Miradas al surgimiento y los aportes cubanos al género

El auge de la radiodifusión comercial cubana se sustentó en intensas estrategias comunicativas que estimulaban la decisión de compra de productos o servicios a partir de su novedad tecnológica, la programación y la contratación de elenco internacional.

 Pese a la prioridad concedida al entretenimiento, nuestra radio y televisión mercantiles fueron atípicas y trascendieron su propio modelo. Sobran los ejemplos de proyectos educativos y culturales que alternaron junto a depuradas expresiones de la cultura elitista; lo más esencial de la cultura  popular o el reflejo de disímiles problemáticas y conflictos de nuestra realidad social concreta. 

 

 Nuestros productores conocían que la inserción de personajes, roles, conflictos y situaciones populares en la ficción – práctica proveniente del remoto folletín impreso francés- establecía estrechos nexos entre la realidad y la subjetividad de los receptores masivos de las narraciones de ficción.

 Por ello, el pueblo se reconocía e identificaba en los relatos, situaciones y personajes que generaban múltiples expectativas sociales, sentimientos afectivos, ideales o aspiraciones.   

En Cuba, desde las primeras aventuras episódicas radiales de los años treinta pasados, aparecieron las injusticias sociales cometidas en los campos. Ahí surge el guajiro cubano justiciero - líder de rebeliones- de los episodios de Pepe Cortes -y más tarde  Guillermo Moncada- personajes criollos que desplazan al héroe romántico europeo. 

Las primeras radionovelas sentimentales originales difundidas en la década del 40, prosiguen este camino. Entre los primeros originales radiofónicos de tendencia sentimental cubanos destacan:

- Por la ciudad rueda un grito, de Reynaldo López del Rincón, donde se estrena la temática de los barrios insalubres y los indigentes cubanos.

- Ave sin nido, de Leandro Blanco, donde se describe el infortunio de Anita de Montemar, mujer casada  víctima de un matrimonio infeliz  por los prejuicios de género de Cuba,  a principios del siglo XX.

La novela en televisión, espacio difundido por CMQ TV (Canal 6) desde octubre de 1952, durante un semestre; estrenó cinco relatos escritos expresamente para el video por Mario Barral López1- poeta, dramaturgo, publicista, locutor, guionista, productor y director radial-televisivo- cinematográfico- quien también dirigió su  puesta en escena. 

Las cinco obras de La novela en televisión, fueron escritas y dirigidas por este artista con una frecuencia máxima de lunes a sábado.

La primera, Senderos de amor, narró las villanías de una solterona reprimida y enamorada y contrapuso la moralidad del campo con la modernidad citadina.

Las  cuatro restantes se prodigaron en enunciados filosóficos, religiosos  y sociológicos sobre el honor de la mujer soltera, el divorcio, los juegos de azar, la belleza de las costumbres y locaciones habaneras-españolas y el valor del arte.

En muchas de ellas se insertaron referencias publicitarias de nombres de espectáculos, artistas, sitios, comercios –el propio teatro Radiocentro de CMQ– de la empresa que  emite este espacio de telenovelas; otras instituciones capitalinas y hasta personajes populares famosos.  

Mario Barral, quien ya tenía un amplio currículo en la radio y el teatro cubanos, pasa a la historia de la radiodifusión en América como el creador en La Habana, del formato episódico de la novela televisiva de frecuencia máxima durante toda la semana –la primera del video regional– que ayudara a consolidar las audiencias de la televisión.

Por coincidencia histórica; también inaugura a inicios de los años 60 del siglo pasado, en Estados Unidos; la primera telenovela en habla hispana realizada y difundida en Norteamérica: Santa Bárbara, la que también escribe y dirige.  

Entre 1952-1960, Cuba gesta y forja un modelo dramatúrgico de telenovela latino inspirado en nuestra radionovela que se sustenta en la historia de amor y en las esencias del romanticismo, el melodrama y el folletín europeos; alejándose de su predecesora, la soap opera anglosajona.

Por sus identidades y sensibilidades culturales comunes, se esparció de inmediato por América  Latina y finalmente se posicionó en el propio Estados Unidos, donde compite desde entonces, de tú a tú, con la soap opera anglosajona y se afianza en otros continentes de culturas ajenas a nuestras raíces históricas, donde ya  genera la producción autóctona.  

En menos de un decenio de televisión comercial, en el competitivo sistema audiovisual  habanero, la mayoría de sus televisoras experimentaron sucesivamente la diversificación de las fuentes de estos relatos.

A los originales televisivos se sumaron argumentos exitosos provenientes del teatro, la literatura, la poesía, el cine y la radionovela nacionales donde la historia de amor central se desarrollaba en ambientes geográficos, sociales e históricos variados y aparecían múltiples problemáticas sociales.

En el resto del decenio se combinaran el trazo dramático de Dora Alonso, que desnuda la tragedia de nuestros campos, Mercedes Antón que, en Historia de tres hermanas, despliega los conflictos familiares alrededor de la Gran guerra de independencia del siglo pasado, mientras Roberto Garriga aborda una clara inclinación pro-social en obras como Mi apellido es Valdés –con la desgarrante situación de los niños abandonados en la Casa de beneficencia.

La llamada vertiente epocal refleja la realidad pasada, generalmente en adaptaciones de radionovelas cubanas o de novelas literarias universales o clásicas nacionales. La excepción aparece en los ambientes exóticos de Asia o la India, creados o adaptados por la mexicana Caridad Bravo Adams y por Delia Fiallo, la autora de Soraya, una flor en la tormenta

Pese a sus objetivos de entretenimiento, las telenovelas episódicas o formatos unitarios de ficción gestados en nuestra radiodifusión comercial no fueron como afirman muchos, solo novela rosa; por elcontrario, era habitual hallar la referencialidad a conflictos humanos reales, problemáticas sociales, sitios o personajes concretos.

En La Habana de esos años 50, nuestras telenovelas ensayaron todas las vertientes y ambientes, frecuencias de transmisión, horarios o cantidad de capítulos que luego propagarían las prácticas del género generalizadas en América Latina.

Referencia

1 Provenía de una familia vinculada a la cultura, su hermano Francisco, al teatro y a la radio como Germinal –el famoso Don Galaor del espectáculo y el periodismo impreso. Mario, uno de los menores, devino personalidad de la cultura y el ámbito electrónico en  Cuba y Estados Unidos.

 

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