Jaime Yoan Batista, hombre que se dice imperfecto, ha demostrado ser impecable. Las cualidades de liderazgo lo han situado en la cúspide creativa al buscar alternativas eficientes con VSD, revista televisiva  de la ciudad de Holguin.

Jaime Batista, conductor y director de televisión en Holguín, Cuba

Hacía mucho que quería entrevistarlo. Su intelecto convida a la persuasión. Es de carácter fresco, detallista, agradable, afable y sobre todo, un comunicador por excelencia, que deduce e infiere sin reparar en rigideces ni creencias.

El punto de encuentro resultó ser su casa, un lugar tranquilo donde la conversación fluiría sin contratiempos. Apenada por la hora de mi visita y el cansancio profesado en su mirada, le dije para amenizar la atmósfera que serían pocas preguntas y le mostré una cuartilla escrita a lapicero. Sonrió y me dijo: cuando quieras…

 ¿Es una tradición familiar su vocación por las comunicaciones?

No, solo fue la motivación de las personas que veía y escuchaba.

¿Por qué estudiar medios de comunicación audiovisual?

Desde niño, como a los doce años estuve vinculado a un Círculo de Interés de la radio y ahí comencé a conocer el mundo de los medios de comunicación. Desarrollábamos todas las disciplinas: Sonido, Redacción, Locución, Periodismo, Dirección; y esto fue calando, igual que la impronta que dejaron en mí todos los compañeros de la emisora, porque de hecho, esta fue mi primera escuela. Después estudié una carrera a fin que no fue Comunicación Audiovisual sino Español – Literatura e hice luego el cambio. En esta, ya me integré en el mundo que me gustaba, a través de la práctica docente y pre-profesional en Telecristal.

¿Pensó alguna vez en el Periodismo?

Sí, siempre pensé aprender Periodismo, pero no pude llegar hasta la carrera, porque estaba en los Camilitos, cuando vino la etapa del doce grado, para empezar a estudiar las profesiones, perdí todo el vínculo y entonces tuve que comenzar desde cero. Decidí coger una que me diera perfil, precisamente para ejercerla.

¿En qué se desempeñó antes de trabajar en la revista “Viernes, Sábado y Domingo” (VSD)?

Trabajé en muchísimos programas, me ocupé de A buen Tiempo, fui director de Radio Taíno Holguín y Jefe del Departamento de Publicidad y Propaganda en Radio Angulo. Ese no es solamente mi trabajo, soy el actual presidente de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS) en la provincia.

¿Cuáles son sus consideraciones acerca del trabajo actual de los medios cubanos?

Yo creo que están muy distantes de lo que les corresponde hacer dentro de una sociedad. Los nuestros, más que medios de comunicación se han ido convirtiendo en lo que en su momento se conceptualizó y ponderó en el país, medios de difusión. Hoy, están llamados a un vuelco total, a un cambio radical, partiendo claro, de lo que requiere el Estado y de la Cuba que queremos seguir construyendo. Pero no estamos haciendo lo que nos toca, vivimos muy distantes de la realidad. El país que quiere transformarse y desea cambiar, si no pondera el trabajo de los medios, le va a hacer muy difícil realizarlo. Creo que se debe también a la falta del dominio por parte de los dirigentes. Falta esa persona que tenga un sexto sentido, que pueda decir la última palabra. Aquí no se está trabajando con estrategias de comunicación, se está apagando fuego. Digo esto hoy y se dice mañana, pero a corto y mediano plazo no hay una proyección, lo que lacera nuestra imagen como profesionales.

¿Qué importancia le confiere para su trabajo actual los postgrados recibidos?

Aplico eso, utilizo todo lo estudiado, y quizá, si pudiera ser un poco petulante, diría que el logo de los productos comunicativos que he diseñado han sido de utilidad. Por ejemplo, que en cinco años VSD ya está posicionada como producto audiovisual, es un logro. Si hubiéramos estado haciendo las cosas, sin un sustento teórico, fuéramos uno más del montón, y yo creo que hoy, este producto no lo es.

¿Cuán difícil es ser el director general y presentador ?

