Acercamiento a una de las figuras destacadas de la TV cubana

La televisión cubana cumple sus 65 años y como les prometí, hoy comparto con ustedes algunos momentos de la trayectoria profesional de los hombres y mujeres que, durante una significativa parte de sus vidas, hicieron de ella el centro de sus vidas.

El Canal 4 (CMUR Unión Radio TV) -la primera televisora cubana que emitió   programación regular- se inauguró oficialmente en La Habana, el 24 de octubre de 1950; sucedida cronológicamente -desde el 18 de diciembre de 1950- por el Canal 6 (CMQ TV).

 La etapa operacional de ambas televisoras la financian sus dos radioemisoras matrices: Unión Radio y CMQ Radio, dirigidas respectivamente por Gaspar Pumarejo Such y Goar Mestre Espinosa; dos de los más importantes gestores de la radiodifusión comercial cubana.

La cultura colectiva televisiva asimiló de la radiofonía rutinas productivas como los   controles remotos informativos-noticiosos o deportivos, las transmisiones trans-fronteras de eventos diverso; las propuestas educativas y la escenificación de complejos relatos de ficción – teatros, aventuras, series y novelas- propagados por todo el sistema nacional y por gran parte de América Latina.

Para entonces, los artífices de la actuación, la música, la dramaturgia, la información y la comunicación simultaneaban múltiples rutinas profesionales y se formaban generalmente en su relación con las grandes figuras o en escasas instituciones u organizaciones  especializadas pero fue la práctica cotidiana de alternar disímiles roles simbólicos en la radio, el cine, el teatro, la publicidad y el espectáculo; su escuela principal.

A los artistas y especialistas afines se sumaron los periodistas. Entre octubre de 1943 y junio de 1947 se formó la primera promoción de la Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling”.

Juan Emilio Friguls fue uno de los primeros egresados debutantes que arribó a Unión Radio, cuando en la radiodifusión predominaba el empirismo intuitivo de generaciones de comunicadores con talento innato. Luego, en un haz, todos juntos forjaron el periodismo activo y diverso que ha distinguido desde entonces a la radio y a la televisión cubanas. 

Esta planta -fundada por Gaspar Pumarejo en 1947-  velozmente compartió el liderazgo con cadenas nacionales establecidas. Entre los aportes fundamentales de Unión Radio destacan sus contenidos dramatizados y musicales, la información, su red nacional, las corresponsalías en América y en Europa, y finalmente, su contribución a Unión Radio TV, Canal 4. 

La televisión compartió con la radiofonía gran parte de un capital humano que en su mayoría ya poseía una madurez profesional y podía aportar su talento, capacidad, habilidad, experiencias, saberes  y notoriedad pública en diversas actividades creativas, interpretativas, de asesoría o técnicas.

Así, actores-actrices, compositores-cantantes alternaron sus disciplinas básicas con la conducción o animación de programas habituales o espectáculos -dentro y fuera de los estudios- o hacían modelaje y locución comercial para marcas y firmas cubanas- norteamericanas.

Guionistas de diversos géneros –incluida la ficción– creaban o adaptaban relatos y situaciones originales o provenientes de otras fuentes y, a la par, produjeron y dirigieron diversos proyectos radiales y televisivos, obras teatrales, espectáculos, o actuaban. No faltaron incluso quienes también fueran programadores, publicistas, técnicos o especialistas.

En la televisión -sobre la marcha- aprendieron sus nuevos lenguajes, ambientes, rutinas productivas, intensidad laboral y sus tecnologías rudimentarias. Súbitamente, se descubrieron trabajando todas las mañanas en un altísimo volumen de programas radiales y en las tardes-noches; en numerosos proyectos televisivos. Esta intensidad productiva catapultó sus aptitudes, habilidades y calidades, en tanto fortaleció a las disciplinas y especialidades artísticas y a los técnicos, ingenieros u otros especialistas de la tecnología, la información y la comunicación.

La televisión generó un fuerte movimiento de enseñanza-aprendizaje dentro y fuera del país. Muchos cubanos viajaron a Estados Unidos para aprender sus rudimentos, pero la mayoría aprendió a hacer televisión haciéndola en La Habana. Poco tiempo después, los latinoamericanos vinieron a aprenderla en Cuba.  

Rita Amalia Cardona Facciolo (La Habana, 26 de agosto de 1920 – años 2000) ya era bachiller en 1940, década cuando actúa en algunos dramatizados de RHC, Cadena Azul. 

Al divorciarse en 1950, trabaja desde su casa monitoreando programas para la Comisión de ética radial. Desde junio de ese año –cuando Unión Radio establece su propio  chequeo de sus programas– se vincula a esta emisora. Muy pronto, allí se convierte en   asesora radial.

Durante la atropellada fundación del Canal 4 estuvo en el grupo que recepcionó los equipos en el aeropuerto y se especializó en el chequeo de las cintas fílmicas de archivo. mientras otro revisaba las placas de acetato. 

Cuando Pumarejo decidió extender la señal televisiva a otras ciudades cubanas, Rita asume como productora general del proyecto TV a toda Cuba, orientado a la promoción de la televisión en todo el país y a recaudar los fondos necesarios para establecer la cadena de microondas en las provincias.   

En 1952 hay registros de su actuación en otros dramatizados. En julio participa en Radio Continental, en el espacio El condenado, de Felipe Solís, junto a Nobel Vega, Gustavo y Jorge Michel, Alejandro Figueroa,  Rodolfo Morase y Enrique Almirante.

 En diciembre forma parte del elento de Teatro del domingo, que trasnmitía el Canal 4. Entonces interviene en la obra “Padres de Stromberg”, en versión de José de San Antón, que comparte con este actor y Raquel Revuelta, bajo la dirección de Eduardo Casado. 

Entre enero de 1954 y 1955, dirige en el Canal 2 (Telemundo) el programa Éxtasis, con escenificaciones de versos y la producción de José Simón.

Rita Cardona, por añadidura, fue también fundadora del Canal 2 -inaugurado el 18 de febrero de 1953- y de su revista informativa El Mundo en televisión, donde en su función de productora comparte, entre otros, con el periodista Carlos Lechuga y con las locutoras Nela del Rosario y Eva Rodríguez. 

Cuando descubre que los pequeños anunciantes independientes, no afiliados a las agencias publicitarias, estaban incapacitados para filmar sus propios spots comerciales,  decide hacerlos en vivo, insertando directamente al aire a locutores, cantantes, músicos, etcétera.

En Escuela de televisión -la productora audiovisual de Gaspar Pumarejo que realizaba la mayor parte de la programación de Telemundo- también fue productora comercial y, poco después, Jefa de programación de la televisora.

El triunfo de la Revolución significó un punto de giro radical en su vida. La reapertura de la Universidad de La Habana -clausurada durante la dictadura de Fulgencio Batista- y la enseñanza gratuita que se instaura desde entonces, le permiten, pese a haber dejado atrás sus años mozos, hacer realidad su sueño de realizar una carrera.

Desde el propio 1959, estudia allí Matemáticas y el resultado fue tan provechoso que devino profesora de esa institución docente, hasta su jubilación en 1984.

¡Cuántos de sus alumnos ignoraron durante generaciones que detrás de la lógica racional que impartía esta catedrática, estaba una importante fundadora de la televisión cubana y una artista!  

Esta es solo una ínfima porción de la historia de nuestra televisión que se encuentra dispersa. 

 

 

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