trasmitirían el suceso dramático radial más importante de la década, “El derecho de nacer”, estrenado un día después de su cumpleaños 56, con la bella actriz madrileña María Valero, los actores cubanos Minín Bujones y Carlos Badías, secundados por un elenco envidiable, donde sobresalen: Nenita Viera, Lupe Suárez, Xiomara Fernández, José Goula, Enrique Santisteban, Carlos Paulín, y el estilo de narración de Luis López Puente, presente también en todas las obras de Caignet y que más tarde se impondría también en el hacer radial de América Latina.
"El Derecho de Nacer"
Con esta radionovela homónima de Félix B. Caignet, él llegaría a lo más alto de la fama, su popularidad fue incomparable con esa primigenia novela en Cuba, América y el Mundo: “El Derecho de Nacer”, paradigma de las telenovelas en el archipiélago cubano, América y el resto del Mundo. La crítica quizás pudo menospreciar su lenguaje y argumento que puso al país y a sus oyentes a llorar, pero esta obra resultó de tal impacto popular, que por ella llegaron a suspenderse secciones del Congreso de la República Cubana y cambiar el horario de las iglesias. Alcanzó tal resonancia internacional que se multiplicó en filmes y versiones para la Radio y la Televisión, siendo escrita en la década de los años 40 del pasado Siglo XX y que aún perdura hasta nuestros días.
En ella existe un hecho no solo poco conocido, sino también poco divulgado. Caignet escribía diariamente los libretos que por las noches se radiaban a través de la emisora CMQ, propietaria del señor Goar Mestre y su hermano. Desde los primeros momentos, esta novela suscitó en Cuba y más tarde en el extranjero un enorme interés en toda la población. Se daba el caso que muchos cines y teatros, para que el público asistiera a las funciones, a la hora del comienzo de la novela, se interrumpía la producción teatral o cinematográfica mientras la novela se radiaba. Si no lo hacían de esta manera la asistencia de público mermaba. De esta forma la inmensa mayoría de los personajes de la novela se habían adentrado en el alma de todos los radioyentes.
Según la recién fallecida historiadora de Radio y televisión Mayra Cué: …‘El derecho de nacer’, es una historia de amor peculiar y un alegato a la vida con una postura firme y humana… Tuvo entre sus protagonistas a actores de la talla de Carlos Badia, Lupe Suarez y la actriz de origen español María Valero. Don Rafael del Junco estuvo interpretado por el actor José Goula. Un dato para los curiosos, en Brasil la dirigió el hoy famoso actor Lima Duarte”.
Entre los personajes existía el de Don Rafael del Junco, que había “pegado” sobremanera en la radioaudiencia. Al actor “Goula” que lo personificaba, al parecer el señor Mestre no le abonaba lo que él creía merecer y aprovechándose de esta circunstancia trató de lograr un aumento salarial, por lo que decidió ver a Goar y solicitárselo, él rápidamente le denegó su solicitud. El actor le hizo saber al propietario radial que desde ese momento dejaría de interpretar su personaje. Mestre llamó a Caignet y le hizo saber que se deshiciera inmediatamente del personaje. El escritor trató de convencerlo de lo que significaba para la novela, pero no logró hacerlo cambiar de idea. Este quedó sumamente disgustado con lo sucedido, pero con su gran inteligencia se le ocurrió en la trama del personaje de Don Rafael que un trauma le hiciera perder el habla y eliminarlo provisionalmente del aire, mientras, él trataría de convencer a Goar de acceder al aumento salarial solicitado.
Así lo hizo y Don Rafael desapareció del aire, aunque en ocasiones aparecían en la trama algunos sonidos naturales que se decía eran producidos por Don Rafael tratando de hablar… Fueron pasando los días y las semanas, pero en vez de perder popularidad el personaje, ésta aumentaba. Se daba el caso, que por una razón u otra que un radioyente que no podía escuchar la novela una noche cualquiera, lo primero que hacía al levantarse era preguntar “si ya había hablado Don Rafael del Junco”. Producto a todo aquello y mucho más, el señor Goar Mestre se vio en la imperiosa necesidad de otorgar el aumento solicitado por aquel actor y es entonces que el actor dijo el bocadillo que ansiaban todos los oyentes: -“Albertico es mi nieto”-. El pueblo entero expresó a una sola voz: Al fin hablo Don Rafael del Junco... finalmente habló Don Rafael!