Jaime batista en la revista  televisiva VSD, de TelecristalResulta muy difícil, y desde fuera la gente puede decir que es imposible, yo creo que no. Eso va en la persona. Hay quienes tienen una capacidad para el trabajo, otras no. Soy afortunado, cuando más funciones tengo, y más adrenalina libero, mejor me salen las cosas. Si un día, estoy sin hacer nada, porque terminé a las ocho de la mañana, ya en esa jornada estoy molesto. El estrés sostenido es el que me permite ser más productivo. Pero lo fundamental es el liderazgo natural, me paro en un auditorio y digo cuatro cosas y la gente me sigue. Yo logro arrastrar multitudes, no sé si es porque ven que trabajo y que cuando exijo una cosa es porque ya la probé y funciona. Tengo algo, podría ser empatía, que los locos, o más locos que yo me siguen. Este proyecto sale viernes, sábados y domingos pero es la semana entera trabajando, lo que nos da la posibilidad de ser más creativos al buscar opciones que mostramos en pantalla.

¿Qué valor le confiere a la potenciación de la televisión municipal como expresión comunitaria?

Creo que no existe televisión comunitaria, nosotros solo tenemos la municipal. Desde el punto de vista estructural de la sociedad cubana, no creo que estemos en condiciones para tener medios alternativos como son estas televisoras. Pudiéramos hablar en Cuba de una gran concesión de la comunicación que es el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Tendría que haber otro sistema independiente que fuera la contraparte de ese oficial. A nadie le gusta que lo critiquen, y la televisión está para desenmascarar, decir las cosas de una colectividad, tanto lo bueno como lo malo. Todavía no estamos preparados para construir un discurso mediático, solo hemos dado los primeros pasos, el propio Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) ahora lo ha demostrado. Puede ser una televisión municipal al servicio de la comunidad, pero no es lo mismo. Esta transmisión es gestionada por los propios hombres. Nosotros, no es que no lo hagamos, pero falta la intención y el acento que deben tener ese tipo de cosas. Siempre hay un mediador, y al haberlo, empieza a poner su punto de vista. Cuando se viene a ver ya no es la realidad como tal, o sea es un reflejo que está asumido por una tercera persona.

¿Qué es lo más importante en su vida?

Mi familia y mi trabajo, siempre han estado ahí, en el mismo nivel. Yo he logrado llevar las dos cosas, pero mi trabajo es mi segunda casa, aunque a veces es la primera. Aun estando lejos, sigo conectado con mi labor, creo que en eso va el alma de periodista frustrado.

¿Qué significa para Jaime el ser padre de dos jóvenes y tener que llevar las riendas en el hogar?

Un gran reto que no he aprendido todavía, creo que nunca se hace. Mientras más grande son los hijos, los problemas son mayores, y en estos tiempos tan complejos se hace más difícil. A veces las dificultades no dependen de uno, sino de lo que nos rodea. Entonces ahí va entrando ese nivel de inconformidad, que buscar el equilibrio, para nosotros los padres, resulta un poco complejo. Vengo de una formación distinta, con un sentido de la responsabilidad totalmente diferente. Hoy por hoy, esta generación se nos ha ido un poco de las manos por más que queramos. Además, nuestro trabajo implica pasar mucho tiempo fuera, aunque no dejes de atender lo tuyo, en nuestra profesión no se para.

¿En qué emplea sus ratos libres?

Ratos libres casi no tengo, pero aprecio estar con mis amigos. Compartimos películas, música, literatura, una cerveza de cuando en cuando, que no viene mal.

¿Cómo se autodefine?

Imperfecto, porque siempre quedo inconforme. Nunca estoy satisfecho, incluso cuando alguien me elogia algo, pienso que están siendo hipócritas. Me tienen que dar otros argumentos, porque no me satisface el “qué bonito quedó”. Si nuestros puntos de vistas coinciden, en cuanto al resultado obtenido, quizá pueda dormir un poco más tranquilo.

Jaime Yoan alude a una televisión más crítica y menos triunfalista; ecuánime y sin secretos, capaz de reflejar la realidad de los cubanos. Busca como tesoro perdido a alguien que trabaje con estrategias comunicativas, sin percatarse que lo buscado y él son la misma persona. No desea quedarse estático. Aboga por transformaciones, sin estar alejado de lo que nuestra sociedad necesita. A este periodista frustrado, como él mismo se denomina, no le preocupan los títulos ni detalles burocráticos; le sobra conocimiento y profesionalidad. La calidad en su labor, fuera de plazos y planes, lo demuestra a diario.

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