En el capítulo 199 de “El derecho de nacer”, la protagonista española María Valero, para la que Caignet había creado el personaje de Isabel Cristina y que había alcanzado con este rol el gran estrellato. En la madrugada del 26 de noviembre de 1948, queriendo contemplar un cometa que se vería a su paso por La Habana, fue atropellada por un auto en donde falleció a causa de este trágico accidente de tránsito al cruzar la Avenida del Puerto y su muerte devino en conmocionado duelo popular. Esta tragedia despertó en los oyentes una repercusión tremenda, porque fue una actriz muy querida por todos los cubanos. La sustituyó la también destacada actriz Minín Bujones que protagonizó la novela hasta que culminó en el capítulo 314.
Otros momentos importantes de su hacer radial lo tuvimos el 23 de agosto de 1948, cuando se transmitió “Ángeles de la calle” con las actuaciones de Ramón Veloz, Coralia Fernández, Marta Falcón y Antonio Hernández. “Pobre Juventud” con Marina Rodríguez y Eduardo Egea, Carlos Paulín, Antonia Valdés, entre otros y se transmitió en 1957 por el Circuito CMQ. También estas frecuencias trasmitirían en 1958, la última novela de su extensa producción, “La Madre de todos”, con Carmelina Bandera, Yolanda Fabián, Ricardo Dantés y Eduardo Egea, en los roles principales.
Félix B. Caignet unió a sus grandes méritos el de ser un genuino innovador de la Radio. Con él surge para Cuba y América toda, el espectáculo radial de continuidad; el género detectivesco; el suspenso; el falso suspenso y el narrador, que antes no se concebía, y que constituye un factor vital de una estructura novelística. Con el narrador se abrieron nuevas fuentes a la locución en dimensiones de mayor rigor estético. A esto hay que añadir la redundancia y la reiteración, fundamentales en la difusión radial de los libretos de este escritor sagaz y legítimo hombre de la Radio cubana.
En 1958, se estreno la telenovela por la televisión y los personajes estuvieron interpretados por Salvador Levi, Minin Bujones y Lupe Suarez, entre otros. También la versión televisada fue un gran éxito. Los mexicanos hicieron una película y queremos subrayar el papel de Mamá Dolores, lo interpreto la declamadora cubana Eusebia Cosme.
Esta novela hizo famoso a Caignet quien además es al autor de varias canciones que se hicieron populares como: “Frutas del caney”, “Montañas de Oriente”, “Te odio y te quiero” y “En silencio”, que fue utilizada, como fondo en “El derecho de nacer”.
Félix B. Caignet, ya autor famoso, se enferma y va a operarse a los Estados Unidos de Norteamérica, donde le proponen quedarse, con todas las posibilidades económicas. Aunque ya él era un hombre rico, incluso había fundado en México una compañía llamada CUB-MEX. Declinó la invitación y exclamó: “No me voy de Cuba, porque el día que me levante y no vea las palmas, me muero”.
Fallecimiento
Félix Benjamín Caignet Salomón muere en Ciudad de La Habana, el 25 de mayo de 1976. A su memoria, y frente al féretro que desciende a su tierra amada en el Cementerio de Colón, se dejaron escuchar como en un susurro, las notas de “Te odio”, su canción más popular y seguidamente, “Sin lágrimas”, cantadas a cappella por el Dúo de las hermanas Martí. El destacado locutor y animador Germán Pinelli y el gran actor Raúl Selis despidieron sus honras fúnebres.
El 25 de diciembre de 1992, sus restos fueron trasladados a la Ciudad de Santiago de Cuba, atendiendo a su deseo de ”Descansar junto a mis padres, frente a las lomas de El Caney”.
El avión Yak-40, detuvo sus motores en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo en Santiago de Cuba, desde allí sus restos fueron acompañados por el pueblo hasta La Casa de la Ciudad, sede del Gobierno, donde se produjo una sentida manifestación popular que encabezaron trabajadores de la Radio de las cinco provincias orientales. En el lugar donde descansarían sus restos, el Coro Madrigalista interpretó dos de sus obras imperecederas: “Te odio” y “Frutas del Caney”.
Al referirse a su obra radial, Félix B. Caignet solía decir:
"Yo lo que hice fue aprovechar la emoción popular para sembrar algo de moral, algo de bien: en Chan Li Po, combatí la marihuana; en Ángeles de la calle protesté por la niñez desvalida y en El derecho de nacer, contra la discriminación racial. O sea escribí cosas que la Revolución después llevaría adelante."
Ya que nos dio “El derecho de nacer”, no le demos el derecho de morir